30/12/11

Amor-dolor-rabia-acción



El cuerpo manda pausa y veo entonces, desde esta ventana siempre abierta la porte donde la porte, destellos que asustan. Masas individualizadas, destinadas al ombliguista ejercicio de vivir sin mirar a los lados, a parir y criar para nada, sólo para mantenerse con aliento, conseguir el alimento y atontarse ante una realidad tan compleja como evidente.
La pregunta late, como late este corazón plantado en la tierra de otros. ¿Para qué? ¿Por qué nos empeñamos en hablar cambio, en buscarlo, en construirlo a pesar de que las mayorías no sólo nos ignoran sino que nos desprecian por residuales, por anecdóticos, por incómodos, por 'inmaduros'?
Necesito una respuesta porque se precisan razones para dar un paso, otro, otro, uno más, aunque no hay destino cierto ni recompensa posible.
Recuerdo primero aquella condición fundamental que el Che señalaba para cualquier persona revolucionaria: el amor, el amor por el Otro, por la Humanidad. Cuando se ama a la Humanidad, a toda, la realidad duele. No hablo de esa reducción de clase media de amar tu entorno más cercano (tan tranquilizadora que reciclando una lata de soda pensamos estar salvando al mundo entero), sino de un amor total por la especie, de la capacidad de imaginar al otro esté donde esté, sea quien sea. Imaginar al otro para amarlo es identificarse hasta el dolor. Lo que le acontece hoy a una persona en Yemen o en Guatemala, en Alemania o en Mali nos duele, pero el dolor puede ser paralizante: analgésico depresivo que se atrinchera en los espejos.
Por eso, el dolor que sirve es el que produce rabia, porque la rabia es la no aceptación del dolor y, especialmente, la imposibilidad de aceptar la inmutabilidad de las causas de ese dolor. La rabia es anti determinista, aunque también se corre el riego de que se traduzca en odio, en nihilismo o en parálisis.
Así que la rabia hay que convertirla cada día, por titánica que parezca la misión, en acción. Acciones para medrar, para lograr, con el incesante goteo acumulado de las personas activistas de ayer, del hoy y del mañana, desgastar las pulidas y relucientes luces que encandilan a las mayorías. La erosión del sistema se logra con la acción, acción sin espera, acción si pausa, acción que no depende del resultado.
Por último, esa acción se desarrolla en dos tiempos: el urgente y el histórico. Aunque las personas activistas se concentran más en el primero y los constructores de pensamiento en el segundo, intuyo que la acción más eficiente es la que juega con los dos tiempos o la que, al menos, los tiene en cuenta.
Quizá el problema cuando tratamos de contagiar al Otro es que empezamos por el final, le llamamos a la acción, le pedimos re-acción ante la realidad, cuando no ha recorrido el camino completo, el que empieza por el amor y que, bien cimentado, no permite ya la indolencia.

Año archivado

Es cierto que este año se ha empeñado en llevarme la contraria. Que las consecuencias de las decisiones y de este cuerpo gastado se han revelado todas al tiempo. Que la peor cara de los humanos y la mejor cara de las infecciones han aparecido en este espejo diario que es la vida con vida... Pero también es verdad que estos días me han sabido a limitados, que cada minuto a tu lado ha sido regalo y premio, energía y futuro, pasión y calma. Archivo el año no sin darle antes las gracias. Año de maduración a golpes y de rejuvenecimiento a punta de amor. Año para guardar, para cuidar: todo lo que necesitaba ha acontecido en tu cuerpo y todo lo que imaginaba se ha dibujado desde tu alma. Gracias por aguantar a mi lado, por mostrarme que este mar revuelto puede ser también laguna calmada. Gracias por mirarme así, exactamente así y por combatir la tiranía del tiempo con la contundencia pétrea de esta burbuja abierta.

9/12/11

Terra nullius



Somos tierra de nadie, territorio lacerado por quienes deciden en nombre de nuestra libertad. Somos tierra de nadie, abono humano para el cultivo de plata; necroseres dispersos en un huerto contaminado; estúpidos seres convencidos de algún poder que no tenemos.
En tierra de nadie triunfan los piratas y los curas: los des-almados. Esos... esos putos piratas que no muestran el rostro y que mandan a los presidentes de los no-gobiernos a hablar con los no-periodistas de los cuarto y mitad de comunicación.
Somos tierra de nadie y ese nadie tiene nombre y apellidos. Nos dejamos pisar; su huella queda marcada en nuestra espalda y ese, sólo ese, es el hierro de nuestra cabaña.
En tierra de nadie, casi nadie se atreve a responder. Los que lo hacen son peligrosos: terroristas, delincuentes camuflados tras consignas sociales, antisociales que sólo quieren sembrar el caos (poder dixit).
En tierra de nadie, el orden lo ponen cuatro y sobran tres para repartirse el pastel. Hoy, como todos los días, los nadies se creerán alguien y saldrán con sus esposos y con sus amantes beber el jugo del confort. Los que todavía son, estarán planificando cómo dinamitar el cónclave, cómo cagarse (al menos) sobre los despojos del poder, cómo sentir cierta dignidad en el gesto definitivo (y propio) de negarse a participar.
Somos tierra de nadie y hoy están prendidas las luces de navidad. Evitando el resplandor, habrá que ver cómo huir, en silencio, con el estruendo de la violencia civil e incívica, de esta tierra (nullius).

8/12/11

Autodestrucción



No he podido quitarme esta palabra de la cabeza desde ayer. No es una palabra.
Desde mi ventana móvil intuía las chimeneas prendidas, el tedio de la comodidad instalado en las vidas de os bienaventurados. Los demás, los arrancados, la mayoría, corta leña para la incomodidad, relata las horas como letanía, lucha en causas imprescindibles y difusas que poco importan y nada figuran.
Durban, Marsella, Bruselas, Washington... los nombres huecos conducen en la noche y las curvas cada vez son más rectas. El camino es directo y el tiempo se acorta con la laxitud del embrague.
A casi nadie parece importarle este fin tan estúpido, esta manera de autodestruirnos con mentiras y con más de lo mismo. Por qué me resulta tan fácil imaginar el final de todo menos el de este capitalismo angurriento que nos carcome, del que parece que han eliminado las salidas de emergencia, de esta ceguera confortable en la que se atrincheran unos cientos de millones de afortunados...

Autodestrucción. Y un bobo -más preocupado de su pelo que de la humanidad- canta al amor que no puede conocer y al desamor al que se ve irremediablemente condenado. El vacío es esto. Debe ser esto: sentir que uno ve mientras el resto ama la oscuridad; dudar de la propia verdad porque si fuera tan evidente más la hubieran compartido; seguir empujando para que en el momento final -sin juicios ni trompetas-, poder decir: ya os lo advertí. Soy humano, hasta en eso; en la soberbia, en la estúpida creencia de que en esta ceremonia caníbal seré el único en no comerme a mi hermano.
No he podido quitarme esa palabra de la cabeza desde hace muchos años. La he compuesto de formas diversas, pero suele concluir en el mismo espacio de desidia y desesperanza. Cuando la mayoría prefiere un derby a una revuelta, la rebelión es una imposición moral. En eso estamos.

Por si acaso, y mientras tanto, he decidido refugiarme en el sarcófago rupestre de nuestros ancestros, he buscado la huella en la que encajo y me he prendido un cigarrillo. Os espero allá, en este final que huele tanto a principio.

6/12/11

Respira-me


Un susurro... los alientos son conjugados
Una palabra... las alas logran su empeño de volar en el agua
Un abrazo... la posibilidad de la tristeza se desliza en el invernadero

El frío, para que seamos uno
El calor, para que tu alma me encuentre

Los alientos, cuando se conjugan, no permiten ya la pesadumbre ni el óxido.
En este vivir que nos hemos impuesto, en este amar que nos sorprende, en este tiempo en el que lo gratuito parece imposible, nos empeñamos, tu y yo, en contradecir a las inercias y en negar los espacios comunes. No es posible ser así, como somos, en la telaraña de deber ser; no es viable que estos alientos sigan entrelazados si no retamos al tiempo y a sus corifeos... nuestro destino está inevitablemente ligado a la tarea de abrir ventanas y caminar hacia atrás: sólo así se avanza entre las estatuas pétreas que plantan trampas como rescatan tragedias.

Respira-me un poco más... así de cerca, sin que perciba el dibujo de tus labios. Respira-me hasta que tu aliento se confunda en mis entrañas y lo haga fuerte hasta mi propia boca.