30/12/10

Pasa la página

Hagamos corte, pasemos la página del año para comprometernos a que en 2011 vamos a vivir más intensamente; amar sin redes de seguridad ni expectativas; pelear en las trincheras adecuadas para que este mundo extraño no termine de desmoronarse; exigirnos más a nosotros mismos aun a fuerza de incomodarnos; incomodar a los otros si es para recordarles que vivir en sociedad es luchar por lo común; buscar hasta la última brecha de este sistema perverso para hacerlo cambiar o morir; recordar a los caídos, a los que han dado su vida por nosotros a pesar del olvido que ya son; soñar, aunque nos acusen de soñadores, con un mundo más hermoso, más justo, más equitativo y más humano.

Que así sea. Que 2011 no sea el final de nada, pero sí el principio de la siembra colectiva para el cambio total, el año en que la sociedad civil fue consciente de su poder, en el que el poder fue consciente de su pequeñez; que 2011 sea tu ao, mi año, pero también el año de los excluidos, de las periferias, de los sures y de los tristes nortes, del inundado este y del amontonado oeste. Hagamos milagros, construyamos microutopías, no nos olvidemos que cada uno tiene una obligación moral con el tiempo que le ha tocado vivir y que ese tiempo es tan insignificante que desperdiciarlo sería delito. Hagamos de 2011 el principio del fin de la impunidad de nuestra irresponsabilidad.

Mientras, agotemos estas últimas horas, malgastémoslas en abrazos, en besos finitos y en arrumacos imprevistos, digamos lo que se nos pase por la cabeza y dejemos a un lado la cabeza para que el cuerpo sea una fiesta. Abrazos a todas y todos, deseos sin límites.

Fechas comparadas

Hace un año los días eran más largos /el olor de tu pelo no rellenaba los ángulos muertos de mi casa/. Hace un año intuía tiempos amables /no sabía que se avecinaban días de sonrisas incontenibles ni noches repletas de algodón/. Hace un año conjuraba la tristeza con un par de lecturas esperando tu paso firme y temiendo un arrepentimiento sin lágrimas /y saltaste al abismo como quien sabe que, como los dioses, goza de la inmortalidad del alma/. Hace un año un año más sólo era una utopía /ahora pareciera cada año nuevo un regalo con lazo que pudiera desempacar cada maána/.
Hace un año sabía que te amaba. Hoy, sé que es esa la única manera de negociar con el tiempo y sus aconteceres.

29/12/10

Las preguntas de la decepción

No. Hoy las palabras se despeñarán sin mucho sentido. Algunas renunciarán a ser pronunciadas. Otras, apenas, podrán emitir gemidos de dolor ante la constatación del fracaso. ¿Qué será de nosotros si las personas buenas no lo son? ¿Cómo procesar la verdad cu
ando es tan vulgar, tan prosaica, tan humana? ¿Será que ninguno es, en realidad, bueno? ¿Será que la bondad es una quimera entre estos seres de instintos primarios? ¿Será que sí es la sotana la que mancha el alma? ¿Será que, simplemente, la verdad de Houtart es la verdad de esta Humanidad? ¿Cómo habrá vivido este hombre 44 años con la herida hirviente de la ignominia? ¿Qué pensarán ahora todos los que lo han escuchado, los que han creído, con él, en que otro mundo es posible? ¿Se puede comenzar a restañar esta sociedad cuando el lastre es tan pesado?
Hoy, más que nunca, me quedo sin respuestas.

24/12/10

Noche con nostalgia y cobija

La cobija es insuficiente. Me muevo, doy una vuelta más en este viaje sin ojos. Busco tu sombra y tu temperatura. No estás. Y ya me cuesta, ya, conciliar la vida sin tus párpados para protegerme de la luz y sin tus manos para asirme del viento. Lo intento de nuevo: moldeo tu cuerpo con la cobija para engañar-me pero son demasiado fuertes los humores que dejaste repartidos por mis sentidos como para sustituirlos por sucedáneos, imaginerías estúpidas de la noche.
Es estar en ti lo que da sentido al paso enérgico de la mañana y al rumiar quebrantado del anochecer. Es estar contigo lo que me permite renunciar a algunos de los sinsabores que podrían atajar el camino a la muerte; es tu forma de quererme con la que me quiero; es tu manera de estar la que me permite ser más, no sé si mejor.
La cobija solo sirve cuando eres tú la que la arrastras sobre mis nalgas, cuando entre ella y mi piel está tu mano, tu olfato, quizá la suave requisa de tu lengua. Cuando vuelva a camuflarme en tu piel, no harán falta zafradas para superar el invierno. Solo, tal vez, una delgada sábana de rumores sobre la que derramar el dulce jugo de nuestra historia.

Lamentos

En esta tienda puedes comprar el Totally Sexy Mug o puedes "regalar agua potable a un niño del Tercer Mundo". Aquella otra vende perfume de 120 euros el tarrito pero anuncia en una pantalla de plasma que colabora con 6.000 damnificados de Haití. Un poco más adelante una mujer rumana, parte del ejército organizado del lamento, canta un triste Feliz Navidad mientras aburrida balancea el tarro vacío de la generosidad. Camino en el asfalto perfecto que oculta las brechas, que maquilla las arrugas de este mundo que ha fracasado en el intento de reinventarse tras las guerras fraticidas de mitad del siglo pasado y que no ha sabido inaugurar aún el nuevo.
El tañir susurrante de los lamentos agota cuando lo que se ve es calidad de vida (que no siempre una vida de calidad). La queja inmovilizadora se instala cuando sobra el tiempo y la salud. Mientras, compramos concencia, tiempo, plazos o almas. También, por qué negarlo, compramos energía condensada en un gramo, los inconfesables giros del sexo en la red o enredados en oscuros garitos, la diversión empacada en ruido, el afecto con forma de regalo navideño, el desenfreno embotellado con el hielo derretido del tedio...
Y, sin embargo, bajo los pliegues engañosos de la perfección, un pequeño batallón de inconformes se dedican a roer y medrar. Unos, organizados para no consumir; otros, cultivando las lechugas de la revuelta; algunos mandando tiernas felicitaciones de Navidad a unas embajadas insulsas en Roma; los más, leyendo esta vida para aprender a re-construirla. No hay descanso para los designados, para los que saben que en su actitud y en sus agallas reposa la esperanza.

22/12/10

La irresponsabilidad individual

Me dicen que la culpa es de cada uno. Ahora, ya se sabe, somos responsables de casi todo: de la crisis financiera, del cambio climático, de la contaminación ambiental y de los atascos de tráfico. Nunca se culpa a cada ciudadano, eso no, de la pobreza, de la exclusión de la mayoría de los habitantes del planeta o de las guerras que financian, en parte, los sistemas de seguridad social del primer mundo. Y es verdad, somos culpables, pero por inacción.
Encostrados en las minucias cotidianas, la mayoría pulula de cena en cena, de compra en compra, dejando 5 minutos a la semana para la mala conciencia olvidadiza y otros cinco para el sexo rápido y mecánico.
Somos irresponsables individualmente porque no trabajamos en lo colectivo. No somos sin los otros y ese detalle fundamental que nos hace humanos es el mayor olvido y, por tanto, el mayor crimen contra la propia Humanidad. La inacción individual no supone ni siquiera la parálisis de las alas de las mariposas que deberían andar provocando sunamis en Bangladesh desde una tranquila huerta mediterránea. Lo que sí provoca terremotos sociales y sufrimientos incalculables es la inacción social, en comunidad. Si renunciamos a organizarnos y a construir lo colectivo, estaremos renunciando a la supervivencia individual.
Hoy, cuando el goteo incesante del cielo presagia resbalones cósmicos en estos malecones del primer mundo, hay millones de almas peleando en conjunto por los demás. Esa es la única luz al final del tunel, aunque los beneficiados del principio de siglo sigan con los ojos cerrados tratando de que pase el chaparrón antes de que el tren social vuelva a la intemperie.
La soledad de la responsabilidad individual (recicla, consume con responsabilidad, cuida SOLO de los tuyos...) es la irresponsabilidad de cada ciudadano.

20/12/10

Perritos calientes

Los perritos andan calientes. Sus dueñas compran abrigos de cachemir y ellos mueven la colita contentos de haber recalado en un hogar vacío de alma y lleno de cosas. Gustan, por ejemplo, de la camita acolchada con marca al frente y mullido cojín que huele a pachulí y no a orín. Pasean con destreza entre los bolsos de la señora o por los delicados meandros de cristal veneciano. Los perritos calientes de la desocupación gustan de embadurnarse con mostaza de Dijon y luego dejar que su dueña los relama entre la barriga satisfecha y el sexo lánguido por ausencia de perra.
Qué magnífico banquete sería resbalar por las chimeneas de esas casas ajenas a la realidad y hacer un festín de perritos calientes, una orgía de comida barata en esos cenáculos de diamantes y metales bañados en sangre.
"En tiempos de crisis lo que sigue vendiendo es el lujo", explica alguien ducho en la materia. "En tiempos de lujo, una buena crisis para asustar a los acomodados", responde uno de los arrancados.

19/12/10

A deslegitimizar...

Aviso para navegantes de Françoise Houtart durante una conversa en Murcia. No cuenta nada nuevo para los excluidos del festín, pero sí para los aparentemente ingenuos beneficiados de la explotación: el problema no es esta crisis financiera, sino el sistema capitalista. No hay nada que hacer con estas reglas del juego y hay que construir nuevos paradigmas con os que determinemos nuestra relación con la naturaleza, nuestra forma de organizarnos con los otros, las formas de la economía para que nos sirva sólo para producir lo que precisamos para vivir y, por último, un paradigma sobre la interculturalidad que acabe con el occidentalismo que fuerza las reglas del juego capitalista.
A algunos les pareció demasiado amplio el planteamiento y preguntaron... ¿por dónde empezar? Houtart lo dejó muy claro: nuestra "primera obligación en este momento es deslegitimizar el sistema capitalista en cada oportunidad que tengamos". Y los que llevamos tiempo en ello nos alegramos de que un hombre de la credibilidad en sectores amplios como este peculiar sacerdote y sociólogo belga eche gasolina a este incendio aún sin llamas.
Si alguien no sabía quéhacer para cambiar las cosas, ahora ya debería tenerlo claro. El primer paso es desenmascarar a la bestia. El único problema es que al hacerlo incomodaremos a otros y nuestra vida se volverá un poco más incómoda [al menos para los los que formamos parte del porcentaje de los privilegiados].

13/12/10

Adiós al atrevimiento

Recuerdo la primera vez que escuché la percusión de First We take Manhattan en la versión de Enrique Morente. La piel se me erizó y sigue así. García Lorca, Leonard Cohen, Lagartija Nicks y Morente. Québestoa, qué manera de emocionar y de revolucioanr todo.
Omega, ese disco críptico, duro, inapelable, exigente, me metió en el universo de Morente. De ahí me hizo re-conocer a Miguel Hernández, a Antonio Vega, el flamenco de siempre, el flamenco atrevido, el flamenco y la palabra, sin límites. Atrevido cantaor de nuestro tiempo, osado flamenquero de camisa con cuellos anchos y peinado de tormenta, herencia de moros granainos.
Cada vez que se muere un poeta, un cantante del alma, alguien capaz de hacernos llorar o estremecernos sólo con su voz o con su palabra, el planeta está de luto. Morente entró a reparación y salió frío, olvidado de sí, sin ser ya él ni su recuerdo. El único consuelo para algunos muertos es la memoria tallada en su obra. Qué raro es el día de morir, que inesperado ese segundo sin aliento.

11/12/10

La otra historia

Miro con ojos críticos en exceso el mundo del que provengo. Lo juzgo como una juzga a la gente que quiere con cierta injusticia fruto de la exigencia.

***

Hoy escucho la historia de Consuelo, esa mujer ya mayor que conozco poco, de un pueblo de por acá, ligada a mi por lazos familiares. Y me entero que un inmigrante subsahariano que la veía todas las tardes cosiendo a la puerta de su casa le pidió ayuda. Que le guardara el mal salario que ganaba y las latas de comida que compraba; que vivía en una nave con cientos de inmigrantes como él, explotados y brutalizados.
Consuelo lo hizo, con generosidad, y construyeron una relación de amistad. El inmigrante salió de Murcia camino a otra región en busca de trabajo y allá otra mujer española más joven se enamoró de él.
El amigo de Consuelo nunca ha dejado de escribirle y de llamarla.

***

Somos gente y aunque el "desarrollo" aletarga, el ser gente nos sigue salvando. Quizá a eso nos deberíamos dedicar: a rescatar "la gente" que llevamos dentro, a fomentar aquella magnífica costumbre de recibir al Otro, de saludar, de compartir, de charlar.

Extraño de mañana

Es extraño dar la vuelta al tiempo, regresar a donde parece que estuvimos, raspar el concolón de la historia personal para descubrirse instalado en anécdotas que no se recuerdan, en momentos que a otros marcaron mientras a uno solo le produjeron un rasguño leve en la corteza de la memoria. Es extraño haber estado más tiempo fuera que dentro y seguir sintiendo alguna conexión con este aquí, este lugar por el que soy y en el que no estoy.
Vidas paralelas, a veces centrífugas, polígonos conformando una teselación e ignorándose al tiempo. Aún asi, es extraño que esta mañana sienta que la noche fue ficción o viaje temporal al pasado que no fui o que fui hasta intensidades que ignoro. Si somos lo que fuimos, soy lo que fui y todo este olvido acumulado en forma de icoságono, aristas por las que me despeño, ángulos imposibles por los que escalo para verme desde arriba. ¿No es extraño sentirse tan extraño en la propia piel?

10/12/10

La crisis económica

En el autodenominado primer mundo la crisis ya ha cambiado algunas cosas:

1. Tras las barras de los bares los españoles buscan otra vez el empleo y, con ellos, regresa la mala leche y el café cortado.

2. En las calles de mi ciudad hay muchas esquinas. Como en todas las ciudades. Y en cada esquina un inmigrante. Arrodillado, sentado sobre un escalón, en el andén frío del frío invierno. "Acepto Trabajo" escribe uno, "acepto comida", reza en otro cartel. Silencio, me dice con los ojos una joven subsahariana que ha elegido un larguero en lugar de un corner.

3. Las encuestan revelan que la gente es menos estúpida de lo que aparenta. Quien manda en este país son los bancos, dice la mayoría. Sin embargo, en las conversaciones de corrillo el culpable es el presidente, un dirigente de la supuesta izquierda que le está haciendo el trabajo a la derecha justoa ntes de entregarle el gobierno.

4. El cura del pueblo ha gastado 100.000 euros en un nuevo retablo. No sea que a falta de pan los pobres se queden sin circo.

29/11/10

El primer paso

Wikileaks está dando una buena disculpa al imperio para controlar de una vez por todas la red. Si como Assange afirma la próxima "víctima" de las filtraciones es un gran banco estadounidense será el principio del fin. Uno puede tocar al Departamento de Estado (que no es el corazón de la perversidad del imperio), uno puede filtrar unas maldades en Irak, pero golpear al poder financiero son otras palabras.
Del enemigo externo (el islámico), al interno (los medios de comunicación de última generación como Wikileaks). Internet y las redes deberán ponerse bajo control del imperio para garantizar la seguridad y la paz internacional y todos estaremos seguros de que así debe ser.
Tiempo al tiempo.

La toma del poder

Las revelaciones de Wikileaks no son más sorprendentes que el amanecer cotidiano o el lánguido ocaso de los seres humanos de la periferia. Los que, como yo, creemos aun sin confesarlo, en la teoría del complot, sabemos que los imperios son así: prepotentes, osados, suicidas, persistentes en su obsesión panóptica. Pero comprobarlo siempre hace daño.
Al leer los cables sonfiedenciales, las miles de hojas vertidas a la olla imperial, queda la estúpida sensación de ser invitados de piedra en este mundo. Confirmamos, no sin estupor, que todo se dedice al margen de nuestra opinión o de nuestras necesidades. Son otros, otros los que se creen con el poder omnímodo, con la capacidad natural de pedir nuestro ADN o de jugar a los bombardeos y las cospiraciones.
Parece más urgente ahora la toma del poder. Podemos hacerlo de diversas formas. Expulsando a todas estas bestias de salones ovales o recatngulares, exigiéndoles que nos devuelvan lo que jamás debimos ceder. O también podemos ignorarlos, dejarlos en sus tristes partidas de ajedrez cósmico y construir un nuevo poder popular, paralelo, real, vital, incluyente, demoledor.
No sé cuál es el camino, pero desde luego no es este. No debería hacer falta un Wikileaks para abrir los ojos. No nos hacen falta los ojos si no queremos ver.

23/11/10

El discreto encanto de los seres oscuros

¿Qué venderá María Pilar Hurtado? Ya dejó claro el presidente Ricardo Martinelli que, como buen panameño (presidente dixit), compra a quien vende y vende a quien compra. Así que nos toca intuir que la prófuga de la justicia colombiana, Hurtado, debe estar ofertando algo. Ella o su jefe máximo y protector: Álvaro Uribe, el preferido del Congreso hondureño y de los chicos bien del INCAE (donde dará una conferencia mañana). Lo mejor de la broma es que Uribe hablará en una conferencia sobre sibergias entre el Estado y el sector privado cuando sería mejor que disertara sobre cómo convertir el Estado en una herramienta política personal de persecución.
Hurtado, como todos estos seres oscuros que se mueven en las goteras del poder, paracen tener un discreto encanto para los presidentes panemeños.
De hecho, Martín Torrijos puso las cosas en orden y le dio el estatus definitivo de asilados a joyitas como Jorge Serrano Elías (el fracasado autogolpista de Guatemala que habla de democracia cada martes en el deplorable programa de radio de la estridente Mayin Correa); Abdalá Bucaram, el deschavetado ecuatoriano destituido por loco y muy cuerdo para los negocios; o el sí golpista haitiano Raoul Cedrás.
Somos el basurero del mundo del que puede salir reciclado Posada Carriles o dónde lavadores de plata, narcotraficantes o fantoches disfrazados de constructores pueden asistir a cocteles de la alta sociedad, comer en restaurantes de lujo y no preocuparse por su estatus migratorio o su situación fiscal. De eso solo se tiene que preocupar inmigrantes pobres, periodistas o críticos del Gobierno (que a eso sí no le tenemos afición).
En el mes de la independencia de Panamá hemos mostrado nuestra dependencia de los negocios oscuros y los arreglos bajo la mesa. Nuestra pasión por la impunidad. El descaro de nuestros gobernantes. Y, lo más preocupante, la indolencia de sus gobernados.

La necesidad

No, no te necesito para vivir, pero sí para estar vivo. No, para respirar; pero sí para transformar el oxígeno en energía. No te necesito para pagar las facturas de la cotidianidad o para fingir desidia en la cola del cine. Tampoco te necesito para hacerle la revisión al carro o para cambiar el aceite a las bisagras de las puertas que abro ya por costumbre o ara masticar el almuerzo del día a día.

Sí te necesito. Sólo para algunos asuntos trascendentales. En realidad, nada más te necesito para encontrarle sentido a caminar, a soñar, a pensar más allá de los próximos 4 minutos. Para moverme con un talante más digno, para levantarme ante tanto sarpullido en la corteza de la Humanidad, para reír en las mañánas, para beberme la vida sin prestar atención a los azucarillos falsos que la edulcoran.
Te necesito amor y te pido disculpas por la responsabilidad que comporta para ti. Tendrás que aguantarla aunque no creo que su liviandad te doble el espinazo. Lo más probable es que te des cuenta de que la necesidad de ti es gozosa, no tiene hipotecas asociadas, no amarga el dulce de tus labios ni provoca vértigo ante abismos inexistentes.
No te necesito para vivir, pero sí para estar vivo.

20/11/10

La rehabilitación

Mejor que no. Qué carajo le importa a Tolstoi que la Iglesia Ortodoxa lo rehabilite o no. Los fascistas tiene memoria y no olvidan a los seres libre y Tolstoi lo fue. Imagino que en su tumba, el anarquista brillante debe estar muerto de la risa del debate desatado en Rusia.
Lo que hay que pensar es si nosotros, ciudadanos libres víctimas de las iglesias, perdonamos a las religiones por todo el daño, la saña y la muerte que han provocado a la Humanidad. Lo que hay que romover es el fin de los privilegios a curas, pastores, popes y fascistas varios escondidos tras el cuento chino de la bondad. Las personas que visten estos ropajes no tienen por qué ser unos canalles, pero las instituciones que los apadrinan están manchadas de sangre y dolor.
Hoy, 20 N, se celebra la mancuerna entre la iglesia ctólica y el dictadorzuelo Franco. Lo que tenemos que hacer es excomulgar civilmente a tanto delincuente con sotana, a esos que estan reunidos en Roma ara ver cómo camuflar mejor la pederastia institucional.

18/11/10

La nueva independencia de Haití

Da igual si es instigada o no, si nos parece lógica o no, si estamos de acuerdo o no. A pesar del silenciamiento mediático (se cuenta pero sin valorar que es la primera revuelta seria contra la ONU en los últimos años), los haitianos vuelven a demostrar que tienen el gen de la idependencia metido hasta el tuétano. La revuelta contra los Cascos Azules (los boy scouts intergalácticos que tienen en su haber NO haber solucionado ni un solo conflicto armado en el planeta) es seria y va a más. La policía local es la encargada de hacer el trabajo sucio: disparar y dispersar a sus hermanos para que las tropas internacionales no se manchen las manos, como lo hicieron hace unos días al matar a tres ciudadanos desarmados.
La historia de Haití es la de la libertad: los que luchan por conseguirla y, aun peor, los que la consiguen son sevéramente castigados por el sistema que no permite estos deslices. Así fue aplasatada La Comuna en París (1871), así pasó con los luditas en Inglaterra (1890) o así aconteció cuando los trabajadores se levantaron en Santa Cruz en el episodio conocido como la Patagonia Rebelde (1921).
En 1804, antes que ningún criollo uniformado diera un paso hacia la independencia de las metrópolis, Haití se liberó de dos yugos: el del escalvismo y el de Francia. Aún paga sus consecuencias. Todo el mundo sabe lo que hay que hacer en Haití, excepto los haitianos. Esa es la teoría de tanta herminta de la caridad que anda suelta. Se olvidan, que los haitianos financiaron a Simón Bolívar, que fueron ellos los que reconstruyeron su democracia hasta que Washington decidió reinstaurar el caos. Se olvidan los internacionalistas de recordar que, justo antes del terremoto devastador de enero de este año, los Cascos Azules ya acumulaban un prontuario de violaciones de mujeres y niños y de delitos comunes.
La ayuda internacional no es gratis, ni desinteresada ni reconstructiva.
El enviado especial de la ONU para Haití es el niño bonito Bill Clinton al que el mundo le ha perdonado Somalia, la nefasta actuación en Kosovo, el endurecimiento del bloqueo a Cuba o la ruína de la mayoría de sistemas agrícolas del tercer mundo. La comunidad internacional ha inclumplido sus compromisos. Sólo Estonia y Brasil han puesto la ayuda comprometida mientras un grupo de intelectuales han puesto el dedo en la yaga al exigir a Francia que devuelva los 40.000 millones de dólares que serían el valor actual de los 90 millones en francos franceses que los haitianos le pagaron a París en "compensación" por su independencia.
¿Por qué confiar en todos ellos y e sus tropas vestiditas de azul? ¿por qué ceder la soberanía a los que tanto daño y dolor han sembrado en nombre de la supuesta paz internacional y el desarrollo?

Dos canalladas

La Tiranía (Comunidad) Internacional tiene la capacidad cuasi mágica de poner al mismo nivel a víctimas y victimarios, redimiendo a éste último y ensuciando al primero. Así ocurre con Israel y Palestina. El agresor se convierte en víctima y son los cuatro locos con bombas los que satanizan a todo un pueblo en resistencia.
Con el caso del Sáhara Occidental está siendo perverso el juego. Es decir, un pueblo expulsado de su territorio hace 35 años, que ha sufrido guerra, que sufre el exilio, que es reprimido, encarcelado, torturado y llevado al extremo debe "mantener la calma" y dialogar con su asesino, torturador y encarcelador como si nada hubiera pasado.
Las excusas de Marruecos sobre la sanguinaria represión del campamento de Aaiún es tan surrealista como la que dio Israel después del salvaje ataque a la flotilla humanitaria. Israel quería mostrar a los lobos como corderos y a los corderos como alimañas sin alma. Lo mismo ha hecho Marruecos, que aprende rápido, y el vicepresidente español recibe los falaces argumentos y les da patente de corso. Entre delincuentes se protegen y queda una vez más demostrado que el denominado "concierto de las naciones" es un club privado de manipuladores en el que los intérpretes desafinan y los pueblos no tienen asiento ni para tocar la pandereta.

*****

Los países autodenominados democráticos en Occidente tampoco tienen ojos para el drama de Colombia, país "pacificado" por San Alvaro Uribe, y "civilizado" por el niño dios Juan Manuel Santos. Un país tan tan pacífico y tan tan civilizado que su policía se permite el lujo de detener a la defensora de Derechos Humanos Carolina Rubio, embarazada de 8 meses, detenida en Bucaramanga y encarcelarla bajo falsas acusaciones de pertenecer a la guerrilla (como debían "permanecer" los 3.000 jóvenes pobres asesinados por el Ejército que dirigía Santos y presentados como insurgentes para mostrar resultados). Da igual su estado o su estatus, Carolina lo tiene mal porque este Estado impune hace lo que le da la gana jaleado por los Gobiernos-Empleados de las multinacionales españolas, canadienses o estadounidenses que se están forrando en Locombia.
Por supuesto, los medios en Colombia no le dedican ni una línea a la historia de Carolina. ¿Para qué gastar tinta en la verdad? ¿Para qué darle cancha a los incómodos?
Puta vida esta

17/11/10

pensamiento I

(De Vicente Romano, Medios de Comunicación y Falsa Conciencia)

La mediación efectuada por el pensamiento único reduce las contradicciones hasta el punto de eliminarlas. Su misión es la unificación de lo que se presenta dividido, disgregado. El pensamiento diferenciado, crítico, se realiza, sin embargo, como toma de conciencia de la realidad plural y contradictoria. Este tipo de conocimiento exige el esfuerzo constante de los seres humanos por aplicar el instrumento de la razón al dominio de su entorno. La reducción y simplificación propias de la producción masiva de comunicación disminuyen todavía más el gasto de señales. Expresarse con brevedad significa dejarse cosas fuera, descontextualizar la información. Pero esto no significa que esas cosas, relaciones, contradicciones, etc., no existan, sino que son desplazadas. Al mismo tiempo, cuando se comunica algo, ese algo adquiere un significado y una relevancia que no son los que tiene de por sí, sino el que se le dé. Como se sabe, toda información es selectiva e interesada.

Puede decirse entonces que cuanto más corta y estereotipada sea la comunicación, tanto mayor será la violencia simbólica y el poder mágico de los medios, y tanto menor el significado que puede utilizar para sí mismo el sujeto receptor.

Las listas

Las cosas tienen que estar catalogadas. Las personas también. Confeccionamos listas todo el tiempo para aprehender la realidad y no parece tan evidente que al estampar ahí un nombre o circunstancia la protejamos del ruinoso acontecer.
Una nueva lista de Patrimonios de la Humanidad pero la Humanidad sigue sin su propia lista que la proteja. Tratamos de conservar la parte, aunque intangible, pero e todo está en riesgo como una vez lo sintió bajo el promisorio invierno nuclear y ante el exitoso cultivo de la saña.
La música de marimba o el flamenco congelados por una lista confeccionada por burócratas del primer mundo en un país del tercer mundo, que así queda mejor. Un extraño orgullo el de que te digan que lo que ya valia ahora vale, que el ritmo denostado por algunos pedantes ahora puede sentirse de buena familia...
Esta manía de coleccionar y hacer listas nos matará algún día. "Este es mi catálogo de amores", contará un superviviente. Aquí tengo mi lista de errores mundiales, "responderá su contetrtulio en la planicie salada de Uyuni...
Es fácil en nuestro tiempo comprar megas de memoria, pero el olvido de lo importante, el olvido... ese parece que lo regalan en las puertas de los colegios y de los prostíbulos.

16/11/10

Huir del paréntesis


Debe ser que no estaba despierto cuando recorté tu piel y la cosí a la mía. Ha debido ser el alguno de los 216 mil minutos que ya me ha regalado esta vida junto a ti. O quizá fue antes, mucho antes. Cuando el olor de tu cabello me perturbaba igual que ahora, cuando la necesidad del requiebro de tu cuerpo era tan intensa como lo son ahora las huellas de tus labios. Lo cierto, y eso tranquiliza, es que incuso ahorita, que estás tan lejos, tengo la sensación de que respiro en ti para huir de estos paréntesis. No me interesa jugar a mayor, ni salir a cazar armado de mentiras y máscaras para poder seguir aliemhatndo al carro o al basurero más cercano. Tampoco es urgente facturar en la antesala de la explotación, ni siquiera felicitar a pulmón batiente a los triunfadores del milenio. En realidad, lo único que tiene sentido es aferrarme a tu silueta, escuchar tu voz cuando abraza a mis miedos y los diluye, dejarme mecer por esta seguridad absoluta de que la felicidad era esto.

La ONU sin espejos

La ONU responde como un gobierno. Ante las críticas y los ataques de los que supuestamente deberían estarle agradecida, la ONU pide a los haitianos: "urge a la población a permanecer vigilante y a no permitir que los enemigos de la estabilidad y la democracia en el país le manipule". Eso sí, el mete un nuevo componente y, magnánima ella, achaca los ataques a sus Cascos Azules a la "debilidad emocional" de los haitianos.
Es decir, no son solo pobres, tontos y negros, sino además débiles.
Aun espera uno ingenuamente que los internacionalistas, las hermanas de la caridad azules o las decenas de oneges que están salvando al mundo pidan alguna vez perdón o disculpas por sus errores. Que el mandato en el papel de una organizacións sea hacer el bien no significa que siempre lo haga bien.
Los haitianos tiene derecho a decidir quién y como se les ayuda. Especialmente, si los que se supone que lo hacen cometen tantos errores, incumplen sus promesas y, en la práctica, dan un golpe de Estado porque no confían en las autoridades locales.
Haití es una roncha en la frente de la Humanidad. También lo son Darfur, Palestina o el Sáhara occiental. La buena noticia para occidente es que se nos acabaron los espejos y no tenemos por qué soportar el pestilente tufo de la vergüenza que exhalamos.

15/11/10

Lo que los medios no te cuentan

Terminó la Cumbre Continental de Comunicación de Abya-Yala y nadie se ha enterado. Los grandes medios, preocupados por la crisis económica, las anécdotas políticas o las estrecheces locales son incapaces de ver la realidad "no oficial" que bulle en nuestro continente. Mil quinientos delegados de todas las esquinas de Abya Yala se reunieron en el Cauca Colombiano para resistir desde la comunicación y para construir desde ella. Autoridades tradicionales, representantes de diversas organizaciones y comunicadores indígenas de más de 24 países, de 79 nacionalidades y más de 200 organizaciones indígenas estuvieron reunidos, trabajando, tejiendo caminos de palabras del 8 al 12 de noviembre.
Tejen palabras para organizarse, para defenderse, para actuar. Los indígenas de Abya Yala saben que no pueden esperar más que se les "concedan" derechos sino que deben ejercerlos sin más: “Si no salimos al aire con permiso o sin permiso, no vamos a tener poder político como Pueblos Indígenas”; “nuestro ejercicio comunicativo debe hacerse tengamos o no tengamos leyes a nuestro favor” . Si quieres saber más sobre lo acontecido en La María Piendamó entra a http://www.cccia-2010.com/

14/11/10

Descafeinamientos

Somos descafeinados. O, en realidad, no lo somos, pero fingimos serlo. Época de despistes cósmicos en los que la gente se deja el alma por salvar a unos tiburones mientras el cólera muerde el alma de un pueblo o al tiempo que millones de inmigrantes económicos y desplazados por los conflictos mundiales vagan como fantasmas en un planeta en el que son invisibles (o la menos, mucho más invisibles que pajaritos, tiburones y gorilas). Los humanos ya no somos humanos porque nos han "cosificado", unos productos más en este sistema de productos que provocan el capricho y aburren antes incluso de ser utilizados.
Escribe hoy Zizek: "En el mercado actual encontramos una amplia gama de productos carentes de su componente nocivo: café sin cafeína, nata sin grasa, cerveza sin alcohol... ¿Qué decir del sexo virtual, que es sexo sin sexo; de la doctrina de guerra sin víctimas (en nuestro bando, claro) de Colin Powell, que es una guerra sin guerra; de la redefinición actual de la política como arte de la administración técnica, que es una política sin política? Todo ello nos conduce al tolerante multiculturalismo liberal, que es una experiencia del Otro privado de su otredad: un Otro descafeinado que practica danzas fascinantes y que aborda la realidad desde un enfoque holístico ecológicamente sensato, mientras rasgos como el maltrato a la esposa quedan fuera de cámara".
Somos descafeinados seres miedosos de vivir porque nos da pánico el otro. Su fuerza, su mierda, su olor, su poder, la imperiosa necesidad de convivir con él o con ella. Por eso fracasamos cada vez que nos sentamos a tratar de hacer las cosas en comunidad. Porque hasta que no volvamos a ser con todo y a aceptar a ese Otro universal pero, al tiempo, tan concreto, estaremos condenados a este diálogo de sordos, a este estar juntos pero no ser juntos, a este compartir apartamento pero no saber caminar al tiempo.

13/11/10

Aparecidos

Son unos 100.000 los desaparecidos de la Guerra Civil Española. Huesos roídos por el olvido que se acumulan bajo las nuevas autopistas y sobre el viejo rencor de vecinos enfrentados a la saña y provocados por las banderas. Sólo unos 5.000 y tantos cuerpos recuperados, solo 10 años de aparecidos porque España es un país que se niega a releer su historia, a enfrentarse a sus fantasmas, a releer discursos, a custionar personajes. De pronto, todos los países son así: maquinarias de mentir para construir una identidad nacional excluyente y suicida.
Hoy se han manifestado miles en Madrid, apoyando a los saharuis a los que dejamos tirados. Utilizo la primera persona del plural porque los que compartimos pasaporte tenemos responsabilidad. Especialmente ahora, que hablamos de democracia, que se supone que nuestros gobernantes representan a la soberanía del pueblo. El gobierno cobarde de Zapatero -cobarde y tramposo como siempre ha sido el PSOE- se hace el loco con Marruecos para proteger intereses económicos. Esos intereses que son los mismos que marcan las relaciones diplomáticas con América Latina o con la infame China.
Nuestros muertos se revuelven en las fosas comunes silenciadas. Se indignan porque lucharon por construir una sociedad más decente, más justa, más tolerante. La pérdida fue brutal y ahora podemos ver las consecuencias. No sólo quedó derrotado un sueño, sino anulada la capacidad de protesta, enquistado el motor alado de la dignidad, sepultada la inminente necesidad de revuelta.
Son tiempos de medir las derrotas de hace 50 años. Los pactos vergonzantes tras la segunda Guerra Mundial son los que nos traen la estructura geopolítica de nuestros tiempos. Las innecesarias bombas nucleares que cerraron el festín de sangre fueron un puñetazo en el tablero de damas en el que se debatía el planeta. El triunfo de las tesis neoliberales y el abrazo cobarde del keyneisanismo como salvacion de los rescoldos del primercapitalismo nos han llevado a este consumismo individualista estúpido que nos está vaciando de humanidad, de humanismo.
Los aparecidos, aún siendo pocos, deberían alzarse del suelo, agarrarnos de la mano y recordarnos que la pelea es peleando, que los cambios no se dan sin sacrificios, que manifestarse, que solo manifestarse no es pasar del "happening social"- como lo definía Günter Anders- y que si no nos recuperamos de aquellas guerras no podremos librar las batallas venideras.

12/11/10

Cansados de lo inevitable

Amy Goodman, de Democracy Now!, lo dijo ayer en Buenos Aires: "estamos cansados de que se nos imponga como inevitable la masacre económica y la violencia como modo de resolver los conflictos". Nada es inevitable, no hay ley divina, no hay leyes naturales ni destino preescritos. O cambiamos nosotros este mundo o no lo cambia nadie. Si esperamos al cataclismo azteca o al efecto de tres trillones de marioposas aleteando olímpicamente, estamos perdidos.
El desánimo es tentación diaria y es un arma con la que juegan los poderes. Hay que parir proyectos, hay que impulsar procesos, hay que hablar, hablar, hablar... convencer a la gente de que pensar no es delito y de que, como en el caso del cuerpo, es un tema de práctica: una vez que te acostumbras a pensar no puedes desconectarte.
Lo inevitable es revelarse, gritar "¡basta de tanta mentira!", indignarse, no transar con los canallas, no retirar la mirada cuando los poderosos nos tratan de intimidar... no ceder ante lo que parece sólido y, en realidad, es puro gas metano fabricado en los sótanos de los bancos y las transnacionales.

11/11/10

Horroris Causa en Murcia

El mismo rector que hace 10 años me mostró la puerta de salida de una universidad por consirarme "instrumento del demonio" le ha impuesto el doctor honoris causa a José María Aznar en mi región de origen (la pobre Murcia que un día fue terreno fértil para la utopía y hoy es un feudo estéril de la derecha más casposa de mi país). El tema no es escandalizarse, como hace parte de l izquierda española y de la gente pensante que queda por allá, sino cuestionar por qué se han permitido en la península tantas malas universidades que engordan gracias al mito de que "la educación os salvará" y que pavimentan el futuro de los jóvenes de estupideces mentales o de mala educación.
Es cierto que nunca seré presidente de ningún país. Si lo fuera, quizá una de las primeras medidas que pondría en marcha sería acabar con la educación privada. Sólo cuando todo hijo de vecino tiene que compartir aula se mejora la calidad de la educación, la calidad de los seres humanos y la calidad de la convivencia.
Que una universidad católica ultraderechista le dé un premio a Aznar es tan natural como que Arabia Saudita o Pakistán le den un premio al Orden al Gobierno dictatorial de Marruecos.

La patria

Polleras y mentiras para celebrar la cuna de oro. Todas las patrias se fundan sobre el engaño y no hay manera de compartirlo si no es repitiéndolo hasta el artazgo y haciéndolo verdad. ¡Ay patrias del mundo!, asesinas en nombre de trozos de tela, vacíos remansos donde descansar las frustraciones...
Hoy se pregunta alguien en Kabul cuál es el significado de patria, lo mismo hace un amigo en Guabo o un desconodio en la Patagonia. Para encontrar respuesta solo hay que escuchar la bobalicona canción de Blades o leer los cícilicos artículos de opinion vacíos de significado pero llenos de florituras que se publican en estos días en el Istmo. Patria es la nada disfrazada de abundancia, la tiranía pintada de carnaval, la democracia camuflada de guerra.

10/11/10

El dolor

El dolor es terco. A las dos de la mañana, en un hotelito de Socorro puede llegar detrás de un puñal o antecediendo a la saña. También puede ser vómito en un hospital de campaña en algún pueblo haitiano o abandono de la casa en cualquier ciudad de desempleados europeos. El dolor es particular, singular, tiene nombre y apellidos, no se esconde.
No se puede atenuar. El dolor tiene su propio tempo, su ritmo y sus lágrimas. O sus silencios. Esta mujer que no conozco. Callada, tratando de entender lo que no tiene más lógica que la del animalismo que nos habita.
El dolor es también una industria, el terreno abonado para políticos y publicistas de esta paradójica época del placer y el goce. Nos venden una vida llena de placeres embotellados y nos bebemos una muerte repleta de dolor y de gangrenas.
Quizá toque aceptarlo, vivirlo, beber de la sal que destila y no pararse a pensarlo. Quizá lo que corresponda es no engañarse, no pensar que esta vida es un océano de mermelada (Zuleta dixit), aceptar que la felicidad es ese leve espacio que acolcha los paréntesis de la muerte y que desperdiciarlo es, en todos los casos, un acto de irresponsabilidad, de falta de amor, de desidia.

9/11/10

Los dos El Aaiún

Casi borro el anterior post porque caí en la tentación de resolver lo complejo a la velocidad de este tiempo: la del vómito. Hay asuntos que hay que rumiar, en los que el buche debe hacer doble trabajo para tratar de digerir lo que ni tan siquiera se puede saborear.

En este momento deben estar a punto de amanecer en El Aaiún. Yo me bauticé en El Aaiún. No en ese en el que los marroquíes están ejerciendo de ejecutores en el gueto de Varsovia, sino en su doble.

Recuerdo la hamada en toda su dureza y ternura. Allá, donde el romanticismo literario del desierto se convierte en película de terror, donde el cielo nocturno saturado de estrellas es el único espacio amable, también hay un El Aaiún. Es uno de los campamentos de refugiados saharauis, bautizados con los nombres de las ciudades añoradas para no olvidar la poderosa razón por la que generaciones de saharauis han hipotecado su vida a la hamada y a la cooperación internacional.

Quizá el de los saharauis es uno de esos ejemplos de tenacidad que ya no abundan. Desde que la España finalfranquista incumpliera los acuerdos de autodeterminación y saliera corriendo ante la autodenominada Marcha Verde organizada por la monarquía marroquí, los saharauis llevan casi 36 años de resistencia. Primero, la guerra, hasta 1991, después la dignidad organizada en la lógica cuasi militar del Frente Polisario. La caída del Muro de Berlín debió provocar ciertas esperanzas en la dictadura marroquí (es con la que España negocia ahora acuerdos pesqueros y dónde Zara o Camper tienen su maquilas), pero el Polisario ha aguantado a pesar de que la única solidaridad que queda es la de Argelia y la de la sociedad civil de la península y de otros muchos puntos del planeta.

El Sáhara mantiene un gobierno en el exilio, en Rabuni, la sede administrativa junto a las campamentos de la Hamada de Tinduf; tiene embajadores; hospitales, escuelas y proyectos. Nunca acomodándose a la injusticia. Quizá por eso, los refugiados siguen viviendo en haimas (carpas) con algún pequeño edificio de adobe adosado. Quizá por eso, cuando ya casi nadie se acordaba de ellos, unos 15.000 saharauis se apostaron a las puertas de El Aaiún de verdad. Quizá por todo eso, Marruecos, usurpador de territorio y de vidas, país dominado por un fanatismo religioso muy pragmático, monarquía absoluta y hereditaria invitada a la mesa de las democracias europeas, no los ha olvidado y los reprime a sangre y fuego.

Durante los 16 años de guerra abierta, el poderoso ejército dirigido desde Rabat y el infinito muro con el que trató de poner puertas al desierto Marruecos no pudieron con la guerrilla del Polisario. Hoy, tampoco, a pesar de la vergonzosa actitud de la Onu, de España y de la autodenominada Comunidad Internacional (esa que tiene un rasero diferente para cada circunstancia).

Los saharauis no tiene nada que ofrecer excepto su tenacidad y en este mundo de productos eso suena mal. Marruecos, reino alauita, a cambio, se ofrece como un contrapeso al islamismo satanizado por occidente y por los locos del cinturón explosivo.

Esta noche, recuerdo, sin embargo, todo lo que a mi me ofrecieron. Fueron varias las bajadas a Tinduf. La primera por carretera, en un viejo autobús acatarrado que nos dejó botados en medio de la inmensidad de fuego. Las siguientes ya en avión. Yo era un niño y en los campamentos del Polisario tuve los primeros encontronazos con la realidad, me mordí los labios de la rabia por no poder entender tanta injusticia, entendí que la comunidad internacional no sirve de un carajo (aunque me llevara años verbalizarlo), que las personas importan poco cuando los poderes juegan al ajedrez.

Recuerdo perfectamente a los Cascos Azules atrincherados en cápsulas de aire acondicionado y a los helicópteros que les hacían llegar fruta fresca; recuerdo a Deish y los años que compartimos en Tinduf y luego en Madrid; no olvido los tres tes (amargo como la vida, dulce como el amor, suave como la muerte) ni las conversaciones con José Antonio bajo la cúpula brillante de los dioses; allá compartí sueños con Javi para luego darme cuenta de que las evoluciones humanas son inescrutables (Javier hoy dirige un medio de comunicación fascista en España); presencié como el calor y la incapacidad de comprender el mundo puede volver loco a un hombre si lo sacas de su pequeño mundo seguro; no puedo olvidar el acento cubano de los profes saharauis ni el áspero rascar del tabaco negro argelino que fumaba en la pipa saharaui que aún me acompaña; no quiero olvidar cómo me hicieron sentir en casa los que no tenían casa. Los que hoy siguen muriendo y luchando por su casa.

No puedo hacer mucho desde esta distancia o desde estas otras trincheras. Excepto recordar y contar. Y compartir con las 10 personas que leen este blog la tristeza profunda de presenciar a través de las palabras la vergonzosa represión y el cómplice silencio de Madrid; el orgullo infinito por haber conocido y acompañado alguna vez al pueblo saharui, y el imperioso llamado a apoyar los procesos de autodeterminación y liberación de los cientos de pueblos oprimidos sobre este planeta doliente.

Salamu Aleicum

8/11/10

¿Algún día triunfarán los buenos?

Allí comencé a despertar políticamente. Las primeras discusiones largas sobre revuelta y liberación, el primer contacto con refugiados, con dignidad excluida, la primera decepción con una causa, la primera conciencia viva de que el mundo era tan perverso como lo intuía. Era un crío y quedó para siempre una conexión con el pueblo saharaui: vendido y abandonado por España, ultrajado por Marruecos, ninguneado por la ONU y olvidado por la mayoría del planeta.
En los campementos de refugiados, aprendí el poder de la palabra (y el miedo que da incluso al movimiento revolucionario), la fuerza de las raíces, la disciplina de la guerra, lo poco democrático que es resistir.
Hoy, viendo las imágenes del campamento de protesta saharaui arrasado a 15 kilómetros de la añorada El Aaiún, no es tristeza lo que me embarga, sino decepción. Décadas e negociaciones, décadas de sufrimiento en la hamada del Sahara no han servido de nada. Los intereses económios de España priman sobre la efensa de la dignidad humana y sobre la reparación de la injusticia histórica del patético final del franquismo. ¿No habrá nada que hacer? ¿Jamás ganarán los buenos? Seguirán saharuais, kurdos o palestinos obligados a la exclusión en sus propios territorios. O yo no entiendo nada o este planeta está gobernado por hijos de puta. Creo que es lo segundo.

7/11/10

Las piedras del libertario

(Último post en FronteraD)

Un término le ha sido usurpado al anarquismo: libertario. Es evidente que el anarquismo es libertario y que busca el bien común, considerando como enemigos de lo social a la propiedad privada y al ejercicio asimétrico del poder desde cualquier instancia pública o privada. Pero los libertarios de derechas se hacen denominar así para defender la soberanía indudable del mercado sobre el Estado, para exigir la reducción al mínimo de las administraciones públicas y para, en última instancia, abogar por el individualismo a ultranza.

Para los libertarios de derechas, cada uno es responsable de su vida y no puede echar la culpa a factores externos. En ese sentido, el Estado no tiene por qué compensar las debilidades de aquellos que son pobres porque quieren, analfabetos por decisión propia, cobran por sexo porque son incapaces de ser gerentes de mercadeo, y cojean porque no les da la puñetera gana de volar.

Uno de los próceres de los libertarios latinoamericanos es Mario Vargas Llosa, insoportable premio Nobel que moría de ganas por ostentar el blasón sueco y que ahora dice que le ha complicado la vida (que Camilo José Cela lo aguarde en su remanso). Vargas Llosa, sabedor de todo y apostador a nada, mancha su fama literaria con su malcrianza política, jugando a salvar a su país siempre que gane elecciones y viviendo como europeo siempre que Lima no le imponga la banda presidencial (quizá por eso vive desde 1958 en Europa).

En su penúltima Piedra de Toque, columna que el seudoprogresista diario El País publica junto a decenas de diarios Latinoamericanos, Vargas Llosa analiza el fenómeno del Tea Party y se le ve el plumero. Sí, reconoce que en la corriente republicana ultraderechista hay algún loquito suelto, pero confiesa que, desde su óptica: "hay en la entraña de este movimiento algo sano, realista, democrático y profundamente libertario. El temor al crecimiento desenfrenado del Estado y de la burocracia, cuyos tentáculos se infiltran cada vez más en la vida privada de los ciudadanos, recortando y asfixiando su libertad y sus iniciativas; la apropiación por parte del sector público de funciones o servicios que la sociedad civil podría asumir con más eficacia y menos derroche de recursos; la creación de sistemas llamativos de asistencia social que sólo podrán financiarse con subidas sistemáticas de impuestos, lo que se traducirá en caídas de los niveles de vida de las clases medias y populares".

Vargas Llosa ya expresó esta teoría hace 10 años en el prólogo a la segunda versión del panfleto que rezuma bilis firmado por su hijo Álvaro y por dos reconocidos ultraderechistas latinoamericanos, el colombiano Plinio Apuleyo Mendoza y el renegado cubano Carlos Alberto Montaner (una máquina de propagar odio en Otramérica). En el autodenominado "Manual del perfecto idiota latinoamericano... y español" (es decir, todos aquellos a la izquierda de los autores), Vargas Llosa padre escribía: "Casi todas las otras variantes de la idiotez política hispánica derivan de la beatería estatista, curiosa aberración en un país donde el Estado no hace más que demostrar a cada paso (...) que empresa que monopoliza, la arruina, y función que administra, la burocratiza y estraga. También, que la corrupción es fenómeno inseparable de la elefantiasis estatal (...)".

La miopía y la deformación de la realidad del premio Nobel es supina. O quizá sea fruto de su aislamiento del mundo real, característica que azota a todos los famosos como Vargas LLosa que visitan guerras y supermercados como en papamóvil, para ser vistos y para ver solo lo que las orejeras de sus anfitriones les permitan. En el caso del Tea Party, Vargas LLosa se suma a los que opinan que Obama es una reencarnación de Stalin que puede convertir al país de las barras y estrellas en un régimen estatista planificador. Pensar eso es creer en los reyes magos o en la visita semanal de ovnis a los campos de Albacete. Pero es evidente que la teoría del escritor ha naufragado en su casa, Latinoamérica, ese lugar que solo visita de pasada y desde hoteles de cinco estrellas.

En Otramérica no ha habido Estado, excepto en el caso de las dictaduras de derechas, que de una u otra forma coparon todos los espacios públicos y privados.La economía, la salud, la educación o las infraestructuras públicas han sido planificadas por las instituciones financieras internacionales y decididas y administradas por la "sociedad civil" de la que habla Vargas Llosa (la United Fruit Company, la Exxon, Repsol-YPF, las mineras de cobre en el cono sur o los narcos en Colombia o México). Nadie paga tasas -ni siquiera la familia Vargas Llosa- y casi no hay impuestos según los ingresos, sino que se bendicen los impuestos directos al consumo, los más injustos. La burocracia es necesaria para que las empresas hagan negocios billonarios sin dejar réditos a los países y la asistencia social es un mal chiste del que solo se tiene noticia durante las campañas electorales.

Sin embargo, en esa Europa de la que Vargas Llosa se beneficia, hay aún países con una seguridad social efectiva (con problemas pero efectiva), la crisis económica no ha sumido a los países en el caos gracias a la existencia del papá Estado que tanto le molesta, y la corrupción es proporcionalmente menor a la que sufren los países con aparatos estatales débiles.

Es probable que la piedra del Nobel libertario esté mal enfocada. Quizá el pobre, concentrado en su obra literaria, no haya comprendido la diferencia entre poder Ejecutivo y Estado, entre Estado del Bienestar democrático y gobiernos dictatoriales. Si algo ha quedado demostrado durante la crisis económica que no cesa es que el mercado ha hecho trizas la convivencia ciudadana, que los gerentes de bancos y mutinacionales son los reyes de la corrupción y de la violación de los Derechos Humanos en los países del Tercer Mundo sin Estado, y que seres como Vargas Llosa (y sus amigos del Tea Party) nos pueden llevar a una crisis social y violenta solo comparable a los reajustes genocidas de las guerras mundiales o del periodo colonial. El siguiente premio Nobel de la Paz, siguiendo el ejemplo de Obama, deberá ser también para el escritor ¿peruano?

El enemigo

Siempre hace falta un enemigo. Discreto depositorio de las rabias propias, necesario receptor de las frustraciones enquistadas, bandera que ondear cuando los problemas en casa no encuentran solución sin autocrítica... Por eso Nicaragua o Costa Rica se necesitan, por eso Francia y Alemania se necesitan, por eso el Papa y la comunidad gay, por eso el Madrid y el Braça se necesitan... cagarnos en el otro para aliviar nuestro estómago y gritar más alto que el enemigo para acallar sus verdades.

4/11/10

Hasta que el tiempo nos olvide

La piel tiene un poder incontestable. El roce suave de estos labios en tu soleada piel nubla la tormenta de los tiempos. Ahora, ya sin la brecha de la distancia, sin el foso incontestable de la espera, no cejo en mi empeño de conquistarte, de buscarte entre la olorosa ropa del tendal en el que colgamos algunos días nuestra sonrisa. Me gusta sentirte cerca, saber que hay algunas palabras esperándome, que las yemas de tus dedos conjugan armonías con caricias, que la luz con que tus ojos me regalan las mañanas es la misma en que puedo encontrar la calma de las noches.
Hoy, cuando el tiempo hace una muesca más en esta vida con-sentida, no me resigno a los recuerdos ni a las hipotecas; a lo posible ni a la desgana. Más bien, me consagro al deseo, a ese hambriento deseo de vivir-te, de oler-te, de acompañar-te hasta que el tiempo nos olvide y seamos no más que pasado.

20/10/10

El viento

El viento de este trópico de alientos mueve su cuerpo de aire como si fuera nube. No alcanzo a ver, esta vez, la mugre que barniza los jirones de piel, ni las marcas de esas piernas que no sostienen ni sus pocos dientes sanos y salvos, ni los ojos de desprecio y asco con la que algunos conductores esquivan su cadáver, ese que se niega a dejar de moverse al ritmo de los centavos o de la miseria.
Imagino que el viento de este trópico sin vientos se la lleva, la rescata de este paraíso de pocos y la empuja al territorio de la nada desde el que se ríe viéndonos sobrevivir a la estupidez y el canibalismo.
Esa mujer casi desnuda y casi sin nada que perder es una esquirla de esta explosión de desarrollo que solo deja ventanales gigantes de vidrio y almas rotas de carne.

¿Recuerdan Changuinola?

(El Malcontento del 17 de octubre)

Deben estar orgullosos todos los participantes en la mesa de diálogo (¿diálogo?) sobre la reconvertida Ley 30. Los intereses de grupo han sido salvaguardados (empresarios, sindicatos y ambientalistas se dan palmaditas de autocomplacencia) y el Gobierno sale con una imagen reforzada como el conciliador que no es. Mientras, las víctimas de Changuinola, los cientos de heridos, las decenas de personas que han perdido la vista y las familias de los al menos cuatro asesinados han vuelto al injusto silencio del olvido del que nadie ha tratado de rescatarlos.

En un sistema participativo hay que negociar, ceder unos y otros para llegar a acuerdos que permitan seguir adelante y no quedarse atrapados en un enfrentamiento sin fin. Pero no a cambio de la sangre y del dolor del resto.

A la mesa de negociación sobre la Ley 30 se llegó, por desgracia, debido a la crisis de Bocas, a la brutal represión aún sin culpables, al disminuido Acuerdo de Changuinola… pero en esa mesa nadie se acordó de Antonio Smith ni de Virgilio Castillo ni de Leandro Santos ni de Rubén Becker ni de los cientos de víctimas que pusieron su carne para que se negociara la letra.

En los primeros días, los sindicatos hacían soflamas invocando el espíritu de Bocas y el Gobierno juraba rectificación… Nadie habló de un proceso de verdad, justicia y reparación, que debió ser el primer punto de la negociación y sin el cual no se debió seguir discutiendo.

El decreto que creó la supuesta comisión de investigación la comandaba para buscar las raíces históricas, económicas y sociales del conflicto, como si los gorilas del poder no tuvieran responsabilidad en el entuerto. Por supuesto que ese decreto no comandaba a la comisión para buscar a los responsables (eso lo debería hacer la justicia del país, pero eso, ya lo sabemos, no va a ocurrir).

Todo ha vuelto a la normalidad. Los sindicatos seguirán con su estatus actual, los empresarios seguirán tratando de violar el Código Laboral y evadiendo impuestos, los ambientalistas se felicitarán ingenuamente por la salvación de los Estudios de Impacto Ambiental con los que vendió el país el anterior Gobierno y éste y Changuinola, ¡ay Changuinola!, seguirá siendo un punto en el mapa del territorio y un agujero negro en la cartografía de la justicia. Unas cuantas becas estudiantiles, unos subsidios para fertilizantes, casas para 90 (¡90!) familias pobres y la desidia histórica instalada otra vez en sus polvorientas calles fumigadas de tóxico por cortesía de la Bocas Fruit Company (la silenciosa culpable que perpetua el sistema de esclavitud moderna que se arrastra desde hace más de un siglo).

Y este pueblo, tranquilo. Las encuestas dan un leve repunte para el máximo mandatario, que está en este momento rifando proyectos en las repúblicas caníbales asiáticas; Mulino y Cortés siguen con sus salarios aunque hayan bajado el perfil; la Procuraduría no ha concluido (quizá ni ha empezado) ninguna investigación sobre los responsables materiales ni intelectuales de la represión en Changuinola, y todos los que osamos criticar esta realidad caemos en el pozo de los “radicales” que no quieren que el país avance.

Normalmente, acusamos (acuso) a los gobernantes de no pensar en el interés público, pero creo que es hora de señalar que todos los sectores sufren de la misma enfermedad. Miradas estrechas y sectoriales que permiten defender a los tiburones mientras la gente malvive acostumbrada a que sus derechos valgan tan poco como la sangre de los mártires de Bocas; que salvaguardan el derecho a huelga pero que no buscan el derecho al pan o a la vivienda digna; que protegen el crecimiento del PIB pero que no buscan disminuir los escandalosos porcentajes de desnutrición crónica en un país que se dice desarrollado…

Es triste el resultado, pero no es sorprendente. Panamá, un país que ha librado luchas históricas contra la ocupación y sus oligarquías, duerme en un letargo no estudiado desde la invasión de 1989. Ahora, podemos constatar que vivimos en la democracia de los comerciantes, donde todo se negocia: los contendores, los terrenos, los puestos en la Corte Suprema o en la Asamblea y, por desgracia, la vida de los que se atreven a salir a la calle para airear su dignidad.

17/9/10

Esta isla

Estamos en esta isla. ¿La ves? Es difícil ser consciente de que se está en una isla cuando se habita. Solo los argonautas o los cosmonautas pueden observar desde la distancia los contronos de esta suave nube aposentada con calma en el feroz vaivén de la tormenta. te decía que estamos en esta isla, y acá los bosques y los dilemas huelen a humedad y futuro, al dulce olvido de lo que, fuera de ella, acontece. A veces, en esta isla, cuando nos sentamos en el borde suave de sus acantilados, divisamos las batallas y los cuerpos desnudos de los de afuera. Son tan humanos como los nuestros -los últimos- y como las nuestras -las primeras- pero parecen groseros cuando se desdibujan en la niebla de poniente.
Estamos en esta isla y salir de ella sería una torpe osadía, un caminar hacia el abismo rojo de los que habitarán el planeta en el futuro, un provocar a las anjanas y los piratas, a los asexuados y sus voceros, a los adormecidos habitantes de aquellas tierras fértiles en disputas y objetos. Más bien, corresponde limpiar las veredas internas por las que palpamos los límites insulares, preparar bien la cabaña para resistir las esporádicas incursiones de vientos y rumores, acumular solo frutas y saliba para alimentarnos en los tiempos duros de tierra y palabras, levantar alguna que otra palizada de vehemencia para responder a las silenciosas provocaciones del sistema.
Estamos en nuestra isla ¿lo ves? Y se parece irremediablemente a una nube diseñada desde el interior de nuestras almas en esos momentos en que nuestra respiración parece una -aunque de eso solo puedan dar cuenta los viajeros interestelares porque, cuando así es, nosotros ya nos olvidamos de que algún día fuimos sin estar-.

7/9/10

Ventanas, otra vez ventanas



Te están doliendo los ojos. Es lo que tiene esto de ir abriendo ventanas. A veces, sopla ese viento denso y acogedor en el que se acomoda la modorra; otras, es la brisa fresca y liviana la que nos da fuerzas para pisar la calle y no reconocer esos huecos o estas asperezas; pero hay veces, ay amor, que por la ventana entra lo que somos cuando dejamos de ser gente. Ese es el riesgo de mirar, esa es la terrible consecuencia de abrir los ojos y no dejar que los espejos y sus ofertas nos mantengan en un reino de luz y aplanadoras.
Abrir las ventenas es toparse con la gente tan hermosa que duele en el alma no poder acurrucarse en sus pliegues o lanzarse desde el trampolín de sus aristas, es encontrarse de frente con la sombra del ser humano, esa que golpea, cercena y limita la posibilidad de amar. Querría protegerte de las corrientes ulcerosas, pero sería, al tiempo, privarte de las mariposas que anuncia la lluvia vespertina. Solo prometo acompañarte al poner el pie en la vereda en la que nos haremos fuertes para no sentir la mansedumbre de los buenos ni los remolinos oscuros de los violadores del sentido.

6/9/10

Se siente bien

Es así y se siente bien.
Tus brazos se extienden sobre valles y ríos de caudal desbordante. Superan husos horarios, tormentas de altura, bajezas ajenas; incluso, sin recato, se cuelan entre mis tristezas, esas que ahora no asoman sino para recordar que alguna vez existieron.
Llegan a mi para recordarme que ya estás en mi y que al llegar también estarás ahí.
Cambia todo y eso se siente bien.
Da esa temperatura en la vida en que todo es posible, ese calor que libera noches y dudas. En tu piel soy, a tu alma llego.

21/8/10

La mentira

Repítela, repítela, repítela hasta el hartazgo, provoca vómitos en la audiencia, haz que se sientan enfermos, cansados, deseosos de apagarte y de desconectarse ellos. La mentira debe ser repetida una y cien veces. Tienes al poder de tu lado. Eso es ventajoso, no lo olvides. Los medios de comunicación harán de tu mentira una casi verdad, los voceros del gobierno te multiplicarán, los pastores, desde sus cómodos altares de la mentira serán los apóstoles de tu “verdad”. Cuando todo el mundo te haya creído, inventa una nueva, no ceses en el ataque, no burles tu propia estrategia. Los pueblos, esa es otra ventaja a tu favor, son tan olvidadizos como receptivos.

15/8/10

Un regalo de Santiago Alba Rico

Los infartos y amores a primera vista ya tienen sitio especial
Sangiago Alba Rico

Con el ejemplo de los “puntos para fumadores”, tan provechosos para el ambiente, la Comunidad de Madrid ha establecido una nueva normativa destinada a regular el uso de los espacios públicos. Esperanza Aguirre ha explicado el alcance de la nueva ley.

“Antes uno se enamoraba en cualquier sitio”, ha dicho a los periodistas, “lo que podía alterar los instrumentos de vuelo de un avión, la composición de los alimentos de un restaurante o la buena marcha de un negocio. A partir de ahora, los amores a primera vista y los flechazos se concentrarán en lugares especiales o “puntos irracionales; sólo allí estarán permitidos los milagros y el azar”. Gracias a esta medida los futuros esposos nunca olvidarán el lugar donde se enamoraron por casualidad.

Asimismo la nueva normativa establece en las carreteras “zonas de accidentes” a las que los automovilistas tendrán que ir a chocar y matarse, y también “áreas de infarto” en cines y centros comerciales para que a los madrileños les falle el corazón como es debido. De este modo no sólo se ahorrarán molestias visuales –y morales– a los sanos, sino que se podrá prestar una atención más rápida a los accidentados. La nueva ley reserva también lugares especiales para los que quieran tropezar, contraer la gripe o recibir el impacto de un rayo.

Aquellos que acometan estos actos fuera de los espacios reservados o se confundan de área (y tomen, por ejemplo, un enamoramiento por un infarto, un accidente o un tropiezo) serán multados y, en caso de reincidencia, encarcelados.
“Las zonas especiales”, ha concluido Aguirre, “serán gestionadas por empresas privadas que cobrarán a los usuarios. Así, el resto de la ciudad podrá ser usado libremente para la especulación y los negocios”.

14/8/10

Paranoia I

Ojeras de noche iluminada. Nubes en el sol de este cénit llamado día. Teléfonos mudos ante la huelga de los obreros en los call centers. Hay, ahora, algunos murmullos que solo saben discriminar los expertos en el amor y en las minucias. Somos un esperpento acaso pero ricos en huesos y sonrisas, capaces de escribir en una libreta de 59 centavos la historia de nuestros pueblos, los reclamos que nacen de las entrañas que no conocemos. En la sala de techo bajo y fondo infinito los campesinos escuchan y graban en sofisticados aparatos denominados "memorias". Sus memorias se aferran a las bolsas de los ojos que filtran la luz que las nubes nos dejan en llamadas intermitentes llegadas desde el más acá. Y entonces... nos damos cuenta de que si estamos acá es para escuchar y gritar con el aiento que somos más los débiles y que nuestra fuerza está en la flaqueza de nuestros cuerpos y en el grosor de nuestras verdades.

6/8/10

La pobreza encajonada

La historia de Rubén no le importará jamás a nadie. Excepto a su mamá o a Adolfo quizá. Adolfo arrastra los pies or Changuinola y carga en su mochilita negra una bolsa azul donde está lo que queda de Rubén: un parte de defunción, un permiso para retirar su cuerpo de la morgue, algún papelito con teléfonos de gente que quizá le puedan ayudar. No ha comido hoy Adolfo... y ya son las 3 de la tarde. La jornada empezó temprano y, al menos, hoy ha conseguido los 25 dólares que le pide el carpintero por hacer el cajón donde descansará Rubén.
Un día, hace poco, las lágrimas de la hermana de Adolfo se quedaron dentro de su cuerpo para siempre, cuando los gases para provocarlas mataron a su hijo. Nadie compensará esta muerte, nadie sabrá que detrás de cada muerto de la pobreza queda un drama infinitamente mayor. Pero sin lágrimas, que la vida es dura, que hay que buscar la comida del día, que hay que cuidar el techo maltrecho de la casa, que hay que seguir caminando hacia nungún lado.
No hay Gobierno que lo entienda ni alma que lo aguante. Como me dice Pedro: "los españoles nos mataron porque no entendían que nos bañáramos tantas veces al día; ahora está pasando lo mismo". Los burócratas confunden asistencialismo con respeto y tratan de enmdendar la pobreza desde un proyecto biene escrito. Adolfo, ientras, sigue, de oficina en oficina, tratando de entender porqué los médicos y los fisacles no llaman a las cosas por su nombre y dejan a su sobrino vivir su muerte en paz. Ni siquiera allá, en el cajón de 25 dólares, hay descanso para esta pobreza tan hijoeputa.

26/7/10

El pliegue

Una sonrisa a cambio de la deuda mundial. Tu sonrisa para evitar el colapso de la civilización. Un abrazo tuyo para controlar el cambio climático. Tus poros como raíces necesarias para alimentar el alma de ensueño. Qué más buscar en este revuelo de mariposas, para qué asirme a otros barcos si el mar de leva tiene el color de tus ojos, cómo no tener fuerza, cómo no ser poderoso protegido en tu regazo, asomado en el repliegue de tus caderas....

15/7/10

Regalo de Manigueuigdinapi

(En respuesta a las declaraciones del Ministro Mulino en las que califica a los indígenas como "borrachos manipulados")

REFLEXIONES DE UN BORRACHO

Estoy mareado de tanta caña de maíz fermentada, me levanto de la hamaca, me enjuago los ojos y miro hacia la ventana, saludo a toda mi familia, al abuelo sol, a las nubes, a mis vecinos, a las piedras, a los árboles, a las aves y a las plantas. Les cuento a mis hijos de mis sueños y pregunto sobre sus sueños, me tomo un café con sabor a leña. Veo la sombra de la cigarra, el humo que se cuelga del cielo, lo verde, amarillo y rojo del campo, me hace sonreír las muecas de mis hijos.

Veo la angustia de mis hermanos en avisarme que hay que protestar, bajar de las montañas e ir a la selva de concreto, allí donde nadie te saluda, aunque le digas “buenos días”, “hola, como estas”, tienen pena o tendrán miedo de alguna venganza histórica o ancestral. La ciudad donde nadie escucha, ni ve, aunque haya cientos de bares y cantinas con música típica, rock o ballenato.

Estoy acostumbrado a las luchas, mis ancestros pelearon, mis abuelos me cuentan sus hazañas, mis padres también se jugaron la vida y mis hijos les tocará su turno, ahora me toca a mí, que suerte que no fui a la escuela, todos los que han estudiado ya no trabajan la tierra, aunque debo de admitir que saben sobre historia universal, de Sócrates, Hitler, Mussolini y del río Po, pero no recuerdan los nombres originales de nuestros ríos, ni las palabras de Kibian, UrraKa, Victoriano.

Debo confesar que soy borracho, que me encanta embriagarme con las flores de mi jardín, con el rocío de las mañanas, del canto de las aves y de mi conversación matinal con las plantas medicinales y las rocas hablantinas. Aunque un buen vino me hace recordar la ciencia y los acueductos del Pueblo Maya que aún funcionan en Guatemala, la arquitectura Inca, la orfebrería Chibcha, los cuentos Kunas de Ibeler y Duiren.

Ahora me llaman borracho, ignorante y analfabeta, moribundo desde una cama del hospital Santo Tomás, ahora vendo ojos por celular, otros ofrecieron sus vidas para una mesa de negociaciones, me han prometido un plasma, un celular para llamar a mi familia, una botella de seco a la semana para curar mis heridas del alma.

Pienso que estas personas que nos gobiernan dormirán tranquilos, besarán a sus hijos, los saludará en la mañana, contarán sus sueños a sus familiares, saludarán a sus vecinos, escucharan el grifo del baño y dirán buenos días al sol y a las nubes. O tal vez ya están sordos que no escuchan el llanto de la Madre Tierra y están ciegos que ya no saludan y tiene miedo y disparan contra todo ruido extraño, contra mis ojos, contra los corazones de jóvenes asesinados.

Y están mudos porque solo escuchan sus voces y no la de los niños que juegan en los ríos, ni descifran las letras de las hojas, plantas y flores, ya no veré los colores del campo, ni las manchas de la luna, debo salir de este maldito hospital, tomar dos cervezas heladas y ponerme a conspirar por la vida, por la tierra, desde la oscuridad y la sombra.

Manigueuigdinapi
Miércoles, 14 de julio de 2010

La memoria de las cicatrices

La carne lacerada se empeña en perdurar. Huecos sin sangre ya, olor a pólvora mojada por la lluvia de improperios y mentiras. Un presidente mintiendo, arrepintiñendose de la nada, siguiendo el manual del Perfecto Farsante Latinaomericano o Búlgaro o Español o Africano. Y la carne, sigue, terca en su empeño sediento, molida en la tarde del maiz y la gloria.
No hay disculpas posibles, sino justicia necesaria. No hay perdones otrogados, sino resarcimiento y asco a la impunidad. No hay discursos políticos, sino renuncias inmediatas para asumir el desastre. Las heridas no cicatrizan en el trópico. La memoria anida en ellas.

14/7/10

La cólera y el barro



Los gigantes se creen que lo son porque no tienen la capacidad de verse de lejos: tan pequeñitos, tan insignificantes al lado de los seres humanos de carne y hueso, de los dioses que cada día van a trabajar con la lunchera cargada de esperanza.
Los gigantes tienen los pies de barro y la cólera inflamada. Desvisten sus vergüenzas delante de las muchachitas y sueltan el látigo de su poder ficticio contra el coraje de los resistentes. Pobres los gigantes, tan pequeños, tan disminuidos en humanidad, tan deficientes en alma.
Los humanos los miramos con desprecio (y ellos lo saben), con algo de caridad (y ellos lo detestan), siempre con irrespeto (y ellos lo sufren). Despreciamos su pequeñez, su falta de inteligencia, sus toscas formas de proceder. Somos caritativos ante su discapacidad crónica de entender el mundo que los rodea, ante su voraz apetito de poder y acumulación. Irrespetamos su estirpe y su descendencia, las condenamos al ostracismo del ridículo y de la pobre riqueza material.
Hoy, que conozco más de cerca a los gigantes, me parecen más molinos que nunca: un estúpido mecanismo de repetir errores tan poco digno que solo tiene el poder. Nosotros, los humanos, preferimos tener la razón y la dignidad, dos bienes de no-consumo tan escasos en el Olimpo como los pañuelos de papel.

13/7/10

Bocas somos todos

EL MALCONTENTO

Bocas somos todos

Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com

Lo que sucede en Bocas no suele acontecer. La paradoja es histórica. Como la cara oculta de la Luna, hay zonas del país, del planeta, que son invisibles hasta que el reflejo de las llamas que las incendia no se divisa desde la lejanía. Para los que creen que Bocas del Toro es el archipiélago turístico y cercenan el 95% de la provincia, puede parecer que la crisis de los últimos días es sorpresiva. Para los que conocemos bien la provincia, la caminamos y estamos con su gente, esto solo cristaliza la situación de abandono y discriminación sistemática que el resto del país practica con una de las zonas más hermosas, ricas y pobres del país.

Panamá se enriquece y desaparece al tiempo por sus dos extremos, Bocas y Darién. La gran diferencia es que en Bocas, los indígenas ngäbe–buglé son fuertes, están organizados y, ante todo, están cansados. ¿De qué? Del abuso laboral, de la falta de infraestructuras públicas, de la corrupción endémica, de los medios de comunicación pagados por empresas como AES o Empresas Públicas de Medellín, de los finqueros del medioevo que siguen manejando los hilos del poder, de las enfermedades estúpidas que matan sus hijos, de la suciedad, de la precariedad y el hacinamiento en las viviendas milagrosas, de los inversionistas abusadores o de los “turistas residenciales” que han desplazado a cientos de indígenas de playas y lomas para construir la postal que vendemos al mundo y que oculta barrios de refugiados como La Solución.

En Bocas del Toro es en donde el Gobierno Nacional se niega a aplicar las medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que ordena la paralización inmediata de las obras de la represa Chan 75 por el irreversible daño que se le está causando a comunidades como Charco La Pava, Changuinola Arriba o Nance de Riscó; en Bocas del Toro es donde el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, trata de que los gobernadores actúen como en el Viejo Oeste expulsando a las comunidades naso de sus tierras ancestrales para beneficiar a su amigo vaquero Mario Guardia; en Bocas del Toro es donde se están expulsando de la carretera a cientos de familias ngäbe para vender esas tierras a mejores postores; en esa provincia es donde la Bocas Fruit Company ha hecho y deshecho a su antojo desde hace más de un siglo; es en Bocas del Toro donde el contrabando y los negocios dudosos son manejados por diputados, ex diputados y calaña similar de todo el arco político nacional.

La huelga de Bocas no ha sido solo por la Ley 9 en 1, la ley de la muerte. Esa ha sido la gota que ha colmado el vaso y el Gobierno del Cambio, en lugar de escuchar y entender, ha hecho lo único que saben hacer los finqueros: reprimir. Hay varias víctimas mortales, aunque el Ejecutivo no lo quiera reconocer, cientos de heridos, muchos líderes escondidos, compañeros heridos hacinados en el cuartel policial de Changuinola y, ante todo, mucha indignación, rabia, dolor. Los panameños son buena gente (y los bocatoreños son panameños aunque el mensaje desde ciudad de Panamá sea otro) y aguantan los abusos con excesiva calma… hasta que revientan.

En estos días, Bocas del Toro somos todos, todos los que creemos en la justicia, en la dignidad humana y en los derechos humanos. Los gorilas que han enviado a cientos de antimotines, que han reprimido antes de escuchar, que han tratado de estigmatizar al movimiento de Bocas por el hecho de que la mayoría son indígenas (habitantes originarios de esta tierra usurpada por rentistas), que se han burlado del estado de derecho y que solo se atreven a detener a estudiantes menores de edad en la capital, esos no son panameños, son enemigos de un pueblo que no aguanta ni un abuso más.

Son días de malos recuerdos, del deja vu dictatorial. Pero es por eso, precisamente, que también son los días del valor, de la resistencia, los días de la dignidad de las y los panameños y de todos los que aman a esta tierra valerosa.

25/6/10

El oxígeno

Te escucho, un poco ansioso y un tanto espectante. ¿Cómo será permanecer feliz susurrando palabras privadas? ¿Cómo se podrá vivir respirando oxígeno limpio cada mañana, mirando un cuarto creciente cada noche? Estimo que habrá un par de instantes de tristeza, por aquello de poder comparar; quizá un segundo con lágrimas por un golpe de infortunio, pero sé, con una seguridad sembrada de irracionalidad razonable, que hay un océano calmado y templado esperándonos, una posibilidad de retar a la duda, a la insoportable manía humana de hablar de felicidad y procrear tristeza. Será nuestra labor, nuestra causa: demostrar a la estúpida fatalidad que se puede ser así, que podemos amarnos sin tiempo, sin miedo, sin dueños ni poseidos, sin dudas, con alegría, sin prevenciones y con toda el alma, dispuestos a prolongar este abrazo que comenzó hace a penas dos décadas y que precisa de otras tantas para sentirse realizado.

22/6/10

En este tiempo

Qué extraño esto de dedicar el tiempo a engañar al tiempo. Cómo disponer de los segundos para que se quemen más rápidos que el papel de mis cigarrillos; cómo hacer para que hoy sea lunes por venir y porvenir hecho tu; cómo evitar estas últimas horas de espera, de guardia, cuando no quiero otra cosa que posar mi cabeza en tu vientre preñado de mariposas; cómo controlar esta sensación de que este es tiempo extra, sobrante, grasa de las horas que, siendo deliciosa, es innecesaria en mi vida.
Te extraño como árbol al que le sacaron las raíces al aire y busca la tierra protectora; te espero, como guardian del paraíso dispuesto a cerrar la puerta tras de sí una vez dentro del mismo.

1/6/10

Negro con luz de fondo

A veces se viste de negro. Acontece en esas ocasiones que sus hombros rozan las nubes dejando que los tirantes marquen la estrecha vereda de mis vistorias. La piel, tan blanca como cobriza, trémula como luz de vela en noche de suave brisa, suele dibujar olas intermitentes que me mandan mensajes en clave para que me pose en su milpa de poros. Intuyo, siempre atento a las más leves variaciones en su melodía, dos súbitos amaneceres que buscan romper la noche, algunas laderas dónde guarecerse del rocío de la madrugada, siempre el río que permite refrescar el cuerpo antojadizo antes de renacer en sus brazos.
A veces, solo a veces, ella se viste de negro, y casi todo es luz en esta bóveda de nocturnidades y sombras, en este hogar sin dueños donde el orden se parece tanto al caos. En la distancia, mis manos tratan de adivinar el tejido del que está hecha su alma y siempre encuentran materiales nobles de los que pegarse para guarecerse del calor de la rabia.

28/5/10

Mundos del reverso


De la ciudad salen barcos cargados de comida y las personas solo son el lastre de este viaje que no debería ser. El campo, ¡ay el campo!, devuelve barcos llenos de tamalitos humanos que enloquecen en la madrugada o que beben a solas sabiendo que su destino está plagado de luces y yermo de futuro.

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Dice el experto que en el colapso de la civilización, solo los indígenas con esa mala costumbre del nomadismo y los pobres y pequeños agricultores se salvarán de la devastación. No tenemos los animales de ciudad las mañas para sobrevivir a lo que nosotros mismos hemos provocado. Lo que me tiene contento es que don Francisco podrá seguir sonriendo.

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Se ha intentado firmar el Tratado de No Proliferación de Justificaciones. Sin embargo, en la cumbre internacional de los Egos se han escuchado palabras fuera de tono, acusaciones y diatribas que han dado al traste con tan inútil concentración de humanidad.

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Cuando las razones se desploman por el diletante río de la historia, parece que solo tus labios pueden calentar esta noche de luna sin buracos. Estoy seguro de que esta será la última llena vacía, la última estación del reencuentro.

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Alí Sarif hace malabares para seguir creyendo que en el último minuto el caos va a cobrar sentido. Mientras, se empeña en que la capoeira y los maracuyás conversen en este sembradío tan fértil como añorante. Este milagro en el Urubú parece no ser faro suficiente para emrumbar despistes.

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"Los humanos siempre sobrevivimos". El optimista logra empujar dos centímetros el reloj. "O cambia el sistema o desaparecemos", se empeña el pesimista en parar el tiempo como señal de esperanza. Yo, en medio, solo pienso en cómo empeñar los minutos en tu alma.

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Paulo debió ser un soldado triste allá en la frontera con Guyana. Un mal soldado incluso Que con esta cara de buena gente los tiros erran dianas. Ahora empuja su canoa de un solo remo para regresar del almuerzo a tiempo de conceder un nuevo crédito. Este es el único banco -justo e ilegal- que debería perdurar.

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Esta ciudad no debería ser y este río es solo de momento. Los pasajeros, apenas, respiramos el humo de la barcaza con la insignificante esperanza de llegar al muelle. En el mecido murmullo de las aguas negras el paréntesis parece eterno. Allá, recomienza la vida. Tan cotidianamente vida.

24/5/10

Canibalismo Social

La vida me ha llevado por segunda vez a la subestación policial de El Chorrillo, no como detenido, pero sí como observador.

Debería ser visita obligatoria para estudiantes, jubilados, empresarios, miembros de organizaciones no gubernamentales, organizaciones de derechos humanos, ministros varios, presidentes de la República y esa especie agrupada bajo el sobrenombre de “honorables” –excluimos a turistas ante la obsesión de solo mostrarles imágenes bien lustradas–.

La gira permitirá conocer una parte de la Panamá real, tener un registro de casi todos los derechos humanos que se pueden violar, podrán hacer un análisis de por qué nuestros agentes de Policía son malencarados, de por qué los muchachos de El Chorrillo acumulan rabia y odio a toneladas, podrán sentir a qué huele la exclusión y las aguas negras y, de ñapa, sentirán en carne propia el miedo real… no el mediático.

La violencia que ejerce el Estado es doble: una hacia los funcionarios policiales que, sumado a su baja formación intelectual, deben trabajar en condiciones infrahumanas, en un entorno violento desde todos sus ángulos (social, económico, arquitectónico, etc…) y sintiéndose la última frontera entre la Panamá de la prosperidad y el Panamá marginal.

La otra es la que estos, como representantes del poder más perverso, ejercen contra los ciudadanos desprotegidos, los que no conocen ni tan siquiera sus derechos fundamentales, los que no tienen abogado, los que por su color de piel, corte de pelo o vocabulario son sospechosos y, por tanto, detenidos sin garantías.

Nuestro Estado es violento y gestiona una sociedad donde los valores económicos superan a los éticos, donde la baja formación es una garantía para los poderosos y una sentencia para los que nacen excluidos. Los policías, hijos de la misma pobreza, son víctimas y victimarios al tiempo. Algunos jóvenes del gueto nacen son víctimas y se convierten en victimarios para vengar sin sentido y con sangre tanta injusticia.

Si no hago propuestas se me reclamará con justicia que es fácil criticar pero complejo solucionar y, aunque no soy un experto en nada, me voy a atrever a sugerir lo obvio.

Hasta que el Ejecutivo y los otros dos poderes del Estado no instalen una cultura de derechos en su gestión y en sus políticas públicas poco podremos avanzar. La formación de los funcionarios medios y bajos en materia de derechos humanos; la dignificación de los espacios públicos (menos plata para megaproyectos faraónicos como el metro y más para adecentar desde centros de salud hasta estaciones policiales, desde oficinas de Migración hasta corregidurías; la capacidad de tener información confiable de las situaciones de vulnerabilidad social e indicadores para darle seguimiento; salarios dignos en lugar de tanta botella; escuelas que formen ciudadanos en lugar de recintos para perpetuar la pobreza…

Paralelamente, los ciudadanos y ciudadanas deben de dejar de pedir para exigir, pero basados en derechos. Que no se repita el lamentable espectáculo del virrey Martinelli escuchando las miserias de cada cual en audiencia tan pública como poco constructiva, que todas y todos sepamos nuestros derechos, nuestros deberes y las obligaciones del Estado para con esta sociedad…

(El Malcontento del 18 de mayo)

Ningún Gobierno lo ha impulsado porque no conviene. Un país en el que los derechos priman es un lugar de gentes exigentes con sus autoridades, que no permiten que se pierdan las conquistas sociales y que, muy al contrario, trabajan permanentemente para lograr nuevas metas. Sería este un desafío al “país de los primos” (como lo define Julio Manduley en su libro Panamá: estructura–coyuntura), de los cuatro que se benefician gracias a la violenta condición en la que deben vivir los muchos.

En las calles, la Policía intimida; en las oficinas, muchos funcionarios desprecian; en los despachos donde se toman decisiones los burócratas de corbata deciden qué es bueno para el país sin tener en cuenta a la mayoría; en el Palacio de las Garzas, se feria el país en un clima de corrupción y arbitrariedad que supera lo antes visto (y eso parecía difícil).

Cuando la violencia comienza desde arriba, abajo se convierte en canibalismo social.

9/5/10

La exánime naturaleza

Aquel diluvio resistió el embate de nuestros cuerpos. No pudieron tumbarlo abrazos, arrumacos ni caderas en sincronía. Tampoco los alientos encontrados, ni siquiera las respiraciones contenidas que esa noche retaron a relámpagos y brutales ráfagas de viento. El aguacero continuó al ritmo de nuestra cadencia, encaramado en el diapasón en el que nuestrs sexos convergían.
Eso fue hace casi un año y en los cielos aún hay comentarios ofendidos, humillación de la naturaleza arrodillada ente nuestro poder, nuestra fuerza de dos que pareciera la de multitudes.
Hoy estamos a punto de ratarla de nuevo, dispuestos, ahora sí, a torcer el brazo al relámpago, a secar la garganata a la tormenta. Una noche la resiste cualquier diluvio tropical que se precie. Toda una vida, todos los "siempres" concentrados en nuestra mirada, todas las renuncias resistiendo en nuestra respiración serán apuesta imposible de igualar por las exánimes fuerzas malgeniadas de la lluvia.