30/10/08

Y esta es la elegante respuesta del señor ministro

Publicada hoy en La Prensa y a la que por supuesto no reaccionaré... Pedro Navaja es Pedro Navaja..jajajaa

Respuesta de Blades a Gómez Nadal

29 DE OCTUBRE. Desde mi participación en las elecciones de 1994, he sido blanco de insultos, calumnias y mentiras, métodos propios de la inmadurez de quienes, carentes de argumento, utilizan el ataque ad homine, tal como hace usted, aseverando sin prueba alguna que estoy “regalando descaradamente el país”. Le pedí que sustentara su acusación y no lo ha hecho.

Su excusa de “un inofensivo artículo de opinión” resulta carente de entereza. Admita la realidad: usted afirmó algo que no es cierto. Exijo una disculpa porque no acepto mentiras sobre mi persona, o mi trabajo, y menos de un testaferro traído para despotricar contra los panameños. No le censuro que use mi nombre para hacerse notar, pero aparte de insultar ¿qué es lo que realmente ha hecho usted por Panamá? Su escrito no provoca sonrisas, si no carcajadas. “La carta de disculpas se rebeló contra su autor”.

¡Qué imagen tan patéticamente cursi! Nuestra gente no se sonríe ante su amargura y prepotencia; por lo menos haga el esfuerzo de conocernos un poco. Venga a nuestras oficinas para hacer un debate sobre sus acusaciones, filmado y grabado, para hacerlo público y que todos escuchen su posición. Muéstrese, descubra al público el rostro de quien vierte todo ese veneno, descalificando a otros sin mostrar argumentos concretos y reales. La principal cualidad del intelectual es su curiosidad y usted no la posee. Nunca se interesó en obtener una entrevista, que con gusto le daríamos, porque no le interesa obtener información. Su prejuicio lo lleva a escribir presuntuosa y arrogantemente, con giros rebuscados, exceso de pompa y poca sustancia, propios de un escritor mediocre. Esta es mi “inofensiva” opinión acerca de su persona.

Es poco probable que acepte nuestro reto y me temo que tampoco obtendré sus disculpas, pero espero conocerlo cuando termine mi servicio público. Aparte de las sonrisas, hay un par de cosas más que me encantaría darle, también gratis. Al público lector de La Prensa le imformo que el formato del periódico nos obligó a recortar nuestro escrito original a 377 palabras. Para leer la versión completa de esta respuesta, puede ir a la página de internet http://www.atp.gob.pa de la Autoridad de Turismo.

Rubén Blades

29/10/08

Les regalo la belleza

Una tallerista neoyorkina lo utilizó en un encuentro en Bogotá y Héctor me regaló este recuerdo. Lo encontré ahora y les quiero regalar dos párrafos simplemente hermosos. Los dos primeros párrafos de La Vorágine, de José Eustaquio Rivera. Disfrútenlos:

"Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo, ambicionaba el don divino del amor ideal, que me encendiera espiritualmente para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que alimenta.

Cuando los ojos de Alicia me trajeron la desventura, había renunciado a la esperanza de sentir un afecto puro. En vano mis brazos -tediosos de libertad- se tendieron ante muchas mujeres implorando para ellos una cadena. Nadie adivinaba mi ensueño. Seguía el silencio en mi corazón"

28/10/08

La 'respuesta' a Blades

Para quien haya seguido el cruce de 'disculpas' pedidas por el querido Rubén Blades

EL MACONTENTO

Exijo una disculpa pública

Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com
El honor es cosa de la élite económica, política o social del país. Bueno, siempre ha sido así. Incluso en la época de los duelos de honor a espada o plomo los únicos que perdían el tiempo con tamaña estupidez eran los nobles o los advenedizos que querían serlo. Los pobres, siempre tan ocupados con esa extraña tarea de sobrevivir, nunca invertían su pingüe capital de tiempo en soberana demostración de complejo fálico y exceso hormonal.
Nada ha cambiado. ¿Se imaginan a la esposa del hombre al que mató DDD en un “incidente policial” exigiendo que reparen su honor o su prestigio?, ¿están preparados para recibir cartas de los campesinos del interior pidiendo disculpas públicas a todos los que los han ido expulsando de sus territorios a cambio de monedas engañosas?, ¿qué ocurriría si todos y todas las jóvenes de nuestras universidades se batieran en duelo con nuestras autoridades educativas ante el insulto que supone entra a las aulas para salir con menos coeficiente intelectual del que se tiene al ingresar?
Son solo algunos ejemplos que me han motivado a autoconferirme el papel de portavoz de las mayorías inertes para pedir una disculpa pública en este medio por parte de todos nuestros altos funcionarios –no todos-, incluyendo los de administraciones anteriores. Disculpas por construir un país de neón cuyas luces ocultan la pobreza y la exclusión lacerante de una buena parte de la sociedad. Esta vez vamos a cambiar las tornas. Normalmente, tenemos que soportar que cualquier funcionario que se siente criticado por su gestión pública –claro, nadie les explicó lo que significaba eso de “pública”- haga declaraciones ampulosas pidiendo rectificación en bien de su honor y el de su familia. En la actual administración, se repite el estribillo: “Esto es una campaña política, un montaje, una infamia. Esto es… que te lo digo yo…. Esto es”. Y con él, repitiéndolo muchas veces, se logra tapar el sol con un dedo. También pedimos disculpas públicas a los empresarios –no todos- que se enriquecen día a día a costa de no cumplir, por ejemplo, los derechos laborales fundamentales
Las disculpas que exigimos las ciudadanas y ciudadanos aquí representados –ya me siento diputado- consiste en la rendición pública de cuentas. Su disculpa, funcionarios de la infamia, debe partir de mostrar sin tapujos qué hicieron y qué no hicieron. Los que solemos criticar su gestión en artículos de opinión –que por eso se llaman de opinión y por tanto no hay por que compartirla - lo hacemos en función de los síntomas del enfermo. A saber: la mitad del país concesionado para sacar minerales o arena, para producir energía que montar en la línea Puebla-Panamá-Colombia o para plantar turistas; nuestra cobertura boscosa o nuestros manglares en extinción; una promoción turístico-inmobiliaria que ha llenado el país de ‘turistas’ residenciales, edificios de 50 pisos y casinos llenos de mafiosos de medio pelo y algunos de pelo y medio; yates de lujo y multimillonarios locales y extranjeros junto a los bolsones de abandono y esclavitud moderna –ahora se llaman fuentes de empleo- que escondemos más allá del aeropuerto o más acá de nuestras conciencias; miles de indígenas viviendo de la caridad oficial que es tan pírrica que no da para vivir; una educación desastrosa que sitúa a Panamá en la cola; una Asamblea ociosa y descarada; una Justicia que aún sigue practicando la injusticia; una salud pública a la que ninguno (ni ustedes ministros, ni yo columnista) nos atrevemos a asomar la cara porque nos podemos permitir pagar un seguro privado…
Lo voy a preguntar con todas las palabras: ¿qué tenemos que agradecerles? ¿qué? Quizá, sí, que en los informes de las fundaciones e institutos que ustedes mismos frecuentan aparezcamos con buenos números macroeconómicos, pero esos, después del sacudón de la crisis financiera ya no se los cree nadie. Tampoco la macroeconomía alimenta a la mayoría.
Pídannos perdón, demuestren que les queda algo de dignidad y pídannos perdón a nosotros ciudadanos, los que pagamos impuestos, los que sufrimos las consecuencias de cada una de sus decisiones. Y si no, renuncien. Nadie les ha pedido que sean funcionarios, nadie les ha puesto una pistola en la sien para que acepten el cargo y dejen en paréntesis por unos años –que en realidad tampoco lo hacen- sus fructíferas carreras en el sector privado como empresarios, comerciantes o artistas.
Como verán, este artículo que pensé sinceramente como una carta de humildes disculpas ante Blades (Rubén, sí, Rubén) –tan ofendido como sacrificado- tomó vida propia y se rebeló contra su autor. No era mi intención convertirme de victimario en víctima, pero es que, en este insomnio que perdura, comencé a repasar los logros de los y las que tienen cartera ministerial y la pluma ejerció su venganza. Claro que, señor ministro, sonría por favor-es gratis- y no se preocupe por estas torpes palabras. Esto no es más que un inofensivo artículo de opinión. El prestigio, al igual que el honor, es algo que se cocina en fogones mucho más íntimos: los de la conciencia.
[C. renuncia al honor y al prestigio. Acorazado en sus páginas, reconoce el honor en los miles de indígenas que durante dos semanas pusieron a sudar al presidente de guiñol. El prestigio lo deja para quienes se alimentan de lo que piensan los otros.]

A una semana del derrumbe del imperio

Imaginen, todos los amigos del KKK emigrando a Colombia o a Italia a buscar asilo político; los blancos buscando asiento en buses repletos de negros; Oprah como secretaria de Estado; la Barby convertida en un bombóm mulato sacando la lengua; blancos de todo pelaje comenzando a entrenarse porque el unico espacio público posible para ellos será el deporte o el espectáculo... y la Casa Blanca... tan negra.
!Oh Cielos! El imperio se acaba y no nos hemos dado cuenta. reviso el Nostradamus y no encuentro referencias precisas, a veces los oráculos se pierden en nimiedades e ignoran lo fundamental. Por suerte, al final del camino, en una semanita, todavía cabe la esperanza de que la clase media estadounidense entre en razón y se dé cuenta que la Palin puede disimular sus instintos sadomasoquistas de cuero y tachuelas y apuntarse al creacionismo y que el propio McCain salvará a Wall Street con helicópteros de segunda mano utilizados en el ese Vietnam: única guerra del que el perdedor se siente orgulloso.
El voto blanco salvará al imperio. O lo hará el mismo Obama. Una vez en el poder, deberá blanquearse para ser aceptado y para garatizar la tan dichosa 'gobernabilidad'. Cambiamos Irak por Afganistán, el discurso de élite por el de la temerosa clase media, y nos dedicamos unos años a hacer análisis sociológicos de lo que significa tiznar la Casa Blanca y manchar la tradición racista y excluyente del país de las oportunidades.
Falta una semana y nos están hartando de noticias sobre estas elecciones que son tan poco nuestras. Tan incomprensible esa llamada democracia, tan de modas, tan de opinión pública. Los españolitos felices porque Obama quizá quiera cenar con ZP; los franceses esperando la enésima pirueta de su fantoche mediático para hacercarse a los demócratas; los colombianos temerosos porque está en riesgo el sacrosanto TLC (ago bueno para la causa); los venezolanos creyendo ver ya a Obama entrevistado en el programa La Hojilla con una camiseta roja rojita...
Tranquilos, nada de esto debe ocurrir... ya salió el fantasma del socialismo (denominar así a Obama es un insulto para tantos socialistas de verdad que por ahí pululan en el fracaso). Y si gana, será para el anecdotario: un país como EEUU no se pude permitir a estas alturas de la historia el no haber tenido un presidente negro ni una mujer en la Casa Mulata.
Amanecerá... ¿amanecerá? y veremos

27/10/08

Un cuentico más

El Porvenir

[Quién iba a imaginarlo. Ella no, desde luego. Siempre había visto esas manos grandes, plagadas de los callos que parecían haber nacido con él, fuertes al saludar, fuertes al despedir. Nadie hubiera imaginado esa tersura.]
“Señora Goldberg, los compañeros y las compañeras ya están esperando, yo creo que va a sentir el calor pero, al menos, debajo del gacebo este sol de hoy no le va a molestar”. José Concepción Alauri le hablaba como si fuera blanca. “Es un tema de cuenta corriente”, le decía su marido para molestar. “Bueno, y de ese estilazo que te gastas con los campesinos. A todos los efectos, eres más blanca que yo”. El líder de los campesinos de la vereda del Guamo la trataba de la manera preferencial en que se recibe a un invitado en casa, es cierto, pero nunca con reverencia postrada. Nunca un doctora o un licenciada, nunca una mirada al piso, nunca un agradecimiento en exceso por su ayuda en la organización de esa pequeña e insignificante trinchera frente al gigante azul y verde.
“Por esta tierra, por esta gente”, rezaba el lema que el gigante azul y verde estampaba en cada migaja que repartía en los alrededores del Guamo para ganar adeptos y acorralar a estas 23 familias de color dudoso, de mezcla centenaria, de historia borrada por las huellas de su propia pobreza y redignificada en la construcción de su resistencia.
“Lo que yo no entiendo” –se arrancó La Mulata- “lo que yo no entiendo es por qué no pueden inundar otro sitio, donde no haya gente ni animales de cuidar. Recuerden: aquí pedimos muchas veces al Gobierno que nos ayudara a exprimir esta tierra y los funcionarios que alguna vez vinieron nos dijeron que los predios no valían nada y que esto no servía ni para hacer una represa”. La Mulata a sus 46 años parecía arrastrar más bien 60, o quizá era que como arrastraba a sus cinco hijos a cuanta reunión se convocaba siempre parecía más cansada y canosa de lo que su pelo negro y duro transmitía. Hasta que hablaba. “Cuando la mulata habla a todos se nos encogen las huevas”, bromeaba siempre El Casto cuando llevaba dos cervezas de más. No era solo lo que decía, sino cómo lo decía: su tono de voz, su mirada sin excusas, su corporalidad sin urgencias. “Entonces lo que yo no entiendo –redondeó La Mulata- es porque ahora resulta que nos van a levantar la pinche hidroeléctrica justitico en donde están nuestras casa y nosotros nos tenemos que ir”.
[Ana Goldberg nunca hubiera imaginado que al hacer contacto con su piel negra y cuidada, las yemas duras y ásperas de José Concepción Alauri se convirtieran en plumas silenciosas capaces de resquebrajar su resistencia. Cierto es que, a veces, cuando José Concepción cerraba las reuniones de la vereda con esa contundencia y esa suavidad tan de él, Ana Goldberg se perdía por segundos en los ojos verdes de este hombre a los que jamás le hubieran pegado pupilas tan boscosas.]

“No podemos ir de frente contra el desarrollo de estos proyectos. Somos pequeños y ellos tienen mucho poder, pero sí podemos conseguir que les respeten sus derechos constitucionales”. Sonaban tan estúpidas sus palabras. Hacía unos meses le hubiera parecido que esas eran las únicas posibles. No porque fuera un discurso aprendido en los talleres de formación sobre incidencia política que tomó en Buenos Aires, ni porque ella no tuviera fuerza para luchar en otras trincheras semánticas. Es que le parecían las adecuadas, las mejores, las palabras que podían conseguir algo dentro de este sistema. “Hay que aprovechar las reglas del sistema, hay que construir desde la institucionalidad”, solía insistir en las reuniones internas de la organización que dirigía. Ahora todo era diferente. Las últimas semanas había aceptado el reto de José Concepción Alauri y todo era diferente.

“Por esta tierra, por esta gente”. El gigante verde había invertido unos dólares en comprar papeleras instaladas donde no había papeles y bancas de parque para adornar la vereda donde nadie se sentaba. Los derechos de los campesinos se completaban con un solitario parque prefabricado de juegos para la infancia –esa que pasaba el día con el lomo doblado en los cultivos de papa y yuca-, un centro de salud al que ningún médico había asomado y una fuente en lo más parecido a una plaza del pueblo que, en realidad, era la entrada al templo evangélico que amenizaba las tardes con sus atronadores sermones de megáfono. Allá, en esa fuente con querubines importados y peces de alta montaña, solía orinar con precisión cada noche, de regreso de la tiendita, El Casto. “Al menos, que esta mierda sirva pa’algo. ¡¡¡Carajo!!!! Y miren hijoeputas: no fallo ni una…”.

“Señora Goldberg, con todo el respeto que me merece y con temor de ofenderla, pero si me permite…”. Ella le permitió pasar la frontera invisible que sí los separaba. La que separa la ciudad del campo, lo formal de lo empírico, lo teórico de lo practico, la racionalidad prudente y temerosa de esos instintos impulsivos que José Concepción domaba a su antojo según las circunstancias. “Usted está orinando fuera del tiesto”. Se agolparon en la cabeza de Ana Goldberg todas las recriminaciones que conocía: ingrato, maleducado, bruto, desagradecido, ignorante… incluso algunas que su formación católica y sus maneras de colegio de monjas le impedían traducir de manera literal. “… pero es que usted viene, habla con nosotros, se solidariza y se va. Yo no conozco su casa y me alegro de que la tenga, pero imagino que es cómoda y tiene acueducto y hasta ventanas de vidrio, que me imagino yo. Y sus hijos, porque usted me dijo que tenía hijos, van limpios a la escuela y los recoge en busito y eso… Por eso le digo señora, con todo el respeto que me merece su merced, que está orinando fuera del tiesto. Mi gente no está defendiendo cosas, ni quiere conseguir cosas. Mi gente a lo que se subió fue a un bus de dignidad. Es que lo que estamos hartos es de que nos pateen, de no existir hasta que les hacemos falta. Mejor dicho, hasta que les estorbamos… porque falta ni les hacemos”. Bruta, maleducada, ingrata, ignorante, desagradecida… ahora era Ana Goldberg la que se miraba al espejo y se arrojaba las palabras trancadas. Este hombre acostumbrado a arrancar la yuca con sus manos y a pensar desde el alma –que no desde el estómago- la estaba arrastrando en la civilización de su origen solo para mostrarle el abismo de comprensión que los separaba.
En la casa de La Mulata había un escalón que Ana Goldberg no alcanzaba a entender. Eso es lo que acontece con la arquitectura de los pobres: escasa en lo necesario y barroca en lo accesorio. El escalón doble separaba los dos ambientes de la casa: la sala que era entrada y donde le acomodaron la hamaca a esta abogada negra –casi una contradicción para la gente del Guamo tan poco acostumbrada a los avances de la ciudad-, y la cocina y cuarto amontonado de La Mulata y la caterva salida de sus generosas caderas. El escalón la encaramaba desde la sala para obligarla a descender de nuevo en la cocina-cuarto. Inútil, pero elegante. En este último espacio, una puerta de madera que ajustaba con un clavo grande y oxidado daba paso al patio de uso múltiples donde tras bajar cuatro escalones -esta vez sí necesarios- se accedía al baño de la casa, al grifo autista que hacía de lavadero, a las cuerdas donde colgar la humedad de su vida y al palo de mango que hacía de tienda de golosinas para los cinco varones que tres hombres diferentes le habían ayudado a parir a La Mulata. Las primera horas allá fueron difíciles. Ana Goldberg había llevado pocas cosas para no dar una imagen demasiado burguesa. Sin embargo, cada paso la hacía sentir mal. La Mulata había gastado unos reales en fumigar la casita. “Pa que no se la coman los zancudos, que usted es nueva por estos lados”. Ninguna de las dos entendía muy bien el experimento de José Concepción pero todo comenzó a caminar mejor cuando La Mulata, cansada de tanto ‘por favor’ y ‘perdone’ le escupió a Ana Goldberg: “mire Anita, este es mi hogar y me ha costado levantarlo tanto como a usted el suyo. Así que yo me siento orgullosa. Ni tenga pena ni pesar que tanta p se le va a atragantar con la avena”.
[Con el mismo respeto, calma y dignidad con los que le hablaba, besó José Concepción Alauri los muslos, la espalda, las axilas, el vientre, los pechos, los talones, el anverso de las rodillas y el sexo de Ana Goldberg. Con la misma sorpresa y con mucho más placer que al mirar sus ojos verdes, Ana arqueo su cabeza y su torso al recibir a todo este hombre de piel agrietada en su cuerpo húmedo de vida. Su boca se abrió para no gritar, pero dentro, allá adentro, sintió como si alguien hubiera descubierto zonas clandestinas o vetadas hasta ese momento.]
“Sean razonables”. El mensaje del gigante y de Palacio era igual: trabajamos para que se cumplan sus derechos –“y a los izquierdos que les jodan”, habría respondido El Casto si no hubiera muerto 11 días antes de este encuentro de cirrosis hepática-. El progreso del país, el consumo de energía para alimentar los aires acondicionados y las neveras de la ciudad (un 78% del consumo eléctrico del país) precisaba de esa hidroeléctrica y desde Palacio ya estaba listo el pingüe cheque para que los excluidos mejoraran su nivel de vida un 4% y para que el gigante procediera a engullir tierra y casas en pro del desarrollo. El licenciado Méndez no podía entender, entonces, que Ana Godberg, con la que tantas veces se había reunido, fuera tan poco razonable ahora y no le agradeciera el hecho de haber convencido a Palacio, de donde salía el salario de Méndez, y al gigante, de donde presionaban a Palacio, de que para evitar demandas internacionales lo mejor era pagar y ya. Las exigencias de Ana y de su organización se habían cumplido: la Policía se retiró de El Guamo, se valoraron las propiedades de los expropiados –tan pírricas que al gobierno le dio vergüenza e infló un 10% las indemnizaciones-, se pidió autorización a la Asamblea Nacional para un crédito adicional al presupuesto y el presidente firmó en Palacio el decreto que permitía compensar a las 23 familias de la discordia. “¡Qué misericordia la suya!”, espetó el capellán de la Primera Dama al saber de la excelsa firma del ungido en las urnas.
La Mulata lo tenía claro y por eso localizó a la mamá de su penúltimo hombre para pedirle que se quedara con dos de los niños. Su hermana, fuerte como una ceiba y paciente como un perezoso, se hizo cargo de los tres menores. La casita en el Guamo, de pronto, infló sus pulmones y se hizo grande y poderosa. La presencia allá de Ana Goldberg y la ausencia de los pequeños la convirtieron en el cuartel general de esta avanzada. A veces, en esas noches de planificación y agite, José Concepción alcanzaba a doblegar su parquedad y miraba a Ana de reojo buscando una respuesta. A veces, entre falsas convicciones de victoria, Ana se angustiaba ante la necesidad de compaginar una vida viable y estática ante otra imposible y provocadora. A veces, convencida de que en esta se dejaba la piel, La Mulata deseaba morirse para dejar de estar sola a pesar de dormir rodeada de esas diez piernas que no se movían sin su aliento.
[Se hizo costumbre la ronda nocturna de José Concepción por la calle empinada y pedregosa donde vivía La Mulata. Las pisadas eran señal suficiente porque nadie más caminaba a esas horas ni por esos limbos. Ana descendía de la hamaca como un gato, empujaba la puerta que era más silenciosa que su aspecto y se encontraba con él en el terreno baldío de enfrente. Fueron seis noches. No más. Y para Ana fue renacer en la posibilidad del amor no construido. En esas mismas noches, José Concepción se sintió mujer y hombre, serpiente y tigre, maestro y alumno, poderoso y arropado en un juego de dicotomías que lo persiguió el resto de su existencia. Aunque a su existencia le quedaran unas horas, o unos días, que depende siempre de cómo se cuenten las horas.]
El día que el presidente de Palacio llegó al Guamo todo estaba listo. Las botellas de agua mineral fría para confrontar la sequedad de este viento sin mar; las toallas blancas para entregárselas en los pocos instantes de intimidad para secar sudor y eliminar secreciones ajenas; el discurso con copias y los periodistas para recibirlas y reproducirlas, y el representante del gigante vestido de safari por aquello de la integración con el pueblo. Cuando la primera piedra iba a ser puesta cientos de piedras milenarias volaron sobre la comitiva oficial. Palacio, que siempre era precavido, tenía una unidad antimotines preparada y escondida que apareció de manera tan repentina como las piedras y las pancartas que el pequeño grupo de resistentes desplegó. Las piedras se acabaron en el segundo embate y las pancartas solo aguantaron de pie lo que las piernas de esas 17 personas tardaron en doblegarse. Los gases estaban ahogando a La Mulata, que buscó a Ana Goldberg en un gesto reflejo provocado por las últimas semanas de convivencia. A José Concepción un tolete metálico le golpeó la cabeza con tal violencia que la abrió como un melón maduro para disponer. El presidente de Palacio habló luego, con una leve marca en su frente, de acciones terroristas de grupos de antipatriotas deseosos del fracaso de sus políticas. Garantizó, eso sí, que todo el peso del estado y de la ley caería sobre los responsables. Al final del comunicado oficial y después de una extensa explicación de las heridas sufridas por los agentes de la Policía se resumía en una frase el parte de víctimas entre los ‘agitadores’.
Si El Casto hubiera estado vivo hubiera aceptado la plata oficial solo para poder bebérsela y cagarse en los muertos que ataron a sus vivos. Hubiera chupado hasta el amanecer durante cinco días seguidos y hubiera pagado trago ajeno hasta perder la consciencia. Si El Casto viviera otra cosa sería. Quedaría memoria, tal vez… alguna de sus décimas mal rimadas recordaría a los mártires en los días de quincena: La Mulata (Soledad Almanza, que tenía nombre para morir), José Concepción Alauri, Feliciano de Jesús Alape, Dora María Arauz y Ana Goldberg.
Algunos domingos, como muchas familias de la ciudad de diamante, el viudo de Ana Goldberg y sus dos hijos van a la pradera con juegos mecánicos infantiles que el Gigante construyó al lado de la descomunal pared gris que contiene las aguas. A diferencia de las otras familias, estos tres fantasmas no vienen a almorzar ni a corretear por la senda de observación ecológica. Con ayuda de los dos hijos mayores de La Mulata limpian el monte que terco se empeña en enterrar las cinco crucecitas dobladas a 150 metros de donde ahora está la represa de la hidroeléctrica El Porvenir. Todavía está clavado junto a ellas un cartel que pintó el más artista de la comunidad: “Aquí no hay sembrados terroristas”.

25/10/08

Cuando es difícil hasta sufrir

Habla compulsivamente. Habla y habla de su desgracia como queriendo expulsar demonios o, como mínimo, compartirlos con quien esté cerca. Es compulsiva y pasa del llanto a la rabia con la misma velocidad que se atribuye herocidad y miseria. Se le ocurrió -terrible error- enfrentarse al poder, denunciar atropellos en la empresa privatizada en la que trabajaba hasta que fue pública. Tampoco dudó en señalar corrupción en su zona y relaciones dudosas aunque diáfanas entre poder político, narcos y poder económico.
Hoy tiene que irse de su país, de su casa, de su vida. "Lo que más me duele es que compraron hasta a mis dos hermanos". Al rato lo que más le duele es: "que ni los amigos se atreven a hablarme". Minutos después lo que más le duele es el dolor de sentir la indiferencia. "Me tendría que ir sí, pero con qué platica". Una hora después, un especialista de la Corporación Avre explica que el contexto social en Colombia es tan opresivo y autoritario que es difícil "hasta sufrir". "Aquí la violencia más dañina es aquella que ejercen los que se supone que deben cuidar del bienestar del ciudadano". El ciudadano no existe. Y esta mujer que existe en su paranoia tiene que remontar la estrategia de aislamiento que le ha impuesto el aparato de poder.

Encaramados en un octavo piso que pone gorro a una universidad, un grupo de gente trata de inventar formas para que las víctimas dejen de ser invisibles y para que, cuando aparezcan, lo hagan como sujetos de derecho y no como desgraciados mendicantes de ayuda.
Suena tan coherente en esta burbuja de dolor... ¿Cómo puede ser que la inmensa mayoría no vea el daño que se les está causando en el alma? ¿Cómo pueden mirar para otro lado cuando se tortura, desaparece y persigue a quien piensa diferente?
"Yo no hablo como víctima porque, en toco caso, todas y todos somos víctimas. Mauricio Dorado, del Tejido de Comunicación de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), anima a "soñar una nueva Colombia" y reclama el papel del movimiento indígena que marcha en el Cauca, "no para defender sus derechos, sino los de todos los colombianos". Muestra las imágenes de la brutal represión policial de los indígenas en La María (Piendamó).
Cuando hablo ante este público me siento un impostor, un extraño jugando a paracer próximo. Luego, me doy cuenta de que sí soy próximo, al menos en el alma y en la solidaridad que nos tenemos los unos con los otros. Hay una inmensa conexión de anhelos, hay mil lecciones que pasan de un lado a otro.
Antes de partir de esta ciudad de fríos y ardores, una hora en la cueva de las sorpresas. Héctor, Gérrimo y Natalia. Están los tres soñando en Indoamérica y me invitan a soñar con ellos. La vida abre estas ventanas para que nos colemos por ellas a intervenirla. Es el tiempo de la osadía. No pienso voltear la mirada.

21/10/08

La batalla de la dignidad

Miles de hombres y mujeres marchan por una carretera. Llevan la palabra amanecida en sus manos, en sus bolsillos, en sus rostros. No protestan como la mayoría. Planifican paradas de palabra, de mambeadero con el resto de los movimientos sociales, de búsqueda de soluciones a una situación social asfixiante, donde no solo la pobreza y la exclusión son la norma, sino la estigmatización y el grosero insulto.
Se equivocó el virrey. Se equivocó. Pensaba él, seguro del poder otorgado por la violencia, que los ciudadanos son solo peones, corteros de caña silenciosos. Los pobres son agradecidos, reflexionaba el virrey al asignar partidas enviadas por los aliados del norte a Acción Social. 80 mil pesitos para los viejos, 50 mil pesitos para las madres pobres… démosle la piel del pollo y los huesos de la res que ellos hacen sopita y se calientan con madera húmeda. Así pensaba el virrey.
Pobre hombre pobre de poder. Los excluidos nunca estuvieron dormidos, estuvieron preparándose. Los indígenas que marchan a Cali saben lo que hacen, tienen la sabiduría de la paciencia. Creyeron los colonizadores de todas las razas que los indios eran vagos, sumisos, decían. Bajaban la mirada y no era para arrodillarse sino para no regalar una mirada si quiera a las bestias con corbata, con corbatín, con peluca de impostura.
Es probable que este no sea el levantamiento esperado, pero no hay duda de que el virrey está viendo la boca la lobo, y el lobo corre por el bosque armado de la palabra, mucho más poderosa que sus armas y sus discursos de mentiras. La palabra amanecida es la semilla del arcoiris, como diría mi hermano Héctor. La palabra amanecida ha prendido ya en los hermanos menores, en los corteros, en los maestros, en los trabajadores y trabajadores que entregan su alma cada día por pinches 250 dólares al mes, cuando tienen suerte.
Miles de hombres y mujeres marchan por una carretera. Y aunque no ganen esta batalla de la legalidad y el respeto, ya han ganado la batalla de la dignidad. Cuántas lecciones, cuántas energías circulando. Gracias por devolvernos la esperanza. Gracias por marchar, por su palabra.

No estamos solos, no estamos locos

DECLARACIÓN SOBRE LA SITUACION DE COLOMBIA, EXPEDIDA POR INTELECTUALES Y ARTISTAS EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD Y ASAMBLEA GENERAL DEL FORO MUNDIAL DE ALTERNATIVAS, PARTICIPANTES EN

EL VIII ENCUENTRO MUNDIAL.

Caracas, octubre de 2008



Considerando:



Que Colombia atraviesa una aguda crisis social y política, profundizada ahora por la situación económica y financiera mundial, dados sus estrechos vínculos con la política neoliberal del presidente George W Bush.



Que la expansión de la estrategia paramilitar del Estado colombiano, hacia países de la región, como la República Bolivariana de Venezuela, del Ecuador, de Bolivia, de la Argentina y Brasil, y en pleno avance hacia otras naciones constituye una grave amenaza para la estabilidad democrática de los pueblos del hemisferio.



En tales circunstancias los participantes en el VIII Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad solicitamos: A los gobiernos de UNASUR, la conformación de una comisión especial para examinar las denuncias sobre crímenes cometidos por el estado colombiano, documentadas por los movimientos sociales y apoyadas por las organizaciones de Derechos Humanos



Al gobierno colombiano respetar las justas reclamaciones laborales de los colectivos campesinos, indígenas y trabajadores, bajo el marco de la legislación constitucional de los derechos y no reprimirlos bajo el amparo de medidas de excepción constitucional.



Así mismo, este evento reitera su apoyo a la celebración de un Acuerdo Humanitario en Colombia entre las fuerzas de la insurgencia y el Estado, que conduzca a la búsqueda de una salida política negociada al conflicto social y armado, de forma que se pueda construir una sociedad democrática, digna y soberana.



Caracas, octubre de 2008



Samir Amin (Egipto), Francoise Houtart (Bélgica), Theotonio Dos Santos (Brasil) Labica Georges (Francia), Carlos Tablada (Cuba), Atilio Boton (Argentina), Bouguslaw Zietek (Polonia), John Catalinotto (Estados Unidos), Langa Zita (Sudáfrica), Karamat Alì (Paquistan), Remy Herrera (Francia), Miguel Urbano (Portugal), Marcos Domich (Bolivia), Jean Salem (Francia), Lilia Ganhem (Libano), Manuel Monereo (España), Marina Minicucci (Italia), Alexander Buzgarìn (Rusia), Antonio Elìas (Uruguay), Angeles Maestro (España), Luigi Vinci (Italia), Manouh Habashi (Egipto), Piedad Còrdoba (Colombia), Renàn Vega Cantor (Colombia), Xiomara Martìnez (Venezuela), Trinh Ngoc Thai (Vietnam), Peter Whal (Alemania), Samgom Moyo (Zimbawue), Ana Esther ceceña (Mèxico), Michael Brie (Alemania), Marcos Roitman (Chile-España) Alpher Rojas Carvajal (Colombia) Lilia Solano (Colombia), Josè Luìs Pacheco (Venezuela), Martha Harneker (Chile) Michael Leibowitz (Canadà), Makoto Katsumata (Japòn), Fikret Baskaya (Turquía), Ana Bazac (Rumania), Tonny Andreani (Francia), Bernard Cassen (Francia), Meena Menon (India), Ana Almeida (Portugal) Michel Collon (Bélgica), Moussa Tchangani (Nigeria), Mauricio de Souza Sabadini (Brasil), Paulo Nakatani (Brasil), Maiziburu Jara (Sudáfrica), Catalina Toro (Colombia), Francis Loh (Malasia), Sergio Yahni (Jerusalem), Deniba Dombele (Senegal), Sandee Pchara (India), Demosthnis Georgepopulus (Grecia), Adelino Handen (Guinea-Biseau), Aurelio Alonso (Cuba) Mònica Bruckman (Perù), Judith Valencia (Venezuela), Ricardo Zarattini (Brasil), Josè Bongoa (Chile), Vinod Raina (India), Mark Vandepitte (Bélgica), Arsun kanki (Nepal), Augusta Conchiglia (Italia), Sheng Lin (Taiwan), Kin Shi Lan (China), Carmen Bohorquez (Venezuela), Cinthia Yuathing (China), Gonzalo Silva (Chile), Maurice Fahe (Costa de Marfil), Mamadou Goita (Mali), Tranc Dan Loi (Vietnam), Arnath Dansoicho (Senegal), Abdowrahmane Nbirye (Senegal) Dr. Chen Sehi Si (China), Ibro Abdou (Nigeria), Patrick Bond (Sudáfrica), Napoleón Saltos (Ecuador), Isabel Monal (Cuba), Florian Rochat (Suiza), Francoise Morìn (Francia), Albert Campbell (EE.UU.), Armand Clesse (Luxemburgo), Vratusa-Zunjic Vera (Serbia-yugoeslavia), Wim Dierckxsens (Costa Rica), Moustapha El Gamal (Egipto), Ricardo Antunes (Brasil)

18/10/08

Los medios masivos de desinformación

Un magnífico análisis del gran Juan Gonzalo Betancur, maestro y amigo de este Malcontento.


Por Juan Gonzalo Betancur B.
Periodista y profesor universitario
http://www.valvuladeeskape.blogspot.com/

Me han parecido parciales, incompletas y por tanto poco profesionales las noticias que los principales noticieros de televisión de Colombia, los de los canales privados RCN y Caracol, han emitido sobre la Minga de Resistencia indígena. Y me preocupa saber que ellos tienen una sintonía superior al 90% en este país, es decir, que la inmensa mayoría de personas aquí se forma una idea del mundo a través de eso que ellos publican.

Advierto que no soy guerrillero, que me opongo a las armas, que detesto la violencia y que escupo sobre guerrilleros, paramilitares y miembros de la fuerza pública que violan los derechos humanos. Y que por eso me he ganado unos cuentos problemas con esos truhanes.

Pero ya estoy empezando a creer que es completamente verdad eso que dice la guerrilla para referirse a noticieros como esos: que son “medios de desinformación del establecimiento”.

Es que quien haya cursado segundo semestre de periodismo hasta en la universidad más mala del mundo sabe lo que no se debe hacer en periodismo. Pero RCN y Caracol se empeñan en hacer las cosas como no es, como no lo permite el oficio si aspira a ser de calidad, si aspira a ser un periodismo de referencia como se esperaría de canales de tan alta penetración en las audiencias.

Lo que pasó el fin de semana del 12 de octubre fue patético y ahí excluyo a Noticias Uno, noticiero que explicó por qué los indígenas protestaban e informó, entre otras cosas, que en las dos últimas semanas los paramilitares les habían matado 13 compañeros. Y, como era lógico según una práctica periodística responsable, entrevistaron a sus líderes para explicar qué pasaba.

Hasta me han dado ganas de conseguir copia de esos noticieros de RCN y Caracol para mostrarles a mis estudiantes de periodismo lo malas que fueron esas noticias y la perversidad que entrañaban. Por ejemplo:

- Las noticias las presentaron sin un contexto: si uno las veía, no sabía por qué los indígenas estaban protestando, pues sólo mostraron los enfrentamientos con la fuerza pública como si fuera el “todo” del asunto.

- En esas noticias los indígenas aparecieron como los iniciadores del tropel, de las pedreas… Aunque sí, ellos se tomaron la carretera y bloquearon el tráfico, pero en principio fue una toma pacífica hasta que llegaron a desalojarlos y hubo roces con la fuerza pública.

- La versión que predominó fue la de la Policía: esos medios tienen una debilidad por los uniformes que, me parece, es como una especie de fijación sexual con las insignias y los “bolillos” (los garrotes de madera que cargan los policías).

- Los titulares fueron parcializados, mostraron sólo una cara del asunto: o era la posición oficial o era sólo el tropel. No titularon, por ejemplo, que las peticiones que originaron la protesta no se habían discutido siquiera y que por eso seguía el conflicto.

- No hubo contrastación de fuentes para saber qué decían unos y qué decían otros: para el lunes 13 de octubre en la noche, por ejemplo, RCN y Caracol dijeron que iba una docena de policías heridos, pero no informaron que para entonces iban 37 indígenas heridos como producto de los choques con la fuerza pública.

- Desconocieron otras realidades que estaban ocurriendo aparte de esas pavorosas de heridos, mutilados, lesionados y hasta muertos que había en cada bando: cortes de energía eléctrica en zonas de influencia del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric) y bloqueos alimentarios a diversas comunidades indígenas, como la de Tierradentro, por ejemplo.

- Creyeron como si hubiera sido palabra de Dios las versiones “oficiales” o sea las de la Policía o el gobierno. Apenas el martes, tres días después de iniciado todo, cuando el problema ya estaba ardiendo, empezaron a entrevistar tímidamente a los dirigentes indígenas.

Confieso que me ha dolido ver a los indígenas corriendo de los gases lacrimógenos, de los garrotes de los policías antidisturbios que parecen Robocop. Y me ha dolido también ver a los policías heridos tras la refriega. Para mí, unos y otros son simplemente seres humanos. Para las noticias no ha sido así: unos son las víctimas (los Policías y la sociedad que no se puede mover por esa carretera) y otros los victimarios (“los indios esos”, como más de uso seguramente dijo).

Me partió el alma ver a un agente de policía con la cara quemada y los brazos amputados por una bomba que le explotó y que atribuyeron a los indígenas. No hay derecho a que una persona sufra de esa forma las consecuencias de un conflicto social.

Pero creo que esa bomba no la pusieron los indígenas: con ir regando explosivos por ahí quienes pierden son ellos y los únicos que ganan son precisamente quienes quieren que esas protestas se dañen que, obvio, no son los indígenas.

Y ahí, no tengo duda, están desde las Farc (como han dicho las versiones gubernamentales, porque claro que se infiltran en las protestas sociales para generar caos y pescar en río revuelto) hasta el propio Estado, el cual es “infiltrado” –si cabe la expresión– por extremistas que hacen parte de él y hacen terrorismo (a eso siempre se le ha llamado “terrorismo de Estado”).

¿Miembros del Estado poniendo bombas para que sus propios policías queden vueltos pedazos por ellas? Pues sí, puede ser. Es que miembros de nuestro Estado también hacen cosas que no deberían hacer. ¿O acaso no se le ocultó a la sociedad sobre el uso de emblemas de la Cruz Roja en la Operación Jaque? ¿Y acaso cuando se le preguntó al alto gobierno sobre eso lo primero que hicieron no fue negarlo, es decir, mentir sobre ello? ¿El Estado, éste que tenemos, mintiendo? ¿Este gobierno mintiendo? Pues sí. En estas cosas vale eso de “piensa mal y acertarás”.

Pero creer que los indígenas iban a poner bombas es un exabrupto. Es no conocer a los propios indígenas o simplemente, como ocurrió en este caso, querer demonizarlos y así destruir su protesta para callarlos como siempre ha pasado.

Protesta que entre otras cosas no es por cualquier tontería, por cualquier interés banal de cerrar una carretera, como si no tuvieran más que hacer o fueran violentos por naturaleza.

Creo entonces que lo que tenemos en Colombia con estos noticieros, para este caso específico, ha sido pura desinformación y por eso, ¡cuidado!, hay que estar prevenidos. Pero ese más del 90% de la población que ve esos noticieros posiblemente no sabe esto.

Desinformación entendida como lo que realmente es: el interés deliberado y consciente de difundir informaciones falsas, parciales, manipuladas o sesgadas, interés realizado por personas, grupos o medios. Y eso es lo que están haciendo esos noticieros. Desinformación que es distinta, desde el punto de vista de la teoría de la información, del simple error en la transmisión de una versión.

Es que no hay otra manera de entender por qué publican lo que publican.

Lo peor, me parece, es que ni siquiera el gobierno interviene en las informaciones de noticieros como los de RCN y Caracol: los propios directores, editores y a veces los periodistas cierran los ojos sin que nadie los obligue.

A estas alturas de la vida, en este país ni siquiera hay que censurarlos, ni “sugerirles” que publiquen algo en algún sentido: ellos se arrodillan solitos al establecimiento o al gobierno, creyendo que así le están haciendo un bien a la institucionalidad del país.

Pero lo que están haciendo, en el fondo, es vulnerando el derecho a la información que tenemos todos los ciudadanos, incluyendo los que protestan, como lo hacen los indígenas hoy.

No se lo pierdan

En directo, estamos transmitiendo la asamblea en La María, Piendamó, a pesar de que el Gobierno acaba de tumbar de nuevo la energía eléctrica (con lo que no cuentan es con que los indígenas están preparados y ya prendieron la planta eléctrica)

Sigan todo por http://www.onic.org.co/dachibedea_radio.shtml

Crónica de Alejandro Balaguer desde Haití

Mi hermano Alejandro ha dado autorización para mover este texto. Entre los invisibles, los haitianos son transparentes.


Dolor, hambre, sed y desolación; medio millar de muertos, cientos de miles de damnificados y la devastación de los campos de cultivos fueron las peores consecuencias de las tormentas tropicales Fay, Ike, Hanna y Gustav, tras su paso por la República de Haití.

El costo de haber deforestado intensamente cada espacio del campo haitiano durante siglos ha llevado a la desertificación y ha permitido que las tormentas ocasionaran severas inundaciones, erosión y deslizamientos de tierra. Sin esas barreras naturales de contención las cosechas y la calidad de las aguas se han visto seriamente quebradas, comprometiendo la vida de la gente. Las plantaciones de maíz, sorgo, yuca y bananos han sido destruidas por el lodo, al igual que miles de vacas que se han ahogado en el fango. Se suma la pérdida de
carreteras, puentes, embarcaciones pesqueras y canales de riego que también fueron arrasados por la ferocidad de las tormentas, agravando aun más la disponibilidad de alimentos.

La naturaleza pasó una cruel factura al pueblo haitiano, una realidad con la que tienen que lidiar a diario los socorristas de la Cruz Roja Haitiana y de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja. Rafael Olaya, liderando la región del Caribe para la “federación”, me recibe en las afueras del centro de Puerto Príncipe, donde coordina las operaciones de la organización humanitaria. “Más de un 80 % de la producción agrícola se perdió, al igual que la disponibilidad de agua potable. Esto ha agravado la crisis alimentaria crónica que sufría el país. Ahora estamos en la fase de dar asistencia básica y luego pasaremos a la segunda fase que será de suma importancia para el país, ya que se trata de recuperar los campos para que vuelvan a ser cultivables”, me explica Olaya.

Mucha gente ha migrado del campo a la ciudad, la hambruna y la sed se dejan sentir tanto en las calles de Puerto Príncipe como en los poblados rurales y en los campamentos de refugiados de gente humilde que ha perdido casi todo. La cooperación internacional no se da abasto para dar asistencia. Guiteau Jean Pierre, segundo al comando de la Cruz Roja Haitiana, me recomienda ir a Cabaret, un poblado de agricultores dónde él nació y fue devastado por las inundaciones de lodo tras la última tormenta: “Cuando vayas a Cabaret verás la desolación, es triste ver los campos arruinados donde hubo bananos, los puentes destruidos, las casas cubiertas de lodo, los campamentos dando asistencia a los que no tienen que comer, y comprenderás allí porque Haití necesita de más ayuda humanitaria ahora, hoy”.

Cada kilómetro de la vía a Cabaret, a 45 minutos de la capital, es fiel reflejo de la catástrofe que a nivel nacional vive éste vulnerable país caribeño. Veo rostros con hambre, colas de niños pidiendo comida que es entregada por la Cruz Roja y el Programa Mundial de Alimentos. La sed también ronda las carpas hacinadas de damnificados. Donde hubo extensos campos cultivos listos para cosechar y convertirse en comida, solo existe tierra cuarteada e improductiva.

El drama haitiano podría empeorarse de cumplirse los pronósticos que hablan de mayor frecuencia de desastres climáticos y cuesta imaginarse que pasaría si otras tormentas similares vuelven a arremeter contra el país más pobre del hemisferio occidental. Es por ello que la federación Internacional de Cruz Roja y la Media Luna Roja, la Cruz Roja Haitiana y varias agencias de Naciones Unidas se han propuesto desarrollar estrategias de emergencia para reestablecer en parte la producción de alimentos en los campos, además de asistir humanitariamente a los que más sufren.

Pero este es solo el comienzo de lo que podría ser una tragedia a un peor para el país hermano si es que no se ayuda a establecer nuevas estrategias de adaptación a los fenómenos naturales, de obtención de agua potable y de producción agrícola, ya que -de acuerdo a los informes técnicos de Naciones Unidas sobre el cambio climático-, los huracanes y las tormentas intensificarán sus frecuencias en la región.

En tanto la extraordinaria cobertura peridística mundial se enfoca en la crisis financiera y los noticieros no cesan de informar sobre las pérdidas de los bancos; la hambruna silenciosa de Haití pasa casi desapercibida por los medios y nos llama a reflexionar sobre el escaso interés y la insuficiente respuesta humanitaria para los que están en la inanición y la sed.

¿Será el caso trágico de Haití un llamado de atención para aquellas naciones de la región que sufren la deforestación de sus territorios? Para muchas de las organizaciones y agencias de cooperación internacional que están operando en Haití hay consenso en la respuesta: según los escenarios futuros del cambio climático, la realidad que sufren los haitianos podría suceder en otros países de América latina y el Caribe de no conservar los ecosistemas principales –bosques y cuencas hidrográficas- que nos permiten la vida.

16/10/08

realidades paralelas

Hay una puerta. Y esta puerta es de madera, grande. A un lado, la calle, una universidad, carros que transportan almas -unas ciegas, otras deslumbradas-, niñas de moda, niños de cartón piedra. A este lado de la puerta hay pasos agitados, indignaciones, saludos y reuniones, comunicados y entrevistas, preocupación y agite.
Más allá de la puerta, muy lejos de los dos lados, hay 20 mil indígenas al pie de la Vía Panamericana, en La María, hay otros 2 mil en El Espinal, otros 350 en Quibdó, otros tantos en Armenia, muchos más en el resto del país, todos cansados, sin alimentos y arrastrando tanto cansancio como dignidad. En esa realidad, duele especialmente que un presidente de corbata los acuse de terroristas, que los marque y los reprima.
No puedo escribir bello cuando el cansancio también acude a este lado de la puerta -perdonen la vagancia-, solo quería hacer un llamado a quien lea esta botella rellena de naufragios: tienda puentes entre su realidad y las otras paralelas… tienda puentes que no contaminan sino que enriquecen.

Uno no elige de qué lado nace

Estoy en este momento en un espacio donde se hace radio comunitaria, se coordina la comunicación del movimiento indígena...
Están hablando por la emisora cuatro obreros cañeros de los que están en huelga y que, por supuesto, el gobierno de Uribe también piensa que están permeados por la subversión.
Solo quiero destacr unas frases de Luis:

- "Uno no elige de qué lado nace. Quiá me hubiera gustado no nacer negro y exclavo, pero es lo que somos los cañeros"
- "Los ministros y los que negocian no saben lo que es tener frío o hambre, no nos entienden"
- "La Fuerza Pública no está para atropellar a los trabajadores, ellos también son hijos del hambre"

La inmensa mayoría de los cañeros son negros, trabajan una media de 12 a 14 horas al día de domingo a domingo por un salario que roza los 250 dólares.
¿Existe el exclavismo? Colombia va bien, viva el progreso y la seguridad democrática.

Para que puedan seguir los acontecimientos

Algunos links

Radio Dachi bedea
http://www.onic.org.co/dachibedea_radio.shtml

Página del CRIC
www.cric-colombia.org

Página de la ONIC
www.onic.org.co

15/10/08

Una perla, para que vean cuándo hay plata

La crisis amenaza con "reducir de forma sustancial" los 76.000 millones de euros que el mundo ha destinado este año a la ayuda al desarrollo, según un portavoz de Naciones Unidas. Una cantidad de dinero importante, pero que no llega ni a una décima parte de lo que los Gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea han movilizado en menos de tres semanas para salvar a sus instituciones financieras.

Y un datico: "923 millones de personas desnutridas en el mundo, 58 millones de mujeres que este año habrán dado a luz sin asistencia médica y 56 millones de niños de África y Asia que ni siquiera han recibido educación primaria"

El país, 15 de octubre de 2008

14/10/08

Nos van a matar

Paso acá una información que Indígena pegó en comentarios. Saben qué, todos deberíamos volar a ese punto de la carretera, convertirnos en cucarachas y apoyar la lucha de ese pueblo con más arrojo que la mayoría. La dignidad sigue siendo patrimonio indígena.


Las órdenes del General: nos va a matar esta noche.

Han llegado tropas, helicópteros y tanques al sitio de bloqueo en la carretera
Panamericana al mando de un General Páez Varón. A toda costa asegura que esta noche despejará la vía. Por la vía asesinan. Lo que no han hecho en 516 años por hacer valer los derechos de los pueblos, lo hacen en un día y una noche por abrir una vía para el despojo. Antes asesinan y mueven tropas por el derecho sagrado a una vía que hacer lo digno para defender la vida de pueblos cansados de la miseria, de la exclusión, del genocidio: ASESINOS! Son
asesinos.

Asegura el General Orlando Páez Varón con la desfachatez de un mentiroso sin escrúpulos que la protesta indígena está infiltrada por las FARC. ASESINO Y MENTIROSO. Miente para asesinar. Necesita una excusa para ejecutar el genocidio. Se inventa la de siempre. General Páez, asesino obediente, su patrón el Gobierno Uribe, el Gobernador González Mosquera, el patrón de ellos en las transnacionales, le han ordenado despejar la vía del despojo. Quitar las moscas, los zancudos, las cucarachas, los nadie de siempre que siempre se matan y despojan para que se enriquezca el patrón.

ASESINOS de ahora y de siempre. Cada indígena muerto por sus balas asesinas es su culpa. No habrá quien lave su sucia conciencia, ni la de sus hombres, ni la de sus jefes nacionales y transnacionales. Ya hoy hay más de veinte indígenas heridos. Dos falleciendo, cuatro a punto de perder los ojos, 4 más con heridas de bala en las piernas. ASESINOS!

Comparemos para que quede constancia:

Comparemos los hombres escudados de "robocop", armados hasta los dientes con quienes con un bastón se paran delante de ellos a defender con sus cuerpos la dignidad y el territorio.

Comparemos a un generalote que llega con sus tanques y helicópteros y balas y mentiras a barrer con un pueblo inventando una alianza con las FARC que no existe para crear un enemigo que puedan asesinar impunemente. Comparémoslos con hombres, mujeres y niños que son conscientes de que los van a acusar de ser guerrilleros y los van a masacrar, pero su conciencia los hace preferir la muerte digna a la vida en humillación y en silencio.

General; ni Páez, porque esos somos nosotros, los hijos de esta tierra que usted insulta, los que llevamos la sangre que usted derrama, los que venimos de la misma madre que usted niega y asesina.

General; ¿Varón?, qué Varón va a ser un hombre que enfrenta la fuerza de las ideas con la fuerza de las armas. ¿Valiente General? Valientes nosotras y nosotros que no tenemos más que nuestras vidas y nuestras ideas y cultura para defendernos y no recurrimos a mentiras ni a acorazados ejércitos y armas para defender a quienes se roban la vida de los suyos.

Mentiroso; ni Páez, ni Varón, ni General. Usted es un siervo de los que roban y matan para enriquecerse. El problema no es usted General, sino quienes lo mandan y mandan a sus hombres.

Esta es una orden de su Madre, de su Pueblo: Deténganse, no despejen la vía. Despejen el país de Presidentes, Gobernadores, Gamonales y corporaciones que nos matan de humillación y de hambre. Es una orden, General: le prohibimos mentir y matarnos. De la vuelta y defienda su país. Expulse a los que ya han matado 516 años, no se mache de más deshonra.

Es posible que mañana haya más sangre regada en los campos del Cauca. La Madre Tierra llorará de nuevo y las mentiras serán impuestas. Eso no cambiará la verdad: Los pueblos de esta tierra, sabios y dignos estamos ahora acá, listos a defender con nuestras vidas la vida de esta tierra, la justicia, la dignidad y la libertad. General, sea Páez y Varón, obedezca la voz de la
Madre Tierra y de sus hijos. No vale la pena aplastar un pueblo heroico por unos pesos y un titular.

Hoy, 14 de Octubre, General Páez Varón, Presidente Uribe, Gobernador González Mosquera, Comerciantes, Gamonales, Terratenientes y Gerentes insaciables, hoy mismo, el Consejo de Estado condenó al Ministerio de Defensa-Nación al pago de una indemnización por daños morales y alteración grave de existencia a favor de 82 indígenas, como consecuencia de la masacre del Naya. Ya ustedes están condenados por la masacre de hoy. Desde hoy los condenamos por la de esta noche del 14 de Octubre de 2008. Asesinos. Matan por enriquecer a algunos. Matan el ejemplo y la vida, mientras muchos, demasiados, ven las noticias por televisión y no hacen lo que hay que hacer. Paeces, nosotras y nosotros. ¿Dónde están los pueblos dignos que detengan a este asesino?

Usted trabaja para los gringos, para los dueños de este país, para la muerte y la indignidad.

Pero nosotras y nosotros, humildes y Nasa, ya los derrotamos! YA BASTA!

Tejido de Comunicación y Relaciones Externas
Para la Verdad y la Vida
ACIN Octubre 14 de 2008.

Ya llegaron las FARC

Han tardado pocas horas. Ahora, la Policía colombiana ya asegura que las FARC estaba infiltrada en la protesta indígena del Valle, sin un pinche detalle, sin nada excepto la locura de que vieron a indígenas poninedo explosivos en un puente... ¿en qué puente? ¿qué pasó con los explosivos? ¿qué pasó con los indígenas?
Otra perla... según las 'objetivas' noticias periodísticas la Policía solo uso gases lacrimógenos.... cómo puede ser entonces que la mayoría de heridos (y el primer muerto) lo sean por herida de bala?????? Esta mañana, en una crónica en directo en la radio el periodista alcanzó a contar cómo la policía había perdido dos granadas de fragmantación y el mediador de paz de la Gobernación del Cauca alcanzó a denunciar que la Policía estab tartando el asunto como si fuera un campo de guerra y no una protesta social.....
Les confieso que ESTOY HARTO, CABREADO E INDIGNADO. por supuesto que ningún medio internacional se ha hecho eco todavía de la noticia y que lo harán con toda la manipulación oficial... ¿Es que ya no hay un pinche periodista digno???? ¿Es que sigue siendo más barato matar a un indígena que a un pinche blanco como yo o como la mayoría de ustedes? Pue sí, esa es la maldita respuesta.
¿Y Uribe? Pensando en cuando se reelige. ¿Y los colombianos? Preocupados por su pinche selección de fútbol.
Joder...

Estoy harto, 516 años después, seguimos en la misma

Lo que ha sucedido hoy en Colombia es un escándalo, pero ha ocurrido con indígenas y sabemos que los indígenas no existen. La policía ha reprimido con dureza la Minga Indígena en el VAlle del Cauca. Había 7000 indígenas y hay heridos, graves, desaparecidos y detenidos.
Las autoridades han tumbado varias páginas informativas indígenas, reproduzco acá el último comunicado del CRIC

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Las comunidades indígenas del Cauca en compañía de sectores populares iniciamos desde el 12 de octubre de 2008 la protesta y denuncia por política de muerte en contra nuestra por parte del Estado colombiano y del poder transnacional.

Ante esta actividad de movilización y de lucha, la fuerza pública ha respondido con violencia institucional no legal ni amparada en la Constitución colombiana como disparar con arma de fuego contra los manifestantes, dando el triste espectáculo de un gobierno que masacra a su población.

A mediodía de hoy se presentan 25 heridos, en la María Piendamo, dentro de los cuales los siguientes:

Hermes Arbey Diaz del Resguardo de Huellas Caloto

Mauricio Menza de Jambaló, (herido en la frente con tiro recalzado)

Benjamín Ramos de Talaga (perdió un ojo y herido en el pecho)

Mariano Morano Dizu , (herido con arma de fuego en el cráneo)

Enyi Ulcue de Pueblo Nuevo (herido en la pierna con arma de fuego)

Jhon Fredy Piñacue de 16 años (herido con garrote en la frente)

Mario Guetoto de Delicias

Diomedes Quinto de San Andres de Pisimbala

Joaquin Cotocue de San Andres de Pisimbala

Milciades Tumbo de San Andres de Pisimbala

Jose Ferney Pardo de Inza

Adolfo Quitumbo de Corinto

Harold Cucuñame de Honduras

Delio Quitumbo de Toribío

Hernando Campo de Pitayo

Aldemar Ramos de Huellas, Caloto

Los compañeros Mariano Morano Dizu y Benjamín Ramos, se encuentran en grave estado de salud en el Hospital San José de Popayán; Mariano fue herido con arma de fuego en el cráneo, y los médicos no dan esperanza de vida; Benjamín Ramos perdió el ojo izquierdo. También hay 2 detenidos y 5 desaparecidos.


Llamamos a todos los sectores democráticos y populares a exigir al Gobierno nacional que respete la Constitución y los mínimos humanitarios reconocidos en el mundo, y que detenga esta masacre contra los movilizados. Igualmente nos solidarizamos con las otras regiones que se encuentran movilizadas en esta minga, y que igualmente están siendo brutalmente reprimidas.

A todo esto se suma la remetida de la fuerza publica con armas de largo alcance (Fusil), contra uno de los nudos de Resistencia Social y Comunitaria que esta ubicado en la vereda Pezcador y el Rodal en el municipio de Caldono, dejando hasta el momento varios heridos.

El Malcontento de hoy

Latin American Evil


Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com
Pobre Margarita… pobre Margarita. Estoy recogiendo tarjetas telefónicas vencidas con las que construir su olvido. Espuma de hoy, triunfo de mentira, movimiento nacional efervescente, mediático, tan falso como las burbujas del champagne que desaparecen de manera más silenciosa pero rápida que como aparecen. Pobre Margarita, que es ícono nacional de la victoria tramposa (la que da el dinero) y de esta época en que nada supone esfuerzo: si se entra a un concurso televisivo y hay dinero detrás, lo de menos es el recorrido.
Tiempo de atajos este. Al mismo tiempo que Margarita entraba al Olimpo de la corriente mediática, el premio Nobel de literatura recaía en Jean-Marie Gustave Le Clézio. Para conseguirlo, ha tenido que escribir cincuenta libros, vivir 68 años y arrastrar sus huesos por universidades de medio mundo dando clases para pagar sus deudas (nadie le regala plata en las esquinas para ayudarlo). Llegará el tiempo en que los Nobel sean organizados por Sony y que el país que pueda juntar más tarjetas telefónicas decida qué escritor mediocre recibe el galardón. Le Clézio (del que parece que solo importa si pisó tierra panameña o no) no ha utilizado atajos: especie en peligro de extinción.
La industria televisiva y mediática en general aprendió de la democracia que podía lucrarse dando la falsa sensación al público de que participa, de que elige por votación qué quiere y qué no quiere. Todo mentira, pero ahora elegimos con un click las nuevas maravillas del mundo, la película que queremos que programe TNT o la voz de la que se enamorará América Latina. El universo convertido en una Teletón patética en la que el ritmo y los trancotes los marca Medcom: ora la furia roja, ora Margarita…
Pobre Margarita, víctima y títere de esta obra. Y pobres los que hemos sufrido el chaparrón y la decepción. Yo, que siempre he dicho que las ciudadanas y ciudadanos son inteligentes tengo que retirarme de mis convicciones porque en estos días se ha demostrado que manipular a todo un país es fácil. La fórmula: que todos los medios participen, que hasta el presidente de la República le dedique unos minutos y, ante todo, convertir la gesta en un asunto de orgullo nacional. Hasta yo dedico mis 850 palabras de rigor a inflar este “fenómeno” (que era como se denominaba a los esperpentos de circo hace un siglo).
Pobre la identidad nacional si está concentrada en un concurso televisivo, pobre si solo se concentra en gestas individuales y no colectivas (esta vez no coincido con la loa a la patria de Boby Eisenmann). Pobre Margarita, convertida en símbolo patrio que nadie recordará en un año…
Pero tengo propuestas para seguir con esta ficción y no perder el momento de emoción nacional. Ahora deberíamos participar colectivamente en Latin American Evil, un concurso que pretende determinar cuál es el mayor canalla de nuestros predios. No conseguiremos tanta plata ni tarjetas porque los que suelen donar para Margarita o para el lazo rosa son los concursantes que compiten en este innovador concurso.
Puede elegir. Si considera que los mayores canallas son nuestros políticos que consideran que es normal que los familiares se ganen los contratos que ellos mismos generan y los que los respaldan (Léase Martín Torrijos, Tarté, Escobar, Díaz, Paredes, etc…) marque 0000; si prefiere votar por los que están regalando el país con el mayor descaro (Léase Ligia Castro, Carmen Gisela Vergara, Pérez-Guardia, Blades, etc…) mande un mensaje con la palabra “descaro”; si quiere apoyar a los nuevos fundamentalistas que creen que a Dios les molesta que tengamos sexo con la luz prendida (son tantos que no caben los nombres) marque el 6969; puede apoyar también al centro financiero de Panamá por ser el único que no va a sufrir la crisis económica mandando un mensaje con “jajajaja”; no olvide apoyar a los medios de comunicación nacionales por su significativo apoyo a la idiotización de la población marcando el $$$$; y, recuerde, el concurso es tan flexible que le permite votar por concursantes no postulados.
Me acusarán de cinismo, pero puedo modificar mi opinión si los mismos medios (todos) que han entrado al trapo de esta vergüenza nacional, movilizan a nuestro país para recaudar fondos para los connacionales que están siendo víctimas de la inseguridad alimentaria, o para ponerle tres tristes bombillos al triste parque que tanto anunciaron en donde antes estuvo el mercado público, o para abrir algún espacio público con parque y verde en esta ciudad de cemento y carros, o… Esperen ¿eso no es labor del Gobierno?
Estamos perdidos. Mejor nombremos a Margarita como presidenta de honor de la Teletón (este año no hay niño símbolo), o ofrezcámosla como fórmula vicepresidencial para Balbina y así nuestro pequeño universo será perfecto.
[C., a propósito de la crisis financiera, ha encontrado las palabras de García Lorca sobre la de 1929, qué belleza: “Tuve la suerte de ver por mis ojos el último crack en el que se perdieron varios billones de dólares, un verdadero tumulto de dinero muerto que se precipitaba al mar, y jamás, entre varios suicidas, gente histérica y grupos de desmayados, he sentido la impresión de la muerte real, la muerte sin esperanza, la muerte que es podredumbre y nada más, como en aquel instante, porque era un espectáculo terrible pero sin grandeza”].

11/10/08

Cuentico para esta tarde lluviosa, gris, casi blanca



Lo que cuenta


¿Cuál era esa canción que ella me susurraba para ponerme nervioso?

"Ay, Nicaragua, Nicaragüita / recibe como prenda de amor / este ramo de siemprevivas y jilinjoches / que hoy florecen para vos"

Y yo me partía en dos. En tres. En todas las divisiones que no era capaz de recordar del colegio. Me lo canturreaba en aquel local destartalado de la Plaza Dos de Mayo, mientras bebíamos ron de dudoso origen y empaque legal, mientras la camarera, habituada a algunos escarceos silencioso conmigo en el baño, me miraba de reojo contradiciendo su promesa de libertad.
Le preguntaba yo… a ella: "¿Cómo se llama el que lo canta?". "Carlos Mejía Godoy". Y una sonrisa tan única como lacerante se le dibujaba en el rostro. Una mezcla de ternura y compasión por esta mi alma de entregada a ella, tan ignorante, a la que conocí tan solo 12 horas antes.

“¡A mi qué coño me importa Nicaragua!". El enfermero era realmente cabrón. Me jodía por cualquier cosa, rabioso de tener que limpiar la mierda a este niño bien que ha entrado en una de esas crisis insoportables de la clase media. "!A mi qué coño me importa tu princesa!". A nadie le importaba mi Princesa, esa que todos negaban y que yo defendía por culpa de una luna prestada.

Aquellas 38 horas fueron como un trip. Creo que no hubo ni un minuto en que mis ojos se apartaran de ella. Ni cuando caminamos por la Calle de La Palma, ni cuando, como en una broma del destino, nos besamos en la Calle del Acuerdo, ni cuando hicimos el amor en mi apartamento de la Calle de Amaniel, ni cuando desayunamos en el Bar Selva de la Plaza de los Mostenses la mañana siguiente, ni cuando fuimos a comprar una botella de ron a El Sol Sale para Todos, ni cuando le leí mis poemas en el imposible balcón que me conectaba con el mundo, ni cuando me dijo que se iba al día siguiente, ni cuando mentamos a la suerte por provocar este encuentro para el desencuentro… Mis ojos estuvieron bien abiertos. Traté de no pestañear, de no perder ni un instante, ni un milímetro de su piel, de su sonrisa…
Hacía años que me dedicaba a pintar rostros desconocidos. Trataba de ubicar con el carboncillo las coordenadas de mis necesidades. Poco a poco fui vislumbrando su rostro, sus cejas en fuga, sus labios diminutos y malcriados. La luz de sus ojos cuando hablaba del mundo por reconstruir también logré dibujarla. Y el tremor de sus párpados. Hasta los hoyuelos mal ubicado que hacía de sus carrillos unos pulmones de esperanza.

"¡Niñato, o te tomas las pastillas o dejo que te cagues todo el día!". Me cagaba todo el día, porque no podía aceptar que todo fuera un espejismo. Cuando me dieron las primeras pastillas mezcladas con el zumo de naranja mi comportamiento ya se había tornado agresivo. Es cierto. No fue voluntario. Las preguntas. Las preguntas. Tantas preguntas ridículas para las que no tenía respuesta. Y ese gesto torcido de todos. Esa mirada de incredulidad, de "pobre niño", de "en qué nos equivocamos", de "por qué tenía que pasar esto en la familia". "Mira hijo de puta, estoy harto de ti y de tu mierda… toma las putas pastillas si no quieres que volvamos a la bañera". El agua fría. Cuando me lanzaban a esa bañera de dolor, miles de punzones se me clavaban en la piel y mi voluntad, si alguna vez fue, se hacía ausente. El método era eficiente, excepto para olvidarla. No para eso. "Ay Nicaragua, nicaragüita".

¿Cómo te llamas Princesa? Al llamarla así la hice única en su delgadez, en sus aretes grandes –"los míos siempre suenan"- . Solo me respondió: "Tu vida, me llamo tu vida". No pregunté más, el juego era el que yo quería y su fuerza la que yo necesitaba. No respondía su aspecto a lo que prometía. Me contó que al día siguiente marchaba a Nicaragua. "De cooperante, ya sabes, turismo social pagado por el gobierno". Pero luego desplegó todos los argumentos políticos que le usurpaban el denominador de turista, de cualquier tipo de turista. Entregado a su magia, no pregunté nada más, ni un dónde vas, ni un qué vas a hacer. Era mi Princesa y en su luz se resumía casi todo. Su voz era la banda sonora que mi alma buscaba y su respiración, el latido de mi corazón trasplantado en otro cuerpo. Follamos, aunque yo no lo definiría así. Ella se enmendaba en cada beso y yo me sentía en un altar nahualt o alguna cosa de esas: tan misteriosa como real, tan necesaria como muerta en el tiempo. Follamos tanto que disputábamos el tiempo a la palabra. Nos contábamos nuestras ansias como quien hace la lista de la compra: leche, papel higiénico, la revolución, pasta de dientes, el amor único, algodón y atardeceres sin fin. Los tópicos nos servían para sentirnos seguros y en la seguridad la certeza de una despedida.

Dos meses. Considero que en dos meses el muchacho debe salir de este estadio de ilusión. Así les dijo el cabrón y mis padres lo creyeron. En una mezcla entre resignación y felicidad de quitarse un muerto de encima, planificaron todos juntos el desayuno del fin y el principio de mi tratamiento. Nunca comprendieron que la luna tiene el poder de la evocación y que yo, ensimismado en sus labios, no podía rechazar la propuesta. Había escuchado una vez la historia de un nómada del desierto del Sahara. Allá, en ese mar de arena que nunca conoceré, el pastor merodeaba las dunas como quien acecha una esquina, entre la vergüenza y la ansiedad. En las madrugadas, cuando el viento no permitía ni el sueño ni la vigilia, el nómada enturbantado subía a la cresta de la ola de arena y allí, concentrado en ese cielo sin excusas, buscaba su constelación. Sólo él la conocía. "Me conecta con ella", decía el pastor y, justo en ese momento, aparecía. Informe, propia, casi ausente. El túnel celeste que le conectaba con la única amada, la imposible, la que, siempre lejos, pertenecía a otro hombre y a otra vida. "Es suficiente". Y la certeza de la conexión estelar era bálsamo para las rasgaduras provocadas por el astillamiento en el corazón.

La noche en que mi tío me invitó a pescar a orillas del mediterráneo no era especial. Había pasado un tiempo, 26 días exactamente, desde que mi vida había partido a esa malparida Nicaragua, nicaragüita. Ni un correo, ni un mensaje, ninguna botella que aliviase a este naufrago de un amor tan breve como imprescindible.
El mar era un insulto. El plateado de sus rizos borraba la sombra de lo humano y lo convertía en laguna de anhelos imposibles. Mi tío nunca habló mucho y no iba a ser esta la excepción. Callados. Al vaivén de los pellizcos del mar, pasamos horas expuestos a la oscuridad. Las nubes decidieron abrir un orificio en la noche y apareció. La luna y mi vida. Cada sombra, un pliegue. Cada reflejo, una sonrisa.
Rompí el silencio.

"A ver hijo de puta, vas a dejar ya de fingir o quieres seguir llamando la atención". Ajusta la camisa y cierra la puerta. Yo sigo callado porque hablar me costó el encierro y la imposibilidad de buscarla.

Cuando comencé ha hablar dejé de estar. Ni estudios, ni reuniones familiares, ni estúpidos amigos. "Ay Nicaragua, nicaragüita". Tengo que ir. Y como por qué, a buscar a quién. Y no sé. Cómo se llama. No sé. Dónde la conociste. En la Calle del Acuerdo. Y donde vive su familia. No sé. Y por qué le prometiste amor. Cualquier otra cosa habría sido la muerte.
No. No lo entendieron. Yo tampoco. Sin fotos, sin nombre y sin historia, mi vida era solo mía y el resto del mundo, imagino, no tenía porqué vivirla, ni beberla. No. Golpeé a Raúl, harto de sus bromas. Quemé mi colchón en la calle Amaniel. Pegué al camarero del Hotel California en la Calle de La Palma porque no recordaba sus ojos. No pude. La luna me regalo esa noche tantos besos que no pude soportar que menguara, su desaparición, la traición de la partida.

"¡A ver niñato!, ¿Quieres que venga tu mami o me dejas que te cambie esa ropa apestosa?". Este cabrón me la tiene jurada. Habla y no lo escucho, pero insiste en que en Aluche esto sería una mariconada. Que a nadie internan por amor, que cuál es la pendejada, hombre. Lo miro y un reguero de saliva marca mi derrota.

Cómo me encontró es asunto de estudio, pero me encontró. La droga que me negaba a consumir pero que me metían por el culo en la noche, con la cara contra el colchón y las piernas abiertas por el de Aluche, nublaba la luna. No. No la pude reconocer.
Lloró.
Lloró por no ser nadie, por no poder salvarme. Lloré, incapaz de decir lo que mi corazón me dictaba en voz alta. La boca, convertida en corcho, se me secó, impidió que las palabras que se agolpaban en mi garganta salieran."Te he extrañado tanto Princesa. Nadie me escucha, están sordos y yo soy un mudo que no aprendió jamás de signos ni entuertos". Me miraba entre lágrimas preguntándose como podía ser que el Mejía Godoy le hubiera hecho esto. Mis cuerdas vocales solo alcanzaron a tararear la música de Nicaragua, nicaragüita. Y se fue, reconfortada por el cabrón de Aluche. El mismo que nunca contó que existía, que vino, que me miró y que lloró. Lo que no se cuenta, no existe.

Ahora lloro y ya es tarde. Demasiados años y demasiado dócil con las pastillas.

"A ver chaval, tranquilo que te limpio la mierda".

10/10/08

Las fronteras de la crisis

¿En qué nos hemos equivocado? Claman ahora los sumos pontífices de la economía. No nos equivocamos en nada, asegura B-16 cuando anuncia la canonización del “eficaz” im-Pío XII. Mientras, soportamos la campaña electoral gringa como si se tratar de nuestro próximo presidente. ¿Será que lo es?
En el mundo globalizado resulta que tanto la crisis como la política sólo nace en Washington. El resto, chupamos rueda y nos sentamos a esperar los efectos colaterales. Deberían eximirnos de culpa y consecuencias a los de la periferia. Nunca vemos que sea una panameña o un paraguayo, o un malinés o una mozambiqueña los responsables o portavoces del desastre financiero o político. Acostumbrados a ser víctimas, algún día deberíamos reivindicar las manos limpias en los cataclismos mundiales. Hay cierto valor en no ser victimario de esta carnicería estúpida.
Al igual que en las películas de Hollywood los extraterrestres nunca aterrizan en una loma peruana, las consecuencias de la crisis y las decisiones de Washington deberían quedarse circunscritas a ese mundo, al de ellos, donde el crecimiento económico es tan irreal como el bienestar que dicen vivir.

Por estos lados nos suicidamos de amor o de hambre, pocas veces de una ruina con la que se nace y se vive. La economía real, no la financiera, es la de la media libra de arroz y la del papel higiénico menudeado. La vida real, no la de los reality, es la del abrazo solidario y la tristeza batiente.

7/10/08

¿Quién defiende la legalidad?

Artículo publicado hoy en La Prensa

EL MALCONTENTO
¿Quién defiende la legalidad?

Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com

Los magistrados de la Corte Suprema están perturbados. Desde hace 90 días, unas señoras terriblemente insistentes se empeñan en recordarles que la realidad existe fuera del ‘palacio’ donde, aislados del mundanal ruido, toman decisiones que destrozan o apañan vidas reales. El ruido se les metió a las oficinas. Estas señoras –aunque también se suman hombres a la lucha vocal- les gritan todas las mañanas que lo que hicieron al legitimar el cambio de reglas del juego respecto a las construcciones en las áreas revertidas (Ley 12) no solo es una vergüenza, sino que supone una burla al Estado de Derecho. El MIVI hizo la trastada y nuestra injusticia oficial la avaló.
Las vecinas y vecinos de las áreas revertidas se están convirtiendo en ejemplo de tenacidad y de dignidad. Son el extremo opuesto –en cuanto a clases sociales- a los campesinos y campesinas que acamparon durante semanas en Plaza Catedral y a los que el presidente estafó dos veces: una por priorizar los intereses de los inversionistas por los de los ciudadanos, la segunda por recibirlos y hablar de compromisos solo para que levantaran las carpas de la dignidad y dejaran de afear la ciudad. A los dos movimientos los unes la defensa de sus derechos y la protección ante la discrecionalidad del poder, acostumbrado a utilizar a los ciudadanos en función de sus intereses.
Algo está pasando. Ante la terrible venta a cachitos de este magnífico país –en Panamá no solo la sonrisa de Blade es gratis, también los apaños, la aprobación de los estudios de impacto ambiental mentirosos, y los cambios de zonificación de los terrenos-, cada vez más movimientos comunitarios y ciudadanos se levantan para proteger no solo sus vidas sino la legalidad y la tan cacareada institucionalidad.
Miren que curioso: mientras los ultraderechistas de pro y los funcionarios del gobierno acusan a cualquier movimiento de protesta de querer desestabilizar el país y de ser el brazo gritón del bolivariano movimiento chavista, resulta que en realidad lo que piden los ngöbe de Charco La Pava, los naso de Bonyic, los vecinos de San Carlos, los residentes de las áreas revertidas, los ambientalistas, los defensores de derechos humanos y demás seres bellos que dedican tiempo y energía a estas luchas es, simplemente, que las leyes de la República se cumplan y que los ministerios y autoridades varias del Estado (incluida la Justicia y la Asamblea) ejerzan a cabalidad las funciones que les atribuye la Constitución.
El problema del país, entonces, no es de fragilidad institucional sino de escapismo institucional. Obviamente, nada tiene que ver esta omisión con una vagancia genético-cultural o con el calor tropical –típicas excusas para limpiar de responsabilidad a los funcionarios-, sino con un complejo entramado de intereses de los que se enriquecen a costa de este país todos los días. En realidad, la única legalidad que atenta contra el buen funcionamiento de las cosas es la que tiene que ver con las sociedades anónimas y fundaciones privadas, que llena los bolsillos de los despachos de abogados locales al tiempo que impide la transparencia en un juego de confidencialidad que ha privatizado el cohecho y la corrupción de todo tipo.
Son pocas y pocos los que han decidido dar el paso de la movilización social, es cierto. Pero las semillas son así, pequeñas y esparcidas, y en cuanto el jardinero se despista tiene una plaga de paja canalera inundando su predio.
La semana pasada, a la misma hora en que unas 40 personas celebraban el primer aniversario del Centro de Incidencia Ambiental (Ciam), imagino que Albrook Mall o Multiplaza debían estar a reventar de consumidores ajenos a los abusos de los que son víctimas todos los días. Esas 40 personas celebraban con cierto gesto de tristeza porque a la gente de Ciam se le ocurrió poner sobre un mapa todas las concesiones otorgadas por este gobierno para minería mineral a cielo abierto, para hidroeléctricas, para extracción de arena del mar y para complejos turísticos. Lo que quedaba no era el mapa de Panamá, sino un territorio perforado que no respeta parques naturales ni asentamientos humanos. Las miles que se entretenían en el ruido y la sobreoferta de las nuevas catedrales del siglo XXI algún día deberán agradecer a la minoría activa que comenzaran a defender los intereses comunes en este mundo de individualismo.
Por mi parte solo tengo dos deseos. El primero es que todos estos movimientos sociales aguanten el tiempo necesario, que no se desanimen ante el tamaño de los retos. El segundo es que Martín Torrijos, Ligia Castro, Balbina Herrera, Andy Ferrer, Colamarco, Delgado Diamante y el resto de sus cómplices –cualquiera que tenga un cargo de responsabilidad en el Gobierno-, así como los empresarios panameños que se están llenando los bolsillos a costa de este país y de sus gentes sufran de un insomnio eterno que los haga arrastrar unas ojeras inmunes al botox y a las operaciones estéticas que bien se pueden pagar. Que así sea.
[C. cede este espacio hoy para denunciar cómo AES Changuinola a desalojado forzosamente de sus casas en Charco La Pava a las familias de Carmen Santos, Melita Abrego y José Morales. Todo por el desarrollo mientras usted lee este artículo en su casa. No esté tan seguro.. algún día el desarrollo puede pasar por en medio de ella.]

6/10/08

De Libertarios y otras faunas

Casildo, Hayek, Pobrecito... todos ellos son mis hermanos y se confunden a veces de lo rápido que leen. Sí, yo soy libertario, pero NO de los usurpadores de la palabra que han decidido ser libres de Estado o ley que los controle para hacer plata como bestias y seguir explotando pero sin tantos 'impedimentos'. Hayekcito, te recuerdo que los libertarios de verdad son los anarquistas que en el primer tercio del siglo pasado creyeron de verdad en una sociedad libertaria, autogestionada, sin empresarios, sin poder que decidiera por la comunidad. Ya te lo he explicado muchas veces: pequeños grupos de ciudadanas y ciudadanos organizados en comités que luego se federan con otros colectivos para hacer viable lo social.
Tu amigo Eagleton, al que secuestré para tu rabia, dice que "el objetivo consistiría en construir ese tipo de comunidad a una escala más amplia, lo cual ya es un problema político. Se trata, sin duda, de una aspiración utópica, pero eso no la descalifica de ningún modo. El fin de tales aspiraciones es indicar una dirección, por muy lamentablemente alejados que nos hallemos de esa meta". ¿Está clarito?

Para que leas tranquila

Entiendo a mi madre cuando entra a este blog y piensa que su hijo es monotemático y pelín oscuro. me rondaron unos pelícanos para empujarme a escribirle algo a ella, quizá igual que lo anterior pero nacido de forma diferente.

Lo que me ronda

Hay dos pelícanos que me rondan. Suelen volar rasante, pegaditos a la espuma del mar, a la espuma de la vida. Cuando pasan frente a mi me guiñan su ojo ladeado, me avisan de que en su bolsa transportan algo más que agua salada y pescado. No me lo muestran , pero intuyo que es el secreto para vivir: acumular recuerdos e instantes felices para después, en épocas de invierno y carestía, poder alimentarnos con ellos. La acumulación, así, no es en la cuenta de ahorros, sino en el alma.
El paraíso de los pelícanos también puede ser mi paraíso. Un lugar de sol y mar, un espacio aéreo del que bajar de vez en cuando para mojar el pico y las alas, un rostro golpeado por las gotas que salpican, por el viento que no manejamos. En este espacio escribo para mi madre. A ella le ha tocado un hijo pesimista de más para su gusto, atrincherado de más para sus prudentes convicciones. El secreto que los pelícanos le revelarían si pudieran volar por aquellas latitudes de gaviotas es que mi corazón es en extremo optimista, peleador desde la alegría, creyente de la bondad de la gente y de las posibilidades de vida que ofrece este mundo perturbador que me ha tocado y que le ha tocado vivir.
Yendo al extremo, los pelícanos no solo se alimentan del mar. Logran sacar lo mejor de basureros de mercado, no se frenan por la pestilencia ni por el desorden y saben seleccionar con su pico lo comestible, lo posible. Así trato de volar yo, en medio de un mundo que no me gusta y que apesta a podrido rescato cada pequeño atisbo de belleza, valoro, como el buscador de tesoros, cada pequeña pepita brillante que se esconde en la montaña de tierra parda. Vivir en esa alegría del descubrimiento es, probablemente, la única manera de vivir dignamente. Quiénes están cerca de mi, no solo los pelícanos, me acusan en los últimos tiempos de exceso de optimismo. Descubro ahora movimientos, personas que me parecen hermosos de base, por su empeño en sobrevivir, en exigir sus derechos, en desenvolverse con un grado de dignidad que emociona más que duele. Y quiero seguir así, revolcándome en el charco de la esperanza, rearmándome para dar una pelea que no parta de la oscuridad, sino de la luz de los que saben lo que cuesta dar cada paso. ¡Y hay tantos y tantas!
Eso sí, este exceso de optimismo no va a cambiar este camino que he llevo años caminando, aunque haya despistado en algunos momentos el paso. Cada vez más transparente, cada vez tratando de ser más coherente, aunque en el empeño me equivoque, me resbale o roce la estupidez. Al fin y al cabo, feliz o dichoso, soy humano, el mayor de los humanos.

De las farsas

Más farsas para el álbum


Farsa I
!Viva la crisis!
Todos nerviosos. Las bolsas cayendo de donde nunca debieron estar. La especulación demostró ser eso: especulación. Ahora, meten terror a la clase media -algo nada difícil para esta clase temblorosa- para que avale los desembolsos inútiles de plata que no salvarán nada. Pero la pregunta es... ¿queremos salvar este sistema de locos? ¿No sería mejor dejar que se hunda él solito y nos permita reinventarnos?

Farsa II
Narcocasino
El ministro de Turismo de Panamá, el famoso Rubén Blades, debe cambiar el lema para atraer turistas a Panamá y en lugar de utilizar el "la sonrisa es gratis" debería gritar a los cuatro vientos: "la impunidad es gratis". Ahora se publican reportajes en los que se escandalizan porque Panamá está siendo utilizada por narcos colombianos y mexicanos para negociar y tomar tragos. ¿A quién le sorprende? ¿A nadie le pareció llamativo que se pagaran dos y tres veces los valores de casas y terrenos? Qué bueno el milagro económico de este paisito de nuestros dolores.

Farsa III
Elsantoniño
El asesinato de un bebé de 11 meses en Colombia hace una semana fue como el alka seltzer... pura espuma mediática -ya olvidada, por supuesto- para camuflar la desaparición y asesinato de cientos de jóvenes por parte del Estado, el aumento del desplazamiento en un 41% -el mayor en 23 años- o el aumento del desempleo en más del 11%. Pero ya se sabe, nada mejor que una turba popular o un partido de fútbol para tapar lo molesto.

Farsa IV
Premios y premios
El Nobel de Medicina ha ido para los descubridores del VIH y del papiloma. Nos quedaremos esperando el premio a quién encuentre el remedio porque las farmaceúticas harán todo lo posible para que la vura no aparezca. Ya saben: es mejor medicar que curar.