30/12/10

Pasa la página

Hagamos corte, pasemos la página del año para comprometernos a que en 2011 vamos a vivir más intensamente; amar sin redes de seguridad ni expectativas; pelear en las trincheras adecuadas para que este mundo extraño no termine de desmoronarse; exigirnos más a nosotros mismos aun a fuerza de incomodarnos; incomodar a los otros si es para recordarles que vivir en sociedad es luchar por lo común; buscar hasta la última brecha de este sistema perverso para hacerlo cambiar o morir; recordar a los caídos, a los que han dado su vida por nosotros a pesar del olvido que ya son; soñar, aunque nos acusen de soñadores, con un mundo más hermoso, más justo, más equitativo y más humano.

Que así sea. Que 2011 no sea el final de nada, pero sí el principio de la siembra colectiva para el cambio total, el año en que la sociedad civil fue consciente de su poder, en el que el poder fue consciente de su pequeñez; que 2011 sea tu ao, mi año, pero también el año de los excluidos, de las periferias, de los sures y de los tristes nortes, del inundado este y del amontonado oeste. Hagamos milagros, construyamos microutopías, no nos olvidemos que cada uno tiene una obligación moral con el tiempo que le ha tocado vivir y que ese tiempo es tan insignificante que desperdiciarlo sería delito. Hagamos de 2011 el principio del fin de la impunidad de nuestra irresponsabilidad.

Mientras, agotemos estas últimas horas, malgastémoslas en abrazos, en besos finitos y en arrumacos imprevistos, digamos lo que se nos pase por la cabeza y dejemos a un lado la cabeza para que el cuerpo sea una fiesta. Abrazos a todas y todos, deseos sin límites.

Fechas comparadas

Hace un año los días eran más largos /el olor de tu pelo no rellenaba los ángulos muertos de mi casa/. Hace un año intuía tiempos amables /no sabía que se avecinaban días de sonrisas incontenibles ni noches repletas de algodón/. Hace un año conjuraba la tristeza con un par de lecturas esperando tu paso firme y temiendo un arrepentimiento sin lágrimas /y saltaste al abismo como quien sabe que, como los dioses, goza de la inmortalidad del alma/. Hace un año un año más sólo era una utopía /ahora pareciera cada año nuevo un regalo con lazo que pudiera desempacar cada maána/.
Hace un año sabía que te amaba. Hoy, sé que es esa la única manera de negociar con el tiempo y sus aconteceres.

29/12/10

Las preguntas de la decepción

No. Hoy las palabras se despeñarán sin mucho sentido. Algunas renunciarán a ser pronunciadas. Otras, apenas, podrán emitir gemidos de dolor ante la constatación del fracaso. ¿Qué será de nosotros si las personas buenas no lo son? ¿Cómo procesar la verdad cu
ando es tan vulgar, tan prosaica, tan humana? ¿Será que ninguno es, en realidad, bueno? ¿Será que la bondad es una quimera entre estos seres de instintos primarios? ¿Será que sí es la sotana la que mancha el alma? ¿Será que, simplemente, la verdad de Houtart es la verdad de esta Humanidad? ¿Cómo habrá vivido este hombre 44 años con la herida hirviente de la ignominia? ¿Qué pensarán ahora todos los que lo han escuchado, los que han creído, con él, en que otro mundo es posible? ¿Se puede comenzar a restañar esta sociedad cuando el lastre es tan pesado?
Hoy, más que nunca, me quedo sin respuestas.

24/12/10

Noche con nostalgia y cobija

La cobija es insuficiente. Me muevo, doy una vuelta más en este viaje sin ojos. Busco tu sombra y tu temperatura. No estás. Y ya me cuesta, ya, conciliar la vida sin tus párpados para protegerme de la luz y sin tus manos para asirme del viento. Lo intento de nuevo: moldeo tu cuerpo con la cobija para engañar-me pero son demasiado fuertes los humores que dejaste repartidos por mis sentidos como para sustituirlos por sucedáneos, imaginerías estúpidas de la noche.
Es estar en ti lo que da sentido al paso enérgico de la mañana y al rumiar quebrantado del anochecer. Es estar contigo lo que me permite renunciar a algunos de los sinsabores que podrían atajar el camino a la muerte; es tu forma de quererme con la que me quiero; es tu manera de estar la que me permite ser más, no sé si mejor.
La cobija solo sirve cuando eres tú la que la arrastras sobre mis nalgas, cuando entre ella y mi piel está tu mano, tu olfato, quizá la suave requisa de tu lengua. Cuando vuelva a camuflarme en tu piel, no harán falta zafradas para superar el invierno. Solo, tal vez, una delgada sábana de rumores sobre la que derramar el dulce jugo de nuestra historia.

Lamentos

En esta tienda puedes comprar el Totally Sexy Mug o puedes "regalar agua potable a un niño del Tercer Mundo". Aquella otra vende perfume de 120 euros el tarrito pero anuncia en una pantalla de plasma que colabora con 6.000 damnificados de Haití. Un poco más adelante una mujer rumana, parte del ejército organizado del lamento, canta un triste Feliz Navidad mientras aburrida balancea el tarro vacío de la generosidad. Camino en el asfalto perfecto que oculta las brechas, que maquilla las arrugas de este mundo que ha fracasado en el intento de reinventarse tras las guerras fraticidas de mitad del siglo pasado y que no ha sabido inaugurar aún el nuevo.
El tañir susurrante de los lamentos agota cuando lo que se ve es calidad de vida (que no siempre una vida de calidad). La queja inmovilizadora se instala cuando sobra el tiempo y la salud. Mientras, compramos concencia, tiempo, plazos o almas. También, por qué negarlo, compramos energía condensada en un gramo, los inconfesables giros del sexo en la red o enredados en oscuros garitos, la diversión empacada en ruido, el afecto con forma de regalo navideño, el desenfreno embotellado con el hielo derretido del tedio...
Y, sin embargo, bajo los pliegues engañosos de la perfección, un pequeño batallón de inconformes se dedican a roer y medrar. Unos, organizados para no consumir; otros, cultivando las lechugas de la revuelta; algunos mandando tiernas felicitaciones de Navidad a unas embajadas insulsas en Roma; los más, leyendo esta vida para aprender a re-construirla. No hay descanso para los designados, para los que saben que en su actitud y en sus agallas reposa la esperanza.

22/12/10

La irresponsabilidad individual

Me dicen que la culpa es de cada uno. Ahora, ya se sabe, somos responsables de casi todo: de la crisis financiera, del cambio climático, de la contaminación ambiental y de los atascos de tráfico. Nunca se culpa a cada ciudadano, eso no, de la pobreza, de la exclusión de la mayoría de los habitantes del planeta o de las guerras que financian, en parte, los sistemas de seguridad social del primer mundo. Y es verdad, somos culpables, pero por inacción.
Encostrados en las minucias cotidianas, la mayoría pulula de cena en cena, de compra en compra, dejando 5 minutos a la semana para la mala conciencia olvidadiza y otros cinco para el sexo rápido y mecánico.
Somos irresponsables individualmente porque no trabajamos en lo colectivo. No somos sin los otros y ese detalle fundamental que nos hace humanos es el mayor olvido y, por tanto, el mayor crimen contra la propia Humanidad. La inacción individual no supone ni siquiera la parálisis de las alas de las mariposas que deberían andar provocando sunamis en Bangladesh desde una tranquila huerta mediterránea. Lo que sí provoca terremotos sociales y sufrimientos incalculables es la inacción social, en comunidad. Si renunciamos a organizarnos y a construir lo colectivo, estaremos renunciando a la supervivencia individual.
Hoy, cuando el goteo incesante del cielo presagia resbalones cósmicos en estos malecones del primer mundo, hay millones de almas peleando en conjunto por los demás. Esa es la única luz al final del tunel, aunque los beneficiados del principio de siglo sigan con los ojos cerrados tratando de que pase el chaparrón antes de que el tren social vuelva a la intemperie.
La soledad de la responsabilidad individual (recicla, consume con responsabilidad, cuida SOLO de los tuyos...) es la irresponsabilidad de cada ciudadano.

20/12/10

Perritos calientes

Los perritos andan calientes. Sus dueñas compran abrigos de cachemir y ellos mueven la colita contentos de haber recalado en un hogar vacío de alma y lleno de cosas. Gustan, por ejemplo, de la camita acolchada con marca al frente y mullido cojín que huele a pachulí y no a orín. Pasean con destreza entre los bolsos de la señora o por los delicados meandros de cristal veneciano. Los perritos calientes de la desocupación gustan de embadurnarse con mostaza de Dijon y luego dejar que su dueña los relama entre la barriga satisfecha y el sexo lánguido por ausencia de perra.
Qué magnífico banquete sería resbalar por las chimeneas de esas casas ajenas a la realidad y hacer un festín de perritos calientes, una orgía de comida barata en esos cenáculos de diamantes y metales bañados en sangre.
"En tiempos de crisis lo que sigue vendiendo es el lujo", explica alguien ducho en la materia. "En tiempos de lujo, una buena crisis para asustar a los acomodados", responde uno de los arrancados.

19/12/10

A deslegitimizar...

Aviso para navegantes de Françoise Houtart durante una conversa en Murcia. No cuenta nada nuevo para los excluidos del festín, pero sí para los aparentemente ingenuos beneficiados de la explotación: el problema no es esta crisis financiera, sino el sistema capitalista. No hay nada que hacer con estas reglas del juego y hay que construir nuevos paradigmas con os que determinemos nuestra relación con la naturaleza, nuestra forma de organizarnos con los otros, las formas de la economía para que nos sirva sólo para producir lo que precisamos para vivir y, por último, un paradigma sobre la interculturalidad que acabe con el occidentalismo que fuerza las reglas del juego capitalista.
A algunos les pareció demasiado amplio el planteamiento y preguntaron... ¿por dónde empezar? Houtart lo dejó muy claro: nuestra "primera obligación en este momento es deslegitimizar el sistema capitalista en cada oportunidad que tengamos". Y los que llevamos tiempo en ello nos alegramos de que un hombre de la credibilidad en sectores amplios como este peculiar sacerdote y sociólogo belga eche gasolina a este incendio aún sin llamas.
Si alguien no sabía quéhacer para cambiar las cosas, ahora ya debería tenerlo claro. El primer paso es desenmascarar a la bestia. El único problema es que al hacerlo incomodaremos a otros y nuestra vida se volverá un poco más incómoda [al menos para los los que formamos parte del porcentaje de los privilegiados].

13/12/10

Adiós al atrevimiento

Recuerdo la primera vez que escuché la percusión de First We take Manhattan en la versión de Enrique Morente. La piel se me erizó y sigue así. García Lorca, Leonard Cohen, Lagartija Nicks y Morente. Québestoa, qué manera de emocionar y de revolucioanr todo.
Omega, ese disco críptico, duro, inapelable, exigente, me metió en el universo de Morente. De ahí me hizo re-conocer a Miguel Hernández, a Antonio Vega, el flamenco de siempre, el flamenco atrevido, el flamenco y la palabra, sin límites. Atrevido cantaor de nuestro tiempo, osado flamenquero de camisa con cuellos anchos y peinado de tormenta, herencia de moros granainos.
Cada vez que se muere un poeta, un cantante del alma, alguien capaz de hacernos llorar o estremecernos sólo con su voz o con su palabra, el planeta está de luto. Morente entró a reparación y salió frío, olvidado de sí, sin ser ya él ni su recuerdo. El único consuelo para algunos muertos es la memoria tallada en su obra. Qué raro es el día de morir, que inesperado ese segundo sin aliento.

11/12/10

La otra historia

Miro con ojos críticos en exceso el mundo del que provengo. Lo juzgo como una juzga a la gente que quiere con cierta injusticia fruto de la exigencia.

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Hoy escucho la historia de Consuelo, esa mujer ya mayor que conozco poco, de un pueblo de por acá, ligada a mi por lazos familiares. Y me entero que un inmigrante subsahariano que la veía todas las tardes cosiendo a la puerta de su casa le pidió ayuda. Que le guardara el mal salario que ganaba y las latas de comida que compraba; que vivía en una nave con cientos de inmigrantes como él, explotados y brutalizados.
Consuelo lo hizo, con generosidad, y construyeron una relación de amistad. El inmigrante salió de Murcia camino a otra región en busca de trabajo y allá otra mujer española más joven se enamoró de él.
El amigo de Consuelo nunca ha dejado de escribirle y de llamarla.

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Somos gente y aunque el "desarrollo" aletarga, el ser gente nos sigue salvando. Quizá a eso nos deberíamos dedicar: a rescatar "la gente" que llevamos dentro, a fomentar aquella magnífica costumbre de recibir al Otro, de saludar, de compartir, de charlar.

Extraño de mañana

Es extraño dar la vuelta al tiempo, regresar a donde parece que estuvimos, raspar el concolón de la historia personal para descubrirse instalado en anécdotas que no se recuerdan, en momentos que a otros marcaron mientras a uno solo le produjeron un rasguño leve en la corteza de la memoria. Es extraño haber estado más tiempo fuera que dentro y seguir sintiendo alguna conexión con este aquí, este lugar por el que soy y en el que no estoy.
Vidas paralelas, a veces centrífugas, polígonos conformando una teselación e ignorándose al tiempo. Aún asi, es extraño que esta mañana sienta que la noche fue ficción o viaje temporal al pasado que no fui o que fui hasta intensidades que ignoro. Si somos lo que fuimos, soy lo que fui y todo este olvido acumulado en forma de icoságono, aristas por las que me despeño, ángulos imposibles por los que escalo para verme desde arriba. ¿No es extraño sentirse tan extraño en la propia piel?

10/12/10

La crisis económica

En el autodenominado primer mundo la crisis ya ha cambiado algunas cosas:

1. Tras las barras de los bares los españoles buscan otra vez el empleo y, con ellos, regresa la mala leche y el café cortado.

2. En las calles de mi ciudad hay muchas esquinas. Como en todas las ciudades. Y en cada esquina un inmigrante. Arrodillado, sentado sobre un escalón, en el andén frío del frío invierno. "Acepto Trabajo" escribe uno, "acepto comida", reza en otro cartel. Silencio, me dice con los ojos una joven subsahariana que ha elegido un larguero en lugar de un corner.

3. Las encuestan revelan que la gente es menos estúpida de lo que aparenta. Quien manda en este país son los bancos, dice la mayoría. Sin embargo, en las conversaciones de corrillo el culpable es el presidente, un dirigente de la supuesta izquierda que le está haciendo el trabajo a la derecha justoa ntes de entregarle el gobierno.

4. El cura del pueblo ha gastado 100.000 euros en un nuevo retablo. No sea que a falta de pan los pobres se queden sin circo.