29/9/09

Verdades e incomodidad

Vamos a contar verdades. ¿Les parece? Ya hablar de verdad ha perdido glamour… como decía un buen amigo: “la verdad está sobrevalorada porque, en realidad, nadie la quiere conocer”.

Son mejores las medio verdades o las verdades disfrazadas de show mediático, de espectáculo televisivo que no atragante mucho la comida y que, a ser posible, eche la responsabilidad fuera de la mesa particular.

Por eso, quizá, sea más saludable gastarse 100 dólares –o 150- para escuchar a Al Gore, el nuevo gurú del catastrofismo que factura millones de dólares al año después de un lifting de imagen gracias al cual ha pasado de político mediocre y conservador (aunque progresista si se compara con la tropa de Bush) a padre de la salvación terrenal.

Exige carro híbrido para moverse por ciudad de Panamá, aunque no será para ahorrar ya que en la factura de sus conferencias no hace descuentos y sus empresas –de consultoría en negocios “verdes”, su televisora o sus acciones en Google y demás– van viento en popa. Varias organizaciones “ambientalistas” aparecen en la nómina de patrocinadores o “invitadores” oficiales pero la verdad, de existir, es que no es muy ecológico un evento de megaélite reservado a los que tienen el dinero y no necesariamente a los que pretenden salvar este planeta más híbrido que humano.

El calentamiento global es verdad, pero no es verdad que dependa solo de nuestras actitudes individuales, sino del consumo exacerbado en el primer mundo, desde donde llega el gurú, y de la contaminación de las industrias que pagan la nómina de los que pueden comprar la entrada para escuchar a Gore.

Por ejemplo, los peligrosísimos indígenas nasos que fueron expulsados la semana pasada de la Plaza Catedral con policías antimotines no asistirán a ver la película de la Verdad Incómoda porque están ya bien incómodos hacinados, sin comida y sin derechos, tratados como animales por un Gobierno que, por supuesto, prefiere los animales de Mario Guardia que a sus propios ciudadanos. Es posible que varios altos cargos del Ejecutivo y que la esposa y varios familiares de Guardia, miembros reconocidos de la alta sociedad panameña, estén escuchando a Gore en directo. Ellos sí aprenderán cómo evitar las emisiones nocivas de carbono de cada una de sus vacas cuando hacen sus necesidades fisiológicas –las vacas, entiéndase bien– en territorio ancestral naso.

A todos nos encanta formar parte del ejército de “concienciados” dispuestos a escandalizarse por los datos que Gore condensa en su exitoso comercial –perdón, documental– que le valió un premio Nobel y pingües beneficios. Sin embargo, otro gallo cantaría si nos tocara implicarnos con nuestra realidad y defender el ambiente que nos están arrebatando. No hay que esperar a esta verdad incómoda enlatada para saber que es actitud suicida acabar con los ríos de Chiriquí para aportar al consumo eléctrico o a las cuentas de Carlos Slim; ni que la tala de madera en Darién o la extracción de arena o las minas a cielo abierto son heridas profundas a este Panamá y a este planeta que no tienen recambio. Tampoco nos gustaría saber que antes de la devastación natural, está la agresión a las comunidades. Pero para eso no hay que mirar muy lejos, sino leer el diario y ver cómo todas las semanas tenemos ejemplos de panameños y panameñas expulsados de sus tierras o afectados por algún proyecto de “desarrollo” que no aguantaría ningún examen serio de sostenibilidad humana o ambiental.

No sabemos si Gore le hará la prueba de la huella ecológica al nuevo avión del Ejecutivo que Martinelli jura que no usará –un poco extraño esto de comprar algo para no utilizarlo–, ni si se atreverá a ir al Canal a contar que un alto porcentaje de lo que pasa en los barcos es el alimento del consumismo desmedido que está amenazando a la especie más que Irán y la gripe A juntos.

La verdad no existe, ya lo sé. Si la hay, es múltiple. Pero de lo que no hay duda es que las mentiras sí campean a gusto y que deben tener buen sabor porque nos las tragamos sin rechistar.

Los horarios del paraíso

Niñas rubias -siempre rubias- sonríen en la entrada recortada de su hogar perfecto. Patines, perro, bolsas de escuela impolutas, madre de piernas largas, casi impostadas, y, claro, mucama latina, más bajita, más oscura, más sudada... "Se te va a hacer tarde para la clase de música..." El paraíso es así: tiene música, calles perfectamente pavimentadas, señoras que toman una cervecita en terrazas orientadas al mar, perros limpios, porteros que mantienen la entrada sin volutas de realidad, panaderías que huelen a ropa limpia, carros sin rayones o que los ocultan bajo el brillo de esta luz casi diseñada, oficinas que parecen hoteles, hoteles que parecen hogares, hogares que parecen revistas, revistas dispuestas en orden para que el niño coleccione sueños o para que la mamá pueda cocinar como los chefs de moda...
En el paraíso, sin embargo, hay horarios. Poco antes de que el sol se pliegue para dejar el decorado a estrellas y vientos, mujeres pequeñas -ahora con ropas planchadas después de planchar todas las ropas- bajan las cuestas que las devuelven a la realidad, a su realidad. El autobús las espera, porque al paraíso solo se viene para trabajar, para compartir migajas en todo caso. Los edredones de plumas, el calor del sofá mullido, las sonrisas en la cena de las niñas rubias, el beso de buenas noches, el soñar con un mañana, es para los habitantes con derechos, para los que saben que ya han ganado la partida. Hay algunas que duermen dentro de las murallas invisibles, pero lo hacen en el pequeño cuarto arrancado a la opulencia donde pasan la noche las mucamas necesarias sin horario.
El paraíso, como todo, tiene sus horarios y cuando se nos pasa la hora, al final del día, si perdemos el transporte, quedamos, como casi siempre, des-ubicados.

28/9/09

Unas Honduras tan superficiales


Imaginemos que mañana sacan a Zapatero o a la triunfante Merkel de su cama, los encañonan y luego los sacan de su país. Imaginemos que sube al poder, apalancado por militares, un político segundón, sin carácter y sin sangre. Podemos imaginar también que el gobierno de facto persiga a cualquiera que no esté de acuerdo con lo que el mundo denomina como golpe de Estado y los manzanillos del poder, la derecha y los empresarios consideran una operación para salvaguardar la constitucionalidad.
Imaginemos, por último, que Zapatero, o la Merkel, se cuelan en la embajada de Francia o en la de Polonia y que son rodeados por tropas y presionados hasta el insomnio.... ¿estaría el mundo tan tranquilito viendo por la tele los sucesos de un paisito llamado Honduras? Mientras los gobernantes del mundo juegan a banqueros un país se está desangrando, pero...¿a quien le importa? La vida sigue, las hipotecas siguen justificando esa vida y la indiferencia, camuflada de cotidianidad, campea por sus fueros....ayyyyyy

25/9/09

Los gorilas y el poder


Después de varios días de tensiones, la policía desalojó ayer por segunda vez en cinco meses a los indígenas naso que protestaban en la Plaza Catedral de Panamá por los violentos sucesos de marzo en los que perdieron tierras, casas y enseres en sus comunidades de San San y San San Drui.
La injusticia y la violencia del estado una vez más en acción. Los gorilas, los esbirros actúan ante la indiferencia de la mayoría. Se supone que según un falso contrato social, la mayoría deposita el monopolio de la fuerza en el Estado y éste, en respuesta, lo ejerce contra los excluidos.
Un gobierno fascista para unos pueblos ¿fascistas?
¿Cómo permitimos esto una y otra vez?

16/9/09

Requiebros del ánimo

Mi hermano Héctor termina así un mensaje, me parece algo breve para compartir:

"Tanto por hacer , tanta fe que precisamos para no desfallecer, tanta sabiduria de lo sutil para evitar los requiebros del animo".

Y con el ánimo acompañado por sus abrazos y su energía estoy dispuesto a no desfallecer.

Por cierto, comienza mañana la Movilización Nacional Indígena, Campesina y Popular de Panamá. Tanto por hacer....

La joya anticonsumista

El indiecito

Así lo ven, con esa mirada condescenciente, eurocéntrica y despectiva. El indiecito folclórico, el que habla raro y se confunde al denominar a este país como República, el que amenaza a 'nuestras' empresas... El desprecio es general aunque las formas de lo políticamente correcto obliguen a despreciar con 'respeto'.
Evo llega acá y habla claro y fuerte, pero el rey, ese fantoche trasnochado, le dice que garantice la 'seguridad jurídica' de los inversionistas. Le importa un carajo la vida o la muerte de los bolivianos... pero que Repsol no pierda plata después de haber esquilamdo los recursos naturales de ese país tan rico como empobrecido.
Un indiecito que debe estar manejado por Chávez porque aunque se le reconozca ahora el alma no se le puede atribuir inteligencia ni voluntad propia. Un indiecito solo no puede, seguro que es un títere, seguro. Evo habla de políticas para 'salvar a la humanidad', qué ingenuo, qué presuntuosos el indiecito... qué falta de pragmatismo...
Y los bolivianos se reúnen con él en un polideportivo de una fría ciudad fría, pero no helada de altura, sino congelada de meseta y desierto emocional. ¡Que nos den nuestros papeles', ruegan los exclavos del siglo XXI y los señoritos y las señoritas, los patrones, los ven por televisión agitando banderitas para saludar al indiecito que viste chaqueta rara y dignidad insultante.
Un día, no tan lejano, los indiecitos de este planeta pasarán la cuenta y quedaremos debiendo toneladas de respeto, millones de gestos de hermandad.

13/9/09

Lo (im) prescindible

Me preguntas y me retas.... ¿por qué no veo a las personas?, ¿por qué, acá, en medio de la calma, sólo soy capaz de vislumbrar masas?
La uniformidad y el escapismo se conjugan para darem argumentos. Masas, personas que forman masas, que al vestir, hablar y jugar al mismo juego de esta manera irresponsable y silente se convierten en un cuerpo amorfo, escandaloso. No hay que ser condescendiente, también me has dicho algunas veces, y no lo voy a ser. La excusa de la felicidad necesaria o del contexto cercano y sus urgencias no es excusa. Nacemos-con-responsabilidad y si esa responsabilidad duele o quema hay que acostumbrarse a vivir con ese ardor o hacer algo para remediarlo. Cerrar los ojos o no ver la piel lacerándose bajo la llama de la responsabilidad es un acto de barbarie, de pura complicidad con el genocidio de la exclusión.
Para estos fastos, para esta fiesta permenente solo amargada por noticias de la crisis o por el fracaso de un hijo en la escuela o por la derrota del equipo deportivo local, no hacen falta muchas alforjas. La vida así se convierte en supervivencia dando la espalda a la realidad, a los mendigos que afean estas calles de andenes perfectos, a los propios que simulan prosperidad a punta de crédito y orgullo.
No todo puede consistir en tener o no tener, en poseer cosas o amor, en estar solos o acompañados. La Humanidad no es algo ajeno de lo que podamos prescindir, ni podemos achicar sus predios, ni tan siquiera tenemos derecho a ignorar lo que nos hermana con el resto del planeta. Lo que nos diferencia, al final del camino, sería anecdótico si no utilizáramos antifaces para estar despiertos y tapones para escuchar.
No puedo ser condescendiente con el resto porque tampoco lo soy conmigo. No reclamo la amargura -inútil desmovilizadora de la acción-, tampoco la tristeza -breve alivio de los pusilánimes-... pero reivindico la urgencia de que los 400 millones de privilegiados de esta especie nos planteemos el costo de nuestra "calidad de vida"; el costo en vidas, en derechos, en verguenza. Y cuando lo hagamos, no es asunto de quedarnos empantanados lamentándonos de nuestra (buena) suerte, sino ponernos manos a la acción para cambiar este entuerto.
En este breve paseo por lo que soy ni siquiera se puede observar una reacción ante la catástrofe económica que arroja a la gente al desempleo. Ni una movilización sindical -aparatos burocráticos vendidos al poder en tierras donde nadie se quiere reconocer obrero, exclavo-, ni un reclamo más allá de la barra de la cafetería o del salón de casa. Así las cosas sí es cierto que me pregunto: ¿si no hay arrojo para luchar por lo propio, qué combustible nos moverá para construir algo mejor en el infierno de lo ajeno? Ciegos de fiesta y shopping, los privilegiados del festín del planeta no son capaces de ver si quiera que lo que ha fallado es el Sistema de mierda en el que los han cocinado y siguen, tercos como mulas de ojos vendados y tumor de rueda de molino, empeñados en buscar culpables o héroes individuales en este universo en que si no somos todos no seremos ninguno.
Sigo, aún, sin respuestas.

12/9/09

El exceso

Fuegos artificiales que derrochan luz, gritos en la noche que malgastan la energía acumulada en siglos de pereza, comida, mucha comida distribuida en rebosantes platos medidos en grasa y tradición, masas que degluten la calle como quien no puede hacer otra cosa que seguir arrasando pueblos, sonrisas de medio pelo en conversaciones tan intrascendentales como únicas, niños jugueteando con el tiempo y sus retuercas, policías civilizados que acomodan la realidad para que cuatro negros no vengan a joderla, algodones de colores, pulseras y artesanías de pobres para adornar las casas interétnicas de la clase media, moros y cristianos, farsa y mirada insultante a la historia, abuelas que fingen ser quinceañeras, sets de Tv en directo para contar lo que acá mismo está aconteciendo, no hay salones VIP donde todos los invitados ya son privilegiados, espera para la gula, precocidaz para el consumo, todo-el-mundo-parece-bonito-en-este-primer-mundo... excepto los dos africanos que apuran el cartón de vino barato en las escaleras de la periferia, excepto la rumana con foto y cantaleta que trata de estafar unas monedas, excepto los obreros -más feos y deformes en este circo de poses-.
A veces, solo a veces, cambiar de planeta no es un buen plan para los extraterrestres que no entendemos como funciona esta especie. Siempre, o casi siempre, la jaqueca del exceso se apodera de mi en las primeras horas del alunizaje en la tierra propia.

10/9/09

Han vuelto

Qué extraño este deja vú tan real como la cruel huella de la injusticia. Qué extraña Lupita, ahí, recostada sobre un costado en-el-frío-y-ya-no-tan-blanco-banco-de-la-plaza. Qué tan conocida su mirada y tan ajena la mía. Han vuelto los naso a la Plaza Catedral y el universo ha vuelto a ponerse en su lugar. Esconder a los excluidos no soluciona la exclusión, pero verlos de nuevo frente a la lucha sin fin es como recordar que así funciona esto: con la piedra de Sísifo desafiando la planicie en la que la mayoría de los humanos decodificamos la realidad.

8/9/09

Cielos cruzados

La nubes esta mañana parecían taludes que delimitaban la sima del cielo. Traté de saltar sobre ellas, pero la azafata se empeñó en que la puerta de emergencia no era para ese tipo de emergencias. Yo intenté persuadirla. "Mire, esto sí es una emergencia, necesito caminar más rápido, llegar a mi destino". Para ella, mi destino era un aeropuerto, una ciudad, un lugar con nombre, uso horario, con dulces típicos incluso. Para mi, el destino era tu regazo, la caricia aguardada, el ensueño en el que habito.
Una vez abortada la misión de lo posible, me acomodé en mi asiento y me hundí en las divagaciones de Bakunin -paranoias de dinosaurio amanecido- para recobrar el sentido de la (i) realidad en la que sobrevivo. No entiendo casi nada. Hoy menos. Los días acumulan historias que me desbordan y la injusticia es navaja incada en la herida de mi ingenuidad. Sigo volando para no aterrizar nunca, así viviré, en este cruce de cielos donde parece que nada pudiera ser cruel ni humano, donde casi todo es viable ante la urgencia de los torrenciales arrebatos de las nubes. Derramadas de sí mismas, ellas cuidan el vuelo para que nada sufra de gravedad, de la inmensa gravedad de (sobre) vivir.
Sigo acá arriba. Y desde aquí pienso sembrar las semillas de la dicordia cósmica, de la revuelta ante la autoridad y ante las cometas. Los juegos de niños no están permitidos en estos cielos adoquinados.

7/9/09

Insurrección

La casa huele a limón y panela y una luz presurosa se hace con la ventana para asaltar las grietas que el día anuncia. "Hay una especie de actitud insurrecta en la vida a pesar de toda esta desolación". Las señas no son claras pero las pistas si son muchas. Aquel cariño que nos regala la mano hermana, esa terquedad de seguir luchando a pesar de las derrotas, esta incontenible Humanidad que se aloja en esas personas anónimas para las que yo sí tengo nombre, el amor sorpresivo que irrumpe en la vida para quedarse, esas cuantas personas que ya son comunidad, estos afanes de compartir sin prisa, de hablar, de hablar, de hablar...
La vida se subleva ante esta vida de muerte a la que todo parece empujar. Remueve el bebedizo para comprobar que todo sigue en su sitio. El agua ya no es agua desde que entró en contacto con el semen de la caña y la panela dejó de serlo desde que se disolvió en el ácido de aquel limón rescatado del desaliñado mercado vecino. Así somos nosotros... ya no soy yo desde que he compartido este rato con mi hermano, estas calles no pueden ser pisadas por los mismos pies que entraron y cada palabra ha sido modificada por la escuchada del otro.
Nos contaminamos para alimentar la insurrección y es obligación única no perderse en el camino, no despistarse con cantos de ballenas ni con sirenas que prometen el jardín adosado.
A veces, aunque no lo parezca, la vida practica la insurreción y, aunque no nos demos cuenta, nosotros y nosotras tenemos la obligación de acolitarla.

4/9/09

Oda a la cooperación internacional

Oh ejército alado del engaño, oh cómplices de las atrocidades más sutiles. Ustedes, contagiados del espíritu salvador de este milenio, imbuidos de la mesiánica misión de poner curitas a esta cicatriz sangrante, a este tumor inmenso que requiere cirugía pero para el que ustedes ofrecen aspirinas (de marca, por supuesto).... ustedes que visten chaleco para distinguirse de los descamisados, que reciben viáticos donde otros solo respiran hambre y desolación, ustedes que tienen tanto miedo político como autocomplacencia, que construyen sus casas y familias sobre los beneficios de la pobreza, ustedes que tienen horario -a diferencia de los desechables a tiempo completo-, oficina -y no este chamizo de tablas y zinc viejo y arrugado- y evaluación por metas -y no la meta del día siguiente- pero que no son conscientes de la responsabilidad que ese decorado comporta... Oh cooperantes... que como buenos seres humanos tienen disculpa para cada falacia y se conforman con remar sin sincronía en una corriente de la que son cómplices... qué buen regalo sería que un maleficio de jai juguetón los convirtiera en comunidad por un tiempo y que pudieran ver en el espejo de la realidad que no son más que los paramédicos del sistema que genera las víctimas que supuestamente ustedes atienden.
Acá, desde la zona difusa donde aceptamos su chantaje, podemos decirles sin miedo a que nos escuchen que no les creemos, aunque tengamos que soportar su plata y sus imposiciones, aunque nos toque convencerlos de que su bondad es infinita, aunque seamos parte de la excursión a la desolación que emprenden de 8 a 5... a pesar de todo eso: no-les-creemos.

3/9/09

La vida en suspenso

¿Qué procesos ocurren dentro de la cabeza y del alma de alguien a quien ronda la muerte? "Dos años sin sentir nada, sin planear, sin querer que esto tenga sentido más allá de mañana". Solo es un tipo de muerte la que suele generar este efecto: la cercana, la de los abrazos apagados, la de los ojos que te han mirado con amor o con ternura. Hay muchas muertes más, de concoidos, de muchachos y muchachas cuyo mayor delito ha sido ser desempleados, de putas, de vendedores de droga al menudeo.... y luego las muertes tan inútiles como heróicas de defensores de derechos humanos, de líderes campesinos o indígenas, de algún periodista díscolo... pero la que suspenden la vida son las de aquellos a los que nos unen vínculos insustituibles.
"Ahora como que vuelvo a estar vivo". La música vallenata y el olor a pizza ahogan la conversación a tendón descubierto y yo, simplemente escuchando pasar el tiempo y los dramas ajenos, no puedo sino hacer fuerzas para que mi amigo viva de nuevo, más, no mejor, sino bien.
De él dependen muchos, al menos dependen muchos anhelos y un gran archivo de conocimiento del que yo aprendo cada vez que comparto con él conversa y limonada.
Afuera, mientras escribo esto, diluvia como solo sabe hacerlo en estas tierras chocoanas. Pareciera imposible que alguna vez no llueva. La ciudad, si así se le puede llamar, se diluye en este mar vertical, en este caer dulce y húmedo en el que todo es aplastado contra el piso y contra corriente. Yo con ella... yo me dejo diluir en este suero sin densidad donde pobreza, corrupción, vida y violencia parecen siameses imposibles de separar.

Protesta Naso



Relato de Raisa Banfield de la protesta de ayer de los indígenas Naso en la Plaza Catedral de ciudad de Panamá:

Terminó la primera jornada del regreso de los Naso a la Catedral, su aire hacía falta en la plaza. El aplomo, rebeldía y suavidad al tiempo de este pueblo maravilloso, enriquecen una plaza que solo puede narrar historias de luchas, derrotas y victorias. Actos heroicos como el de hoy día, son de aquellos por los que quisiera vivir lo suficiente, para poder narrarlos incontables veces. Luego de 10 horas de viaje, nuestro pueblo Naso se emplaza frente a los portones, de los portones, del portón de la puerta de la presidencia; primero a puro pulmón, luego ayudados por megáfono recitan sus derechos, gritan sus agravios y exigen que se les respete. La dignidad de un pueblo y la humillación que experimentan, se fundieron en un solo acto: Encadenados y parados en una pila de estiércol, se bañaron con él mientras sus carteles gritaban: “Nos tratan como a la mierda de vaca”, ¿quién vale más: las vacas de los Guardia o el pueblo Naso? “Nos sentimos presos de la indiferencia de los gobiernos”. Entre vergüenza y orgullo, cual testigo mudo, presencié ese acto de indignación de un pueblo excluido y despojado de su tierra, pero no de su valor, ni de su dignidad. Sin embargo, lo más hermoso estaba todavía por suceder, hermanos gnobes y kunas se sumaron a la vigilia nocturna, que entre cantos, oraciones, palabras de solidaridad espontáneas en todas las lenguas presentes, pero a una sola voz y como un solo pueblo pedía: Respeto al pueblo Naso!.

ANMALA UEGINE /BEGALA NAMAKE/NEGA UILENAIDBA/ANMALA BULAGUA/BEGALA SOGMALA/NABGUANA UILENAID
(coro de canción kuna)

Nosotros aquí/a ti cantamos/ el sufrimiento de la madre Tierra/nosotros unidos/a ti te narramos/ el sufrimiento de la madre Tierra

Vean en La Prensa

2/9/09

Sin tregua

El sistema no da tregua. Miente, seduce, trata de fingir modales políticamente correctos, flirtea, da declaraciones... pero, al final, todo sigue igual. Para el poder (leer acá), los indígenas son invasores de su propia tierra. Para la gente, como me decía hace poco un lector indignado conmigo, una mano de vagos que se niegan a trabajar y que quieren que les regalen todo. Nada ha cambiado. No tienen alma , no tienen derechos. Por eso, si el sistema no da tregua, nosotros menos. Los Naso vuelven a la Plaza Catedral a protestar, sin muchos recursos, pero con apoyos sólidos de organizaciones y gentes que sin buscar nada solo quieren ser humanos.

1/9/09

Blanco en blanco

Tres botellas de Blanco logran destilar la muerte y la desesperanza. Viejos amigos no tan viejos compartiendo la vida y el estar vivos, la obligación de estarlo. Mi alma algún día reventará por no aguantar tanta carga, tanta necesidad de latir como corazón en medio de este terrible páramo marcado por la desaparición y la humillación en cuerpo y comunidad. Siguen, estas gentes siguen, resistiendo, actuando, peleando, luchando. Y no sé cómo lo hacen, ni cómo ni de dónde sacan la energía. No creo que tengan esperanzas, ese es asunto de ingenuos o diletantes. pero tienen toda la convicción de que hay dos maneras de vivir: al margen o de lleno. Regreso caminando a mi mismo con algunos tragos de más y alguna luz fundida en el espíritu. Sin embargo, extrañamente, cuando dejo que mi cuerpo descanse lo que mi cabeza no puede, hay una fuerza increíble confirmando mis convicciones, empujándome hacia donde el Otro me reclama. No puedo decir más, es hora de hacer.