30/12/11

Amor-dolor-rabia-acción



El cuerpo manda pausa y veo entonces, desde esta ventana siempre abierta la porte donde la porte, destellos que asustan. Masas individualizadas, destinadas al ombliguista ejercicio de vivir sin mirar a los lados, a parir y criar para nada, sólo para mantenerse con aliento, conseguir el alimento y atontarse ante una realidad tan compleja como evidente.
La pregunta late, como late este corazón plantado en la tierra de otros. ¿Para qué? ¿Por qué nos empeñamos en hablar cambio, en buscarlo, en construirlo a pesar de que las mayorías no sólo nos ignoran sino que nos desprecian por residuales, por anecdóticos, por incómodos, por 'inmaduros'?
Necesito una respuesta porque se precisan razones para dar un paso, otro, otro, uno más, aunque no hay destino cierto ni recompensa posible.
Recuerdo primero aquella condición fundamental que el Che señalaba para cualquier persona revolucionaria: el amor, el amor por el Otro, por la Humanidad. Cuando se ama a la Humanidad, a toda, la realidad duele. No hablo de esa reducción de clase media de amar tu entorno más cercano (tan tranquilizadora que reciclando una lata de soda pensamos estar salvando al mundo entero), sino de un amor total por la especie, de la capacidad de imaginar al otro esté donde esté, sea quien sea. Imaginar al otro para amarlo es identificarse hasta el dolor. Lo que le acontece hoy a una persona en Yemen o en Guatemala, en Alemania o en Mali nos duele, pero el dolor puede ser paralizante: analgésico depresivo que se atrinchera en los espejos.
Por eso, el dolor que sirve es el que produce rabia, porque la rabia es la no aceptación del dolor y, especialmente, la imposibilidad de aceptar la inmutabilidad de las causas de ese dolor. La rabia es anti determinista, aunque también se corre el riego de que se traduzca en odio, en nihilismo o en parálisis.
Así que la rabia hay que convertirla cada día, por titánica que parezca la misión, en acción. Acciones para medrar, para lograr, con el incesante goteo acumulado de las personas activistas de ayer, del hoy y del mañana, desgastar las pulidas y relucientes luces que encandilan a las mayorías. La erosión del sistema se logra con la acción, acción sin espera, acción si pausa, acción que no depende del resultado.
Por último, esa acción se desarrolla en dos tiempos: el urgente y el histórico. Aunque las personas activistas se concentran más en el primero y los constructores de pensamiento en el segundo, intuyo que la acción más eficiente es la que juega con los dos tiempos o la que, al menos, los tiene en cuenta.
Quizá el problema cuando tratamos de contagiar al Otro es que empezamos por el final, le llamamos a la acción, le pedimos re-acción ante la realidad, cuando no ha recorrido el camino completo, el que empieza por el amor y que, bien cimentado, no permite ya la indolencia.

Año archivado

Es cierto que este año se ha empeñado en llevarme la contraria. Que las consecuencias de las decisiones y de este cuerpo gastado se han revelado todas al tiempo. Que la peor cara de los humanos y la mejor cara de las infecciones han aparecido en este espejo diario que es la vida con vida... Pero también es verdad que estos días me han sabido a limitados, que cada minuto a tu lado ha sido regalo y premio, energía y futuro, pasión y calma. Archivo el año no sin darle antes las gracias. Año de maduración a golpes y de rejuvenecimiento a punta de amor. Año para guardar, para cuidar: todo lo que necesitaba ha acontecido en tu cuerpo y todo lo que imaginaba se ha dibujado desde tu alma. Gracias por aguantar a mi lado, por mostrarme que este mar revuelto puede ser también laguna calmada. Gracias por mirarme así, exactamente así y por combatir la tiranía del tiempo con la contundencia pétrea de esta burbuja abierta.

9/12/11

Terra nullius



Somos tierra de nadie, territorio lacerado por quienes deciden en nombre de nuestra libertad. Somos tierra de nadie, abono humano para el cultivo de plata; necroseres dispersos en un huerto contaminado; estúpidos seres convencidos de algún poder que no tenemos.
En tierra de nadie triunfan los piratas y los curas: los des-almados. Esos... esos putos piratas que no muestran el rostro y que mandan a los presidentes de los no-gobiernos a hablar con los no-periodistas de los cuarto y mitad de comunicación.
Somos tierra de nadie y ese nadie tiene nombre y apellidos. Nos dejamos pisar; su huella queda marcada en nuestra espalda y ese, sólo ese, es el hierro de nuestra cabaña.
En tierra de nadie, casi nadie se atreve a responder. Los que lo hacen son peligrosos: terroristas, delincuentes camuflados tras consignas sociales, antisociales que sólo quieren sembrar el caos (poder dixit).
En tierra de nadie, el orden lo ponen cuatro y sobran tres para repartirse el pastel. Hoy, como todos los días, los nadies se creerán alguien y saldrán con sus esposos y con sus amantes beber el jugo del confort. Los que todavía son, estarán planificando cómo dinamitar el cónclave, cómo cagarse (al menos) sobre los despojos del poder, cómo sentir cierta dignidad en el gesto definitivo (y propio) de negarse a participar.
Somos tierra de nadie y hoy están prendidas las luces de navidad. Evitando el resplandor, habrá que ver cómo huir, en silencio, con el estruendo de la violencia civil e incívica, de esta tierra (nullius).

8/12/11

Autodestrucción



No he podido quitarme esta palabra de la cabeza desde ayer. No es una palabra.
Desde mi ventana móvil intuía las chimeneas prendidas, el tedio de la comodidad instalado en las vidas de os bienaventurados. Los demás, los arrancados, la mayoría, corta leña para la incomodidad, relata las horas como letanía, lucha en causas imprescindibles y difusas que poco importan y nada figuran.
Durban, Marsella, Bruselas, Washington... los nombres huecos conducen en la noche y las curvas cada vez son más rectas. El camino es directo y el tiempo se acorta con la laxitud del embrague.
A casi nadie parece importarle este fin tan estúpido, esta manera de autodestruirnos con mentiras y con más de lo mismo. Por qué me resulta tan fácil imaginar el final de todo menos el de este capitalismo angurriento que nos carcome, del que parece que han eliminado las salidas de emergencia, de esta ceguera confortable en la que se atrincheran unos cientos de millones de afortunados...

Autodestrucción. Y un bobo -más preocupado de su pelo que de la humanidad- canta al amor que no puede conocer y al desamor al que se ve irremediablemente condenado. El vacío es esto. Debe ser esto: sentir que uno ve mientras el resto ama la oscuridad; dudar de la propia verdad porque si fuera tan evidente más la hubieran compartido; seguir empujando para que en el momento final -sin juicios ni trompetas-, poder decir: ya os lo advertí. Soy humano, hasta en eso; en la soberbia, en la estúpida creencia de que en esta ceremonia caníbal seré el único en no comerme a mi hermano.
No he podido quitarme esa palabra de la cabeza desde hace muchos años. La he compuesto de formas diversas, pero suele concluir en el mismo espacio de desidia y desesperanza. Cuando la mayoría prefiere un derby a una revuelta, la rebelión es una imposición moral. En eso estamos.

Por si acaso, y mientras tanto, he decidido refugiarme en el sarcófago rupestre de nuestros ancestros, he buscado la huella en la que encajo y me he prendido un cigarrillo. Os espero allá, en este final que huele tanto a principio.

6/12/11

Respira-me


Un susurro... los alientos son conjugados
Una palabra... las alas logran su empeño de volar en el agua
Un abrazo... la posibilidad de la tristeza se desliza en el invernadero

El frío, para que seamos uno
El calor, para que tu alma me encuentre

Los alientos, cuando se conjugan, no permiten ya la pesadumbre ni el óxido.
En este vivir que nos hemos impuesto, en este amar que nos sorprende, en este tiempo en el que lo gratuito parece imposible, nos empeñamos, tu y yo, en contradecir a las inercias y en negar los espacios comunes. No es posible ser así, como somos, en la telaraña de deber ser; no es viable que estos alientos sigan entrelazados si no retamos al tiempo y a sus corifeos... nuestro destino está inevitablemente ligado a la tarea de abrir ventanas y caminar hacia atrás: sólo así se avanza entre las estatuas pétreas que plantan trampas como rescatan tragedias.

Respira-me un poco más... así de cerca, sin que perciba el dibujo de tus labios. Respira-me hasta que tu aliento se confunda en mis entrañas y lo haga fuerte hasta mi propia boca.

30/10/11

Amanecer en la cinta costera (mensaje a los resistentes de Panamá)

Los espejitos siguen nublando la vista. Si en aquel entonces eran brillantes, ahora son financieros; si en aquel entonces se utilizaron como prenda de conquista e invasión; ahora el falso crecimiento económico y la megalomanía de los gobernantes sirve para adormecer a poblaciones explotadas que se conforman con dos mangos y renuncian al palo de mango bajo el que siempre jugaron dominó y lograron refrescarse sin pagar aire acondicionado.

Los indignados de Panamá no son indignados; conozco a muchas y muchos de los que se han tomado la Cinta Costera y sé que son resistentes activos, esas conciencias despiertas que son tan necesarias en toda sociedad, un 1% que representa al 99% aplastado por cuatro gatos que tomaron el relevó colonial del poder cuando se produjeron las independencias formales pero se enquistaron las dependencias reales.

Me gustaría estar amaneciendo en la Cinta Costera, símbolo de la estupidez y del modelo de ciudad y de sociedad in-comunicada en lo humano e hiper-comunicada para las máquinas y las prisas. Me gustaría compartir el café y el sueño; la conversa y la utopía; la fuerza y la convicción de que lo que está haciendo es tan necesario como respirar.

Hay un deber que lo marca el tiempo histórico que nos ha tocado vivir; y ustedes lo están cumpliendo. Ha habido muchas derrotas, pero también victorias inapelables. Su voz, sus cuerpos y sus acciones son el recordatorio a los poderosos de que no tod@s estamos dormid@s, de que la maquinaria de educar esclavos tiene falencias, de que la utopía, por lejana que parezca, se construye en el día a día.

En Europa o en Estados Unidos, el movimiento de los Indignados tiene mucho de performático; en Latinoamérica, no. Demasiadas décadas de lucha acumuladas, demasiada sangre y demasiada dignidad comprometida. Ustedes son la fuerza de este amanecer que los contempla, ustedes son la energía de la sociedad doliente pero, ante todos, ustedes son el la tranca que pone límites a los desmanes de los poderosos y un día, más pronto de lo que imaginamos, les tocará pasar de la resistencia a la construcción.

Cuenten con much@ de nosotr@s para ambas tareas y despierten convencidos y sonrientes: la pelea es peleando y eso, exactamente eso, es lo que ustedes están haciendo.

Un abrazo fraternal y un venturoso mañana....

29/10/11

De certezas


Podría ser derrotista. Y Lo soy. Podría proclamar el fin de los tiempos; la torpe imposibilidad de reinventarnos; la estúpida manía de suicidarnos cuando no hay altura para el salto. Y lo hago. Se me ocurre a veces rendirme, o sacar el bajo instinto de la cobardía que todos controlamos con dificultad; incluso, entre susurros, me digo que si hay un sentido es el del camino cortado, el del puente dinamitado durante nuestro orgulloso paso. Explosivos dispuestos.

Miro a mi alrededor. El simple cansancio sustituye a la compleja ilusión. Sólo una obligación moral autoimpuesta; sólo la tenaz tarea de abordar el sinsentido, me obligan a dar el siguiente paso.

Pero luego… luego te abrazo. Tu temperatura se cuela en el frío reducto de mi espíritu; tus ojos desnudan mi discurso y lo hacen puro; tus manos delinean un camino más venturoso, mínimo, imprescindible, luminoso. Y las dudas, la derrota, el furibundo cansancio del atardecer se convierten en alborada, en promesa sin decepciones, en un promisorio hoy que se estira en el tiempo que nosotros nos otorgamos.

Entonces, tímido y avergonzado por la racionalidad de mi genética, me rindo ante la evidencia de este amor, claudico con una decisión vital incontenible, me decido a vivir sin más y hasta donde tu estés. No hay derrota en este territorio de certezas desprovistas de todo desmedro.

13/9/11

Pinches copistas renegados

(texto publicado en FronteraD)


Desde el siglo XV, como mínimo, los europeos somos terriblemente racistas. Construimos una imagen de superioridad racial para justificar conquistas y desmanes y no hemos logrado escaparnos de ella. Estados Unidos perfeccionó la soberbia europea y la convirtió en impronta genética y en misión cuasi bíblica lo que a nosotros 'sólo' nos sevía para sentirnos 'civilizados' y, por supuesto, hacer negocio (la revolución industrial se cimenta en el racismo y en la deshumanización del Otro, del que no era europeo).

Seguimos, y esto es aterrador, anclados en la dicotomía "civilización o barbarie" pero sin darnos cuenta de que somos nosostros los que alimentamos la barbarie y condenamos al fracaso cualquier intento de una nueva civilización global.

El décimo aniversario del 11-S ha demostrado que todo es así. Los gringos fascinados por su tragedia y el resto del mundo siguiendo el cuento. La tragedia es terrible, los atentados de aquel día deleznables, pero los medios de comunicación ayudan cada día a la escritura de una Historia falsa y maniquea. Primero, porque dan marchamo de realidad 'ineludible' a la supuesta "guerra contra el terrorismo", permiten la justificación irracional de esta ética de guerra que se ha instalado en nuestra contemporaneidad en la que torturar, asesinar de forma selectiva, matar a civiles o secuestrar es "comprensible".

Segundo, porque en los centenares de artículos que nos hemos tragado han desaparecido los civiles que han pagado la ira imperial, la venganza estadounidense. Ni un artículo sobre las algo más de 100 mil víctimas civiles no combatientes de Irak, ni de las decenas de miles de muertos de Afganistán, ni de las ejecuciones en Yemen, ni, por supuesto, de los desmanes de Blackwater ni similares. Tampoco, ni de coña, se les ocurre recordar la 'privatización' de esta supuesta guerra, ni la utilización de mercenarios latinoamericanos o gringos, ni el negocio redondo de los amigos de George W. Bush, ni el engaño sobre las armas de destrucción masiva que, supuestamente, atesoraba Irak, ni se hace demasiada sangre sobre la ejecución extrajudicial de Bin Laden...

Me da asco, me provoca repugnancia ver cómo la mayoría de los medios no son más que amanuenses del poder. Y, entonces, aquí, recupero un texto de Heriberto Yépez, un preclaro ensayista y literato de Tijuana, en esa Otramérica que aún está despierta, quien asegura: "Esta es la gran tragicomedia de los pensadores, científicos, artistas y literatos del mundo moderno [occidental]: no darse cuenta de que sus palabras, imágenes e ideas son copia de las palabras de las autoridades. Todos nosotros no somos más que copistas renegados".

Y eso somos: pinches copistas renegados que no cuestionamos más allá de nuestras narices. "¿Dónde estaba usted el 11-S?", "¿Qué moco se estaba sacando en el momento en que eran asesinadas 3.000 personas en Nueva York?"... y yo pregunto: ¿dónde estamos nosotros ahora mientras un puto soldado de la OTAN, o de Estados Unidos, o de España, o de Italia está matando a algún civil inocente?, ¿dónde está la promesa de Obama de cerrar el centro de la ignominia en Guantánamo?, ¿dónde la autoridad moral de Naciones Unidas o de cualquier organismo internacional para hablar de Derechos Humanos cuando ha cerrado los ojos ante tanta barbarie?

El 11-S no cambió el mundo, sólo lo hizo evidente.

28/8/11

Irene y la soledad del tiempo

Irene trata de recordarnos lo que somos: poca cosa. Sus vientos pueden más que nuestras centrales eléctricas y sus lágrimas mojan más que la lluvia de entretenimiento de Times Square.
Desde donde miro a esta chica, el sol no perdona. Es también una forma de visibilizar nuestra fragilidad, apenas huesos y piel para protegernos de la dureza de la vida; desarmados de alma para poder compensar el oprobio de respirar en medio de tanto mercurio, de tanta ignorancia.
No sé si es bueno echar una mirada a este mundo. Tiempos aquellos en los que viajar era imposible y la ignorancia era de otro tipo y hacía menos daño porque era la de la cercanía, la limitante del espacio. No más.
Ahora, todopoderosos jinetes de aviones y relámpagos, nuestra estupidez cobra más sentido. ¿Cómo modificar este estado de cosas? ¿Cómo, simplemente, ser más humanos (en el supuesto caso de que el ser humano sea algo mejor que esto que medra por las esquinas de su propia incapacidad)?
Este tiempo, tan veloz, tan agitado, está solo. Nadie le ayuda a gestionar tormentas ni ausencias. Hemos construido un sistema tan complejo que es extremadamente sencillo verle las vísceras. Y no son agradables, huelen, pestilentes, a una mezcla de cianuro y sangre, a la perseverante combinación de exclusión y soberbia.
A veces, Irene debería quedarse, acabar con cualquier Noé iluso y obligarnos a enfrentarnos a la soledad del tiempo a ver si así, ensimismados, logramos recuperar el aliento (y la esperanza).

21/8/11

Entropía

La entropía acontece de forma inédita cada vez, pero siempre es igual. Tu voz va ordenando mis palabras, da coordenadas a mis meandros, logra el imposible orden en esta tierra de fronteras e inequidades. La arquitectura que logras es sólida, cimentada en la suavidad de tu sonrisa y en la fortaleza de tus manos.
Hoy obraste la dicha del orden pero me faltaron tus manos, tu aliento física, la savia que alimenta mi piel calcinada.
Ante ese hueco fatal, entiendo que el juego de la vida me puede quedar grande pero que la ingeniería de este amor está hecha a mi medida.

10/8/11

´Irresponsafelices´ en la globalidad

Esta fiesta es para nadie. En tiempos en los que las palabras están gastadas y las melodías han sido condenadas a ser ruido, tratamos de combatir el aturdimiento apenas con torpeza. Pero es difícil cuando habitamos en centros comerciales infinitos, donde los escaparates y los ambientes artificiales son lo más natural.

No es cosa de un lugar (y esto despista sin remedio a los primitivos nacionalistas, ahorcados de bandera y símbolos infantiles varios). Tampoco de espacio (ahora que los lugares han sido anulados a favor de la multirrealidad y sus paralelismos). Se trata de este sistema tan perversamente refinado que ya no valen análisis simplistas ni reducciones demagógicas.

Los trabajadores han sido convertidos en consumidores, motores fundamentales de este tardocapitalismo tan furibundo. Los capitalistas se han convertido en nuevos políticos en el nombre de la eficacia. Los dueños de la jugada, las élites de antes y las nuevas del ahora, se han retirado a los “palacios de invierno”, desde donde se ríen de nuestras minucias y del éxito de su estrategia.

La fiesta es más exclusiva que jamás en la historia. Mientras Obama hace malabares para no pasar a la historia como el presidente “quebrado”; los presidentes de Europa fingen que son presidentes; algunos mandatarios latinoamericanos están felices de haberse conocido (porque no están sufriendo más crisis que las habituales), y otros, ¡ay pobre Piñera!, hacen malabares para que sus pueblos no los saquen de patitas a la calle.

Ningún político está invitado a la fiesta y tampoco los expertos –consultores, mercenarios a salario que adaptan teorías y análisis al mejor postor–. Los que hasta hace dos días alababan el modelo educativo chileno están ahora escondidos bajo las piedras. Los otros, los que se llenaban la boca con Uribín y su gran visión, ahora le hacen la pelota a Santos y no reciben en sus despachos a los imputados de corrupción, espionaje y violación de derechos humanos.

Tampoco participan como protagonistas los salvadores de la ONU y demás supuestas instituciones globales. Una ONU que no tiene injerencia en el mundo de las finanzas es una ONU fuera de este mundo, sin capacidad real de incidir, de controlar, de mesurar al glotón mercado ni al anoréxico estado de derecho.

La fiesta parece carnavalesca, pero no hay máscaras. Los cuatro gatos invitados a veces tienen que salir en cayuco de sus hoteles de seis estrellas porque la realidad se empeña en inundarles la islita de la fantasías, pero –a pesar de los amantes de la teoría del complot– ellos son como son, sin ambages, y nadan en las aguas sucias del desarrollismo con la misma dignidad que si estuvieran en el paseo de la fama. Ni Martinelli ni su ralea mienten. Son así y son transparentes. A veces les toca guardar las cartas a ratos por cuestiones tácticas, pero son estratégicamente como se muestran. La soberbia, el silencio no medido, la rabia, la furia machita, la arbitrariedad forma parte de su ser esencial como es parte de la mayoría de la población el apocamiento, la genuflexión, la desmemoria.

Los que no estamos invitados a la fiesta y sabemos las razones podemos estar de mal humor, enfadados con la arquitectura del sistema y sus pocas salidas de emergencia. Los que se creen con la razón, aun estando excluidos del festín, son tan ignorantes como su enciclopedismo les permite. Por eso, no gastar palabras en responder sandeces debería ser, a veces, la norma (por ejemplo ante los despropósitos de la pila de homófonos y radicales que buscaron rofear hace una semana).

Mientras, para los que gustan de la libertad de pensamiento, del disenso, del pensamiento algo más complejo que las simplificaciones de “los buenos”, los cito este jueves 11 de agosto, a las 6:30 p.m., en la Biblioteca Nacional. Allá estaré, junto a un buen número de gente pensante, en la presentación de Dos Años de Locura, un recuento analítico de estos últimos 24 meses de orgía, fiesta y bulimia del poder. Esa fiesta de la que la mayoría solo ha sido espectadora lejana o salonero de segunda (eso sí, reformado de pandillero a salonero en algún taller bienintencionado de alguna ONG europea pagada con los reales de la crisis global). Ya no tenemos ni fiesta ni globos para engalanarla, pero no significa que en la periferia de la exclusión dejemos de bailar y de sonreír. Bienvenida sea la “irresponsafelicidad” de los que no tienen futuro.

7/8/11

Vergüenza

Cómo se escribe la palabra vergüenza, con qué vocablos se puede describir el profundo dolor de ver una realidad que parece una ficción, de qué manera se compone la crónica de la realidad verdadera –no la de los mitos fundacionales, los cuentos de gnomos o la historia del amor universal…-…

Me ha recorrido un latigazo la ver las imágenes de las descargas policiales frente al Ministerio del Interior de Madrid; he vivido la ubicuidad de este sistema tan igual en todas partes y tan mentiroso en éstas. Soy de la generación de la tierna democracia, de los que tuvimos que escuchar de los “compañeros” del PSOE que no había que tomarse la calle, que en democracia todos importábamos, que “siempre” hay cauces democráticos para expresar el desacuerdo, el disenso. También soy un periodista que en febrero, junto a otra colega, fue detenido, golpeado, esposado y procesado sin garantías por cubrir una protesta y por ser observador de la violación de derechos humanos. El Gobierno, para justificar nuestra arbitraria detención dijo que “extranjeros estaban instigando” protestas que ponían en riesgo la seguridad nacional.

¿Les suena? Pues no fue en Madrid, el comunicado no es el de la Confederación Española de Policía (CEP) y los protestantes no eran indignados con las manos arriba y lemas que rozan la inocencia, sino indígenas en defensa de sus casas y sus tierras en un país tan antidemocrático como Panamá. Lo que está ocurriendo en España no difiere. Y quizá, solo quizá, sea bueno para mostrar el verdadero rostro de esta “democracia” ideal, que vendimos en dosis generosas a los países del Este y a Latinoamérica –“la Transición española es modélica”, decían-, que se permite dar lecciones a diestro y siniestro y que presume de ser inclusiva.

Una buena parte de los españoles son ajenos a estos procesos tan alarmantes. Veranean en el eterno estío del bienestar sin sospechar si quiera que quizá se les acabe a todos. Así suele ser: la exclusión y la violencia institucional sólo tiene éxito cuando la mayoría de los ciudadanos considera que el asunto no va con ellos. Así pasó durante el franquismo, así pasó en Chile, así pasa en Libia o Israel, así acontece en China o en México.

La palabra “democracia” ha sobrevivido a todas las turbulencias de esta globalización mentirosa. Es lo único sacrosanto que nos queda. No es cuestionable, no es matizable… no hay nada que hacer. Los miembros del 15M, en innumerable entrevistas, llevan cuidado en aclarar que “no son antisistema”, que “no cuestionan la democracia”, por si acaso pisan el callo sagrado.

No es democracia y no lo va a ser. No es democracia porque no hay un sistema político que la sustente. No es democracia porque nadie nos ha preguntado. No va a ser democracia porque, si lo fuera, los que mandan a los policías a hacer el trabajo sucio perderían el poder.

1/7/11

El inicio

Cada inicio es oportunidad. O trémulo andar en arenas movedizas. Pero para eso están las raíces. Y los abrazos. Y las palabras susurradas en tu lento despertar y en mi relámpago matutino. Con esas armas, el comienzo (o la reanudación) no es más que un juego: un saber qué es importante y qué, simplemente, contingente. Los humanos deambulan pidiendo pan y nosotros, caminantes sin un destino más fijo que el de nuestra piel, sabemos que el pan es sólo harina manipulada, trigo asfaltado de industria y músculo.
El inicio no es un punto y aparte, sólo un poder ser en este tiempo y un paréntesis para mientras y después, con las fuerzas intactas, seguir abonando el amor y la lucha, el beso y la palabra, el poema y la lágrima emocionada.
Este inicio no-es-más-que-una-broma-para-los-que-se-saben-inmunes.

8/6/11

Hogar portátil

Son seis. Construcciones disímiles, peculiares todas, nuestras. Ninguna en propiedad, que esa es una ficción engañosa. Todas tan nuestras... en ellas nos hemos dedicado tiempo y vida, hemos acariciado la espalda del otro como si esas paredes fueran las definitivas. Pero esa es otra ficción. Engañosa. Son seis y esta es la de siempre. Tan acogedora como todas pero más caliente que ninguna, tan luminosa como tu sonrisa pero húmeda como la comisura de nuestra espera. Esta es la sexta, o la séptima que en asuntos científicos no soy ducho, pero es la primera. O es como la primera. ¿O será como la segunda? Sabes lo que pasa, que no puedo ver con claridad el orden de las casas y de las cosas cuando llevamos el hogar a cuestas, cuando estar contigo es ser permanente, cuando sentir tu abrazo es estar acomodado en el sofá mullido de la vida.
Este hogar portátil es lo más fijo que tenemos, y es de un 'siempre' sólido, de un 'siempre' de los míos, de esos que no atiende a mutaciones sino a las acciones de nuestras huellas.
Hoy, en esta nueva cama tan antigua como mi mirada sobre ti me siento en casa. Como ayer, como antes de ayer, pero hoy me siento en casa. Gracias amor, por acurrucarte cansada en el arco de mi pecho a la hora en que los pájaros, los héroes y los autobuses se echan a dormir.

27/5/11

La 'basura' democrática



Era represión lo que se produjo en Túnez cuando unos miles de personas reclamaron democracia. Era brutal represión la que ejercía la policía y el ejército en la plaza Tahir. Es represión de un sátrapa salvaje lo que ocurre en Libia... No lo era hace un año, cuando los líderes de la autodenominada Comunidad Internacional aún gustaban de hacer negocios con los que hoy son escoria mundial.
El G-8 se reúne en Francia y vuelve a criticar con dureza la represión de los movimientos populares en los países árabes. No han criticado la represión en Barcelona.
Las imágenes son brutales, los antidisturbios golpean, arrastran, arañan, patean a ciudadanos sentados con las manos en alto. Los gritos y la incomprensión ante la brutalidad de la acción policial no sirven para nada. Para nada. Ni para que el niñato que dirige a los Mossos d'Esquadra, que seguirá en su cargo seguro de haber limpiado, tal y como dijo, la basura de Plaça Catalunya; ni para los periodistas de este país, que se escudan en la supuesta 'objetividad' para no calificar los hechos como "uso excesivo de la fuerza", ni para los autores materiales (putos gorilas entrenados para exudar violencia); ni para la mayoría del país, concentrado en el partido de fútbol del sábado que ha servido de excusa para el fallido desalojo de los acampados de Barcelona.
En España se violan los Derechos Humanos, como lo denuncia cada año Amnistía Internacional, pero la opinión pública española no lo considera así porque se oculta, se calla, se disimula. En realidad no hay una crisis económica, sino una crisis de ceguera. Ni un Ensayo de Saramago, ni la valentía de los que los medios llaman los 'indignados' (una manera de segregarlos de los ciudadanos "normales") servirá, probablemente, para visibilizar esta vergüenza, este déficit democrático que atenta contra cualquier construcción de futuro.
La 'basura' democrática no está en la Plaça Catalunya, ni en la Puerta del Sol, ni en la Glorieta de Murcia, ni en Valencia, ni en Sevilla, ni en Santiago... la basura está en las sedes de gobierno, en las comisarías y en algunas redacciones. Lo que el movimiento 15M reivindica, precisamente, es la necesidad de limpiar las instituciones de estos vicios burgueses y represores, de este adormecimiento general que hace llorar, de la indolencia de muchos ciudadanos que se escandalizan ante los regímenes del que ellos denominan tercer mundo (violentos, arbitrarios, violadores de derechos humanos) y dejan pasar como una anécdota las imágenes de unos gorilas pagados con nuestros impuestos maltratando de forma brutal a ciudadanos y ciudadanas cuyo único delito es atreverse a hablar y a tomarse sus calles.


12/5/11

Para seguir siendo


Para seguir siendo lo que soy tengo que apelar a tu nombre (y a tu olor, y a tu verbo, y a tu piel, y a tus abrazos, y a tu conciencia).
Para seguir vivo, peleando, caminando por calles soleadas donde los humanos se mueven sin destino, tengo que saber que estás ahí, que tu aliento será oxígeno en esta empinada cuesta en la que casi nada huele a primavera aunque las alergias contradigan lo evidente.
Para dormir y para despertar te imagino metiendo tu rostro en mi pecho, mordiendo mi esencia hasta hacerla tuya, acariciando la playa en la que nuestras huellas se fundieron de forma efímera para ser inmortales.
Para entender a los otros, los gritos, las tristezas, las soledades, esos momento sosprendentes de alegría y gozo, las esperanzas, la energía insaciable de la madre Tierra desconodida... para todo ello sólo conozco una brújula que lleva tu nombre.
Para extrañarte, como-hoy-te-extraño-hasta-la-emoción, para amarte, como-hoy-te-amo-sin-rubor-ni-límites, sólo tengo que dejar que tu bondad permanezca juntito a mi.

4/5/11

Malos

Hace tiempo que no creo en buenos y malos. Especialmente, porque eso del bueno y el malo es relativo y porque el discurso de os supuestos buenos cada día está más lejos de sus prácticas.

Mi subconsciente, cuando trata de discriminar a unos de otros, tiene graves problemas por culpa de la influencia cultural. Por ejemplo: si pienso en las películas gringas de indios y vaqueros, los malos eran una gente bastante pacífica que solía ir semidesnuda y que trataba de proteger su territorio contra unos beatos en carreta a los que siempre ayudaban unos señores vestidos de azul impoluto y que, a toque de corneta, mataban a todo siux que se encontraran en el camino. Nunca vi en esas películas una detención ni un juicio a uno de esos indios malísimos y que intimidaban con pintura roja barata. Los buenos siempre mataban en las películas de los gringos, ejecutaban a sangre fría o mataban en caliente defendiéndose de una trampa o una emboscada (los malos siempre atacan a traición).
Otra versión de la historia la recibí en la escuela y en la universidad. Y me la creí durante mucho tiempo. Consistía, entre otras cosas, en considerar que el Estado de Derecho y la Declaración de los Derechos Humanos eran una trinchera amable para considerarse bueno. Pero resulta que el Estado de Derecho se ha ido tan hacia la Derecha que justifica lo injustificable y le ha tomado gusto a eso de vencer por goleada (o, mejor, por asesinada).
Era evidente que la operación contra Bin Laden NO FUE LIMPIA. Nadie se escandalizaba de que tropas de un país entraran en otro país sin permiso y ejecutaran a un tipo malísimo que estaba desarmado y rodeado de fieras tropas de defensa (parece que el comando gringo consiguió neutralizar a 12 de esos defensores y que 9 eran niños de entre 2 y 12 años y 3 eran mujeres).
La hija de Bin Laden que sobrevivió al ataque dice que a su papá lo ejecutaron, pero no al creeremos porque tiene el gen de satán en el cuerpo. El director de la CIA asegura que se llegó a la mansión de marras gracias a las torturas por las que hemos apaleado en público al procer George W. Bush (al que habrá que homenajear en el Ground Cero).
O se me han metido parásitos en el estómago o estas ganas de vomitar tan hijoeputas me las provocan esta mano de malos-buenos, de macarras con chaqueta y corbata, de hipócritas Obamas o de arrastrados Zapateros, esta mano de canallas que me hacen sentir que estoy del lado de los malos y que consiento en silencio su estratégia de atizar el fuego para que cada día tengamos más violencia, más odio, más sangre sobre nuestras conciencias. (cá-bró-nés)

Hoy

Si me hubiera ido por propia voluntad de Panamá, hoy estaría en Panamá. Habría agarrado un vuelo el lunes, al saber de la estúpida muerte de un amigo, no para tratar de llegar a lo ya imposible, sino para estar cerca de los que quedamos vivos.
Por eso, quizá, hoy odio más a los que nos expulsaron, a los que decidieron interrumpir nuestras vidas y separarnos de las vidas de aquellos que eran parte de nuestra vida. Hoy, querría estar abrazado a Celia y llorar con ella todo lo que tenemos que llorar por la muerte de Raúl y por lo estúpido de este sinvivir; querría poder mirar a Mariela y decirle que no entiendo su dolor, que ninguno podemos entenderlo pero que estamos cerca, muy cerca. Hoy, debería estar en la Catedral y quizá guardar silencio, o mentar a la muerte y a sus arbitrariedades. Hoy nada debería ser así y yo (junto a P.) deberíamos estar allá tristes y enfadados; animados a seguir con el trabajo de Raúl y de tantos otros que se están quedando en el camino.

23/4/11

Manos a la obra



Sigo tu consejo Mir. Sigo en el empeño de hacer la revolución cotidiana al tiempo que imagino la cósmica.
En la casa han sucedido extraños acontecimientos en las últimas horas. Una mata de enredadera ha comenzado a crecer alrededor del televisor y hay unos extraños pájaros revoloteando en el pasillo que da a la despensa de la costumbre. He sacado de la cocina la nevera y a cambio he instalado aquella librería donde se apelotonan los mejores versos que he leido y algunos que nunca leeré para esquivar el abismo.
En la cama, esta mañana, me olvidé que me educaron como hombre, omito la dureza instalada en algún lado de este cerebro y me permito la ternura, la lágrima emocionada ante la belleza y el amor que recibo, muevo las manos y la lengua de otra forma, multiplico mis sensores, contengo las obligaciones y revoluciono mi manera de sentir, de derramar la energía que ya no es de-moledora.
Mi cabeza hoy no se parece a la de ayer. Pensaba entonces en el cómo subsistir y hoy dedico su tiempo a vivir en plenitud. Algunas veces, antes de esta pequeña revolución, algunas lágrimas eran ordenadas por mi cerebro ante nimios fracasos predeterminados, pero hoy ando ejercitando los músculos de la sonrisa como si fuera gratis este gimnasio con ventanas que llevo instalado en mis ojos.
En el trabajo he conseguido minimizar los riesgos laborales. Para conseguirlo he cerrado con llave la oficina, la he botado al río contaminado que surca esta ciudad y he saldio corriendo a trabajar en el jardín de mi madre: separar las malas hierbas de la flor por venir es tarea que requiere pericia, tiempo y ningún salario. Estoy dando los primeros pasos para descrear el sindicato de los gritos y las jerarquías para formar el colectivo anónimo de la horizontalidad: horizontal en la hamaca, horizontal en las conversas, horizontal para y en los derechos...
Vamos contruyendo la revolución compa... ¿cómo te fue el día?

22/4/11

Imaginar es hacer



Dicen que los libelos están de moda; que hay un tono panfletario en los textos que llaman a la indignación, a la revuelta, a levantarse contra este estado de cosas que en realidad es una lenta putrefacción de esas cosas. Critican que en las páginas del empute no hay muchas propuestas de solución. Cierto, no se trata de manuales de autoayuda sino de abrelatas de la conciencia. Las soluciones tocará armarlas entre todas y todos. Ya basta de reyes sol, de sabios, de dépostas ilustrados, de druidas o de iluminados de la revolución que conocen a la perfección la fórmula para la convivencia, para el desarrollo y para la igualdad. Sus soluciones nos han llevado hasta aquí y, a partir de este punto, no hay caminos conocidos.
Nada de acudir a viejas recetas, nada de añorar pasados que jamás fueron mejores. Es el momento de inventar, de equivocarnos pero por estar tratando de hacer algo nuevo, de destrozar hasta la última hebra el tejido de este sistema opresor, desigual, decadente en sí mismo, para, después, construir una alternativa que, probablemente, será más incómoda pero también más justa.
La mayoría, las mayorías, se encuentra aturullada. Las preguntas son retóricas y las respuestas decepcionantes. Por esto, desde la comunidad, desde la construcción colectiva, nos toca:

- Desenmascarar al sistema, quitarle la capucha a este verdugo que se nos presenta como padre protector.

- Medrar a cada instante para el desmoronamiento, el colapso, la ruptura sin retorno.

- Atrevernos a proponer ideas nuevas, por irrealizables que parezcan, y comenzar a diseñar su viabilidad.

Te imaginas... ¿unas elecciones sin votantes? ¿una toma masiva de viviendas vacías? ¿una desobediencia civil masiva a trabajar? ¿un boicot general a los supermercados? ¿la constitución de pequeñas comunidades de afinidades donde poniendo lo material en común se logre mayor libertad material? ¿mujeres que se nieguen a tener sexo con hombres patriarcales? ¿hombres que se nieguen a tomar las armas? ¿una sacada masiva de ahorros de los putos bancos? ¿misiones voluntarias en los barrios de médicos, de ingenieros, de plomeros, de psicólogos, de payasos, de agricultores, de filósofos...? ¿Te imaginas que imaginamos un mundo diferente y que lo ponemos en práctica?

20/4/11

Cuatro esquinas

Cuatro esquinas del planeta. No hay espacio que me parezca hostil cuando tu cuello me anuncia la llegada de tus manos. Hay realidades desbordantes, pero no insuperables; injusticias sangrantes, pero ni una renuncia a batallarlas; cañones hermosos por los que discurre savia fundamental, pero sin torrentes que nos hagan naufragar en el estremecedor paisaje de la hermosura; hay carros y gente y luces naranjas que dibujan un 'rebelde' y un par de otras obviedades, pero no distracción de lo necesario, de lo permanente.
Cuatro esquinas de una cama. Universo privado en el que no caben ni soldaditos de plomo ni tristezas sin fiesta o descanso. Aire fresco que solo circula para nosotros, olor, saliba, lenguas de tercipelo que buscan su premio después del amanecer de los párpados y el festín de las mondas que conforman nuestras máscaras. Único-y-sagrado-ritual de ser lo que nadie conoce, de soñar lo-que-nadie-puede-anhelar.
Cuatro esquinas de la encrucijada. Sin obligación de elegir. Disfrute en par de la duda del cómo vivir y de la certidumbre de la vida. Única posición posible en el entramado de la urbe emocional para los que, como nosotros, nos sabemos a salvo de las tempestades violentas del verbo escupido o del beso malencarado. Encrucijada permanente en la que siempre elegimos no elegir; estar para mirar, para tocar, para lamer la vida sin miedo sinsabores ni a dulces agriuras. Esas, de ñapa, suelen ser la antesala de azucarados placeres y de olivos centenarios dispuestos para la sombra y el parto.
Cuatro esquinas donde siempre te espero y donde siempre me acompañas. Cómo se puede sonreir tanto sin perder la razón. Cómo, cómo amor, mantener esta altura antinatura sin perder ni por un instante el equilibrio. Cómo, cómo, como mi vida, has logrado que estas luces parpadeantes del mediterráneo que albergo se hayan convertido en alboradas eternas para tus ojos....
Cuatro, tan solo cuatro esquinas de este infinito telar de casualidades.

11/4/11

Sólo imágenes

La decandencia y la decencia. El olvido, siempre.

Todo en el mismo espacio público, en el mismo andén de la ceguera. A un lado, decenas de chicas embadurnadas para paracer mayores, encaramadas a los andamios del patriarcado para ser cazadas. Hombres mayores que ellas, embutidos en camisas para dos tallas menos, colmillos afilados, torpes requiebros no de coqueteo sino de buitres carroñeros buscando hacer una muesca más en sus penes plásticos como plásticos son sus cerebros. [Flash back: Sayyed Qutb escandalizado ante la superficialidad de esos adolescentes y jóvenes gringos de los cuarenta]

Cerca,a escasos metros, llega el autobús de los que ya fueron y ahora tienen derecho a disfrutar. Otra generación, la que vio la mierda y salió de ella, la que tiene la culpa de habrnos permitido olvidar amparados en el silencio del "ya pasó". [Flash back: las series televisivas en Iberia muestran lo que fue un sueño de progreso disfrazado de folletín de amor. Sus protagonistas y opositores lo ven cada noche como si ellos no hubieran sido parte de esa historia. Nadie habla de ello.]

Ahora entiendo un poco más esta indolencia, esta parálisis que como profetizaba este fin de semana García Montero, nos llevará a la derrota, a la postración mansa de los derrotados y humillados. Los unos, ignorantes y estupidizados por una sociedad donde la apariencia triunfante y el aparente triunfo se marca en todos los horarios; animalizados humanos vestidos como payasos que no eligen ni quiénes son ni cómo parecen. Los otros, derrotados de una batalla de ideas y abrazados a la del confort. Ya dieron lo suyo, sí, trabajaron como mulas engañados por la responsabilidad capitalista, pero también ayudaron a hurtar lo nuestro. [Salvavidas: y veo a José Luis Sanpedro y recurso a Saramago y redignifico a Hessel]

En medio, todo un abanico de incoherencias e incoherentes, como nosotros. Luchadores contracorriente que saben perdida la batalla de antemano, bienintencionados peligrosos que juegan a mantener el sistema vivo con curitas y anestesia, politicastros con buen discurso que no han logrado evitar siquiera que extirpen de sus barrios las flores de primavera, periodistas que escudados en el emplo se han olvidado del sentido de su trabajo...

Las chicas de minifalda imposible y rostro transformado sólo aspirarán hoy a triunfar el próximo fin de semana. Los machos sin cabeza seguirá urgando en sus testículos para encontrar argumentos válidos para su miseria. Y yo, miraré a ver si la noche me deslumbra con la esperanza del nuevo día.

10/4/11

Manifiesto urgente sin prisa

No hay razones para luchar. O las hay todas. Dicen los viejos anarquistas, y más de un filósofo, que el unico sentido de la vida es su "sinsentido". No hay ningún fin concreto para el cual vivir, ninguna tarea impuesta por el destino, ninguna tarea superior encomendada por dioses o mercados. Sin embargo, ese "sinsentido" nos obliga a ser protagonistas de nuestro tiempo histórico. Se lucha porque es nuestro momento, porque no podemos enajenarnos a nuestra responsabilidad en la línea obtusa del tiempo. Pero no se lucha para ver resultados. Aunque parezca un argumento casi cristiano, en realidad es bien revolucionario. Como diría Malatesta, se hace la revolución cada día y se pierde al instante, por eso no hay que cesar en ella. Hacemos la revolución cotidiana para lograr la mayor: un cambio real en nuestras sociedades, pero ese cambio es lento, se cocina sin fuego, en las cocinas de las pequeñas luchas. Evo Morales le debe su presidencia a gentes que llevan luchando desde hace 300 años; las mujeres pueden votar hoy por la pelea de las sufraguistas que murieron sin votar; los derechos civiles se conquistaron con la sangre de millones de personas a las que se violaron sus derechos civiles.... En fin... que luchamos, simplemente para ser dignos, para reconocernos en el Otro, para mirarnos al espejo y no detestarnos.
Por eso no hay que desesperarse ni ser crédulos. Los partidos políticos occidentales de este principio de siglo llevan en su mochila el lastre de la verguenza: por lo que han hecho o, mucho más grave, por lo que han dejado de hacer; los sindicatos mayoritarioa todavía miran perplejos a su imagen desdibujada después de haberse convertido en "sistema" con la engañifa clásica de que "para cambiarlo hay que estar dentro"; los movimientos ciudadanos aún tratan de entnder qué les pasó, porque no han sabido leer el momento y reinventar su armamento ideológico y de acción.
Por esto, nos sentimos solos, en la terrible soledad de la lucidez -"martirio permanente, inimaginable proeza", como escribió Cioran-, del deber de actuar pero no encontrar escenario amable en dónde hacerlo. Eso no es grave, solo es real. Hay que ser conscientes de que solos no podemos hacer casi nada y de que la compañía se encuentra en el camino, en los incontables vericuetos del fracaso.
Luchamos solo para horadar al sistema con la paciencia de la gota de agua que esculpe montañas. Luchamos porque sí, porque no hay otra opción, excepto la muerte del alma por omisión, excepto la renuncia a creer en la Humanidad y refugiarnos en un onanismo individualista estéril. Como el viejo Hessel creo en el poder de la indignación, pero de la indignación colectiva y dicharachera, ruidosa, urgente, paciente, organizadamente anárquica, razonable, irracional, enamorada, provocadora, brutal... torrente de ira que se convierte en fuerza social imparable en el tiempo, aunque limitada en el instante. Luchamos para pasar de lo coyuntural a lo necesario, para -como cantan DavidvsGoliat- defender la alegría y organizar la rabia. La frustracion forma parte de este camino, pero sólo como instante reflexivo para rearmarse de sonrisas y argumentos.
Despertar es difícil; rendirse, imposible.

26/3/11

Los abrazos lejanos III

Gota a gota, resbalan por el serpentín los abrazos. Destilan no solo dolor -que también-, sino la necesaria conversación de pieles que acumulamos de manera insospechada y nada sospechosa. El alambique está repleto, el fuego, caldeado por la primavera naciente, no cesa de crepitar, las brasas no son esta vez cama para comidas de confraternidad sino lacerantes testigos de una ausencia forzada. Desde el privilegio del recuerdo vivo, algunas gotas más de alcohol abrazado en el que bailar la necesidad de vuestra presencia.

- Hay abrazos distantes, esos que nunca se dan aunque se deseen. Guardamos las formas porque somos serios: luchadores-de-la-sociedad-civil-debatiendo-el peso-específico-del-planeta. Pero son abrazos dados de esquina a esquina de la larga mesa en la que buscamos coincidencias y diluimos -intencionalmente- las diferencias. Serían muchos si fueran individuales, pero este abrazo es uno, oblicuo, masivo, íntimo al tiempo. Podría ser para ti, la mujer con el corazón más grande que he conocido, y con la casa más flexible, y con la dotación de valentía inconmensurable que te permite ayudar a todas esas otras mujeres, u hombres, abusados por esta sociedad patriarcal que nos asfixia. O para ti, hombre de persistente lucha, micrófono indignado cada mañana casi cuando el resto bosteza su letargo aprendido, su pobreza cotidiana... voz sin aristas que acaricia la vehemencia como quien sabe que la batalla es hasta el último día. Son más, pero estos dos ya se hacen tan inmensos que me faltan brazos y alma...

- En la terraza de tu barco de madera sembrado en la arena de Jaqué hemos soñado a destiempo. ¿Quién nos iba a decir que la desgracia nos haría encontrarnos, olernos, retarnos, abrazarnos a pesar de nuestros cuerpos contradictorios y nuestras edades abisales? Hermano, maestro en abrazos y en revueltas, insistente faro para el cambio que quizá nunca se produzca... cómo añoro desde acá la posibilidad de tu voz, la sonrisa juguetona de tu adultez infante... cómo, cómo me cuesta pensarte y tener que aplazar estos años en nuestra carrera por recuperar las décadas en las que las vidas nos hizo esquivos.

- En tus sueños han aparecido monstruos, pero la vigiliza debería ser más amable, más como tu, más bondadosa. En estos aos muchos abrazos en tus momentos más frágiles, en los míos más dubitativos. Ahora, el silencio, la imposibilidad de compensar con palabras la distancia. Imagino. Pero en tu optimismo cromático, deberías saber que todo al final encuentra acomodo, que los monstruos son temporales y que los humanos de verdad son permanentes, hasta en la muerte. Pelearás con una canción de ingenuo positivismo, pelearemos sobre los caminos que llevan a las soluciones. Tú pensarás en parches de alivio, yo en incendios desesperados. Al final, nuestro abrazo se reencontrará en las tierras altas de un mundo devastadi y posible.

- ¿De dónde sacas esa risa? No hay sonrisa en tu registro, solo risa a carcajadas, poder de mujer poderosa en puro estado de explosión. Tu cuerpo sin engaños se balancea en la cuerda floja del romper-aguantar y tu corazón, grande como nuestros sueños comunes, como los espacios únicos que compartimos, logra que mi pesimismo se arrugue en los pasillos de Santa Familia y que mi impostado optimismo se cuele en las salas donde hemos garabateado los lemas del cambio, del tumbe, de la poderosa razón que nos empuja. Tan poco tiempo en mi vida y tantos abrazos ya acumulados. Ahora, eres la timonel del sueño, con otras manos voluntariosas empeñadas en soplar a las velas-pancartas que nos impulsan. Sigue, sigue, sigue hasta que el puerto se llene de gente, hasta que el barquito precario que comenzamos a construir hace algo más de un año tenga embergadura de trasatlántico sin turistas.

24/3/11

Abrazos lejanos II

En el proceso de abrazar sin cuerpo no hay orden ni razón, solo brotar sin jerarquías y con sentido. Siguen saliendo, quién sabe a cuenta de que, en estas tardes de ventina y agua espolvoreada:

- Trato de abrazar a Günter Anders para ver si, atravesándolo, rozo tu voz atropellada. Coincidiendo en nuestro pesimismo cósmico, no podemos más que continuar -en la distancia- el andar de las preguntas, el trastabillar necesario de tratar de entender esta locura, la apasionada carrera por convencerson sabiendo que jamás lo conseguiremos. Fuiste archipiélago cuando yo era isla solitaria, tu voz y tus letras acumuladas en anaqueles de cariño fueron mi albergue y mi plataforma. Este abrazo envenenado de anarquismo tratará de sustraer tu obcecada permanencia en ese error que tanto me gusta.

- La muerte apareció en el momento que es, pero nos robó el abrazo debido. Contenido, como vos, a veces anudado, pero sincero y poderoso. Algún pacto haremos con el tiempo, alguno más con el espacio, para remediar nuestra ausencia cuando más lo necesitabas. Nos dolió no dolernos contigo y, ahora, en la distancia preñada de injusticias, solo pensamos en cómo seguir viviendo, que es o que nos toca a todos los que aún abrimos los ojos en las maánas contradictorias de nuestro tiempo.

- "Los caminos de la vida..." y ahí estás... con esa sonrisa encaramada y esa cara de yo-no-soy que tanto es. "No son lo que yo esperaba"... y quién lo iba a esperar querida, quién nos iba a decir que te sentarías en ese sofacito desconchado de nuestra ya-no-sala tan triste como el gris de las tardes plomizas de la Bogotá en la que no estábamos. "No son los que yo creía"... porque creer es de ingenuos ¿verdad? Pero no comer, hablar, reír, bailar...eso es de gente viva, de amigos, de hermanos en el tiempo. "No son lo que imaginaba"... imagina... imagina que tus conchuelas con tocineta resbalan por esta garaganta y que nos bebemos hasta la última gota de vino de tu casa y de la vida. Un abrazo de sal y verbo.

- La vista desde tu terraza es la de mi llegada a Panamá. Ese Casco Viejo cada día menos viejo y con menos viejos. También es la de tu infancia, y la de tus anhelos. Es cierto, nuestra amistad era extraña, no tanto por generaciones, sino por ilusiones: yo jugando a tenerlas, tu jurándome que ya no las tienes y, en medio, conversaciones atropelladas para conocernos aún sabiendo que el mundo nos desconocía. De lectora a abrazadora, de desconocida vecina de vecindario ajeno, a parte de esta vida tan ingenua como apasionada. Si este abrazo te llega sabrás que tengo la ilusión incontenida de re-encontrarte.

23/3/11

Algunos abrazos lejanos



-Esa cerveza está pendiente ¿no? Sería lo justo después de tantos meses sin vernos. Llegas de tu embarque y aterrizas en la taberna, una pinta gigante y unas cuantas dudas. ¿Qué hacemos? ¿Para qué lo hacemos? Pero al menos nos podríamos abrazar ¿no crees?

-Esas lágrimas se quedaron allá. Recuerdo las primeras, hace ocho meses, en aquel primer intento de quitarme de enmedio. Te dije: "tranquila, no va a pasar nada, no o van a conseguir". Esta vez, para evitar las mias, te pedí que contuvieras las tuyas, pero esas lágrimas, al menos, cayeron en mi camisa gracias al abrazo. Ahora que empiezas algo nuevo o que, al menos, has pasado pagina, no podremos abrazarnos tan fácilmente.

- Has sacado fuerza de algún lugar que yo desconozco. Ese cuerpo tuyo engaña. Parece frágil, pero tu alma logra que todo sea más llevadero para nosotros. Nos acompañaste, nos defendiste, nos arreglaste papeles y cajas, vendes, hablas, soportas nuestra ausencia como una injustificada presencia. Y yo, sin forma de abrazarte, sin manera alguna de buscarte en la voz esquiva ni en la necesidad irremediable de un cigarro en la terraza de tus palabras.

- Compa, tan grandes y tan débiles. Tantos años de coexistencia y de supervivencia. De rones atravesados y de rones imprescindibles. La amistad debe ser así ¿no?: tan diferentes y tan necesarios. Nuestros cuerpos abrazados son más grandes que bailando y, sin embargo, podría cambiar un abrazo por un ziz ziz ziz de tu voz y una arrastradita de pies con cuatro tragos de más animando brazos y melena.

- Este abrazo diario contigo tiene que sustituir al resto. La paz que me da logra que las distancias sean solo un asunto temporal, quizá molesto, pero no irremediable. Me abrazo a ti como, no como náufrago desesperado, sino como diestro aficionado a la luz y a los amaneceres de melcocha en los que despierto.

Las excusas legales









Pongo a disposición las resoluciones de Migración según las cuáles fuimos expulsados de Panamá, además de poner mi cédula mal y contener varios adefesios jurídicos, sólo indican como causa la de "instigación a la violencia", a pesar de que ahora el Gobierno insiste en la tesis de que yo estaba con un estatus ilegal en Panamá. Además, en ninguna resolución se me quita mi estatus de residente, aunque a pesar de ese "pequeño" detalle se quedaron con mi cédula panameña.

10/3/11

Carnaval

El carnaval disfraza el disfraz. Ciudadanos enmascarados en la cotidianidad buscan nueva máscara para fingir alegría o simplemente para olvidar tristezas. No hay pues juego, sino desaliño, descontrol de cuerpo y olvido de alma para la falsa sensación de jolgorio.
La realidad, amarga para la mayoría, sigue su curso de mentiras y designios. El poder, que no descansa, sigue llenándose los bolsillos -cuenta orgullosa Forbes-, las mentiras llenan de su tinta indeleble los periódicos del ayer -cuentan todos sobre Libia y otros espectáculos de prime time-.
Mientras, unos cuantos, siguen en el desvelo de la urgencia de protestar, de hacer muescas en el brillante reflejo de la opulencia. Unos, desde las montañas vigiladas de la Comarca, otros, en esperpéntica Comparsa necesaria. Todos son pocos, pero todos imprescindibles en estos tiempos de mascaradas dobles.
Quizá por eso, en días de alegría fingida, el viejo Esteban decidió morirse, para recordar al resto de la Humanidad que los valientes no son inmortales, que la alegría no prende en las tiendas yermas tras el paso de la maquinaria del progreso, que en las luchas por la dignidad y la supervivencia no hay ni fiestas ni disculpas, solo necesidad y tribulaciones.
Sin máscaras, los activistas de la verdad se enfrentan al gigante contorsionista de la mentira armados de honestidad y de compromiso. No es poco.

5/3/11

La necesaria insumisión

Es raro caminar por aquí. Echo de menos a mi gente, los olores de acá se tornan desconocidos, el tacto de las calles parece aterciopelado rasgar en la piel lacerante. Es el contorno del exilio, de estar sin haberlo decidido, de reconocer lo que es mío desde una posición no imaginada, desde el extrañamiento del que ya no transita.
La libertad se me aparece desnuda. La libertad, ese anhelo cosido en el revés del alma humana, es el único asidero para soñar un mundo diferente. Y pienso que en este universo de prohibiciones, de señalética de lo legal y lo ilegal, el ser humano debería declararse insumiso a cualquier autoridad que cree saber lo que es bueno y malo, lo que es correcto o incorrecto. No hay un solo camino, ni siquiera el propio, pero todos deberíamos exigir el derecho de equivocarnos de vereda, o de acertar de charco.
En el exilio en territorio propio, el dolor se multiplica. ¿Por qué la injusticia anida de esta forma? Lo sabemos de sobra pero nos dan miedo las respuestas porque de pronunciarlas nos obligarían a movernos, a renunciar, a apostar.
Y hoy, aquí, sin duda alguna, sin tristeza ni desazón, yo apuesto. Apuesto por la gente, por los excluidos del festín, por aquellos que, aún incomprendidos, saben por qué hacen las cosas, por qué están anclados a la tierra para defender generaciones y cosmovisiones. Apuesto por la libertad de ser incluso detrás de rejas, incluso, delante de la opulencia del falso desarrollo.
El exilio no es una condena, sino una obligación. Un recorderis de la responsabilidad individual en lo colectivo, un acicate para evitar la somnolencia y la torpeza que impone este tiempo pretérito.

Pero el exilio, amor, no puede ser condena cuando habito en ti, único territorio fértil para el mañana. La libertad, amor, está en ti que comprnedes esta urgente rabia que me empuja en los territorios liberados de la utopía.
Para ti, y para el resto, los versos de este pequeño libro que me acompañó en el trayecto que señalaron con descaro los poderosos. Este libro que me regaló la luminosa presencia de Amalia, sabedora ella de mis palabras y de las agujas con las que tejo la red en la que atrapo mis sueños. Para ti, estos versos de Javier Velaza.

El Salvavidas

No es inutil amarse,
finalmente.
Lo mismo que amaestrar serpientes, nos exige
técnica refinada y perder la vergÑuenza
de actuar frente al mundo en taparrabos.
Y unos nervios de acero.
Pero amar es oficio
saludable también: su liturgia apacigua
el ocio que enajena -como supo Catulo-
y perdió a las ciudades más felices.
Bajo la cuerda floja dispone -no pidáis
una red, porque tal no es posible- otra cuerda,
tan floja, pero última
tan inútil a veces,
bajo la cual no hay nada.
Y entreabre
ventanas que te oreen la cólera y exhiban
a tu noche otras noches diferentes, y así
sólo el amor nos salva a fin de cuentas
del peligro peor que se conoce:
ser sólo -y nada más. nosotros mismos.
Por eso,
ahora que está ya dicho todo y tengo
un sitio en el país de la blasfemia,
ahora que este dolor de hacer palabra
con el propio dolor
traspasa los umbrales
del miedo,
necesito de tu amor analgésico;
que vengas con tus besos de morfina a sedarme,
y rodees mi talle con tus brazos
haciendo un salvavidas, para evitar que me hunda
la plomada letal de la tristeza;
que me pongas vestidos de esperanza -ya casi
no recordaba una palabra así-,
aunque me queden grandes como a un niño
la camisa más grande de su padre;
que administres mi olvido y el don de la inconsciencia;
que me albergues de mí -mi enemigo peor
y más tenaz-, que me hagas un socaire,
aunque sea mentira
-porque todo es mentira
y la tuya es piadosa-;
que me tapes los ojos
y digas ya pasó, ya pasó, ya pasó
-aunque nada se pase, porque nada se pasa-,
ya pasó,
ya pasó,
ya pasó,
ya pasó.
Y si nada nos libra de la muerte,
al menos que el amor nos salve de la vida.

4/3/11

Entrevista en Telesur

Donde la mentira germina

La mentira es el reino de los poderosos. Ellos la siembran allá donde pueden, la cuidan, la engordan dispuestos a sacrificarla cuando más les convenga. Los medios de comunicación son el invernadero de la mentira, le dan el calor y la humedad necesarios para germinar para crecer como verdad a pesar de la grosería de su origen. Reproducimos las mentiras oficiales porque son oficiales, las cuidamos para evitar que nos arrollen, que nos lleven en la corriente que limpia de verdad el universo mediático y la gris realidad cotidiana.
Cuando la mentira te ataca se puede tener la tentación de flaquear, de mirar para otro lado, de callarse para no provocar a la bestia. Pero solo hay una verdad indeleble: la realidad está a pie de calle, o en el barro de las veredas olvidadas, NO en las salas donde se realizan las conferencias de prensa ni en las cómodas poltronas que el poder brinda a los periodistas para que desde ellas transmitan la mentira como si fuera la única verdad.

21/2/11

Inés y la ignorancia

La ignorancia no es culpa ajena pero tiene raíces externas. Es cierto que nadie puede cubrir los abismos del desconocimiento excepto uno mismo pero, con los años, se hace más evidente que la manipulación educativa decide sobre dónde y cuándo echar sombra. Leyendo el último libro de Almudena Grandes, Inés y la alegría, me ha regresado ese picor intenso que mezcla sentimientos de vergüenza, indignación, cabreo y la urgente necesidad de encerrarme a leer los próximos 10 años para tratar de compensar mi ignorancia de los 40. ¿Cómo que los comunistas trataron de reconquistar la España usurpada por Franco y sus mediocres desde el Valle de Arán? ¿Por qué nos usurparon de la memoria el dolor de los exiliados, la suciedad de las cúpulas políticas, el triste derrotero de un sueño convertido en pesadilla que no ha acabado? ¿Quién nos ocultó el papel habitualmente doblemoralista de los ingleses?

La sensación se agudizó ayer al leer los especiales sobre el 23-F. Mi memoria de niño me habla de miedo e incertidumbre, de mitos rastreros y de descaro político (si no quese lo pregunten a socialistas, comunistas y otros arcángeles semejantes), y la memoria parcial y fragmentada de libros y medios habla de conspiraciones casposas y mugrientas, al más puro estilo de los militares y de la ultraderecha españolas, tan de mantilla y bocadillo de calamares.

No es nada nuevo. Desde que pisé por primera vez Latinoamérica, hace 15 años, he navegado entre la perplejidad y la mala hostia al darme cuenta de lo poco o lo nada que un español sabe de estas tierras, de aquella cutre conquista y de esta trsite neocolonización. Aunque eso no es lo más grave. Mi tristeza se duplica al constatar el poco interés que al español medio le sigue despertando este mundo y sus veredas.

La ignorancia es responsabilidad propia pero también mentira del poder, construcción mítica de los ganadores, puro entretenimiento para engordar prejuicios, una patética balada viscosa donde naufragar como sociedades y, por tanto, como individuos. El Wikileaks de la historia es más escandaloso que los cables de la desvergüenza contemporánea.