16/10/08

realidades paralelas

Hay una puerta. Y esta puerta es de madera, grande. A un lado, la calle, una universidad, carros que transportan almas -unas ciegas, otras deslumbradas-, niñas de moda, niños de cartón piedra. A este lado de la puerta hay pasos agitados, indignaciones, saludos y reuniones, comunicados y entrevistas, preocupación y agite.
Más allá de la puerta, muy lejos de los dos lados, hay 20 mil indígenas al pie de la Vía Panamericana, en La María, hay otros 2 mil en El Espinal, otros 350 en Quibdó, otros tantos en Armenia, muchos más en el resto del país, todos cansados, sin alimentos y arrastrando tanto cansancio como dignidad. En esa realidad, duele especialmente que un presidente de corbata los acuse de terroristas, que los marque y los reprima.
No puedo escribir bello cuando el cansancio también acude a este lado de la puerta -perdonen la vagancia-, solo quería hacer un llamado a quien lea esta botella rellena de naufragios: tienda puentes entre su realidad y las otras paralelas… tienda puentes que no contaminan sino que enriquecen.

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