28/1/10
Regalo de fin de mes, para la cuesta
Palabra Zapatista.
Aquí está de nuevo nuestra palabra.
Esto vemos, esto miramos.
Esto llega a nuestro oído, a nuestro moreno corazón llega.
I.
Allá arriba pretenden repetir su historia.
Quieren volver a imponernos su calendario de muerte, su geografía de destrucción.
Cuando no nos despojan de nuestras raíces, las destruyen.
El trabajo nos roban, la fuerza.
Nuestros mundos, la tierra, sus aguas y tesoros, sin gente dejan, sin vida.
Las ciudades nos persiguen y expulsan.
Los campos mueren y nos mueren.
Y la mentira se convierte en gobiernos y el despojo arma a sus ejércitos y policías.
En el mundo somos ilegales, indocumentados, indeseados.
Perseguid@s somos.
Mujeres, jóvenes, niños, ancianos mueren en muerte y mueren en vida.
Y allá arriba predican para abajo la resignación, la derrota, la claudicación, el abandono.
Acá abajo nos vamos quedando sin nada.
Sólo rabia.
Dignidad tan sólo.
No hay oído para nuestro dolor como no sea el del que como nosotr@s es.
Nadie somos.
Solos estamos y sólo con nuestra dignidad y con nuestra rabia.
Rabia y dignidad son nuestros puentes, nuestros lenguajes.
Escuchémonos pues, conozcámonos entonces.
Que nuestro coraje crezca y esperanza se haga.
Que la dignidad raíz sea de nuevo y otro mundo nazca.
Hemos visto y escuchado.
Pequeña es nuestra voz para eco ser de esa palabra, nuestra mirada pequeña para tanta y tan digna rabia.
Vernos, mirarnos, hablarnos, escucharnos hace falta.
Otros somos, otras, lo otro.
Si el mundo no tiene lugar para nosotr@s, entonces otro mundo hay que hacer.
Sin más herramienta que la rabia, sin más material que nuestra dignidad.
Falta más encontrarnos, conocernos falta.
Falta lo que falta…
Espacio Común se pone en marcha
Recicla y comparte en Espacio Común: ahora sí, nace Espacio Común en San Felipe (Panamá). Abriremos en marzo pero ya estamos llenando de ideas este Espacio concebido para pensar, compartir y actuar. Necesitamos lo siguiente: sillas (plegables, plásticas, en fin, prácticas, No ‘isabelinas’), mesas prácticas, abanicos o ventiladores, algún computador con capacidad de engancharse a red Wifi… Además, recibimos libros de pensamiento crítico para adultos (desde sociología y ecología, hasta política y educación popular, así como material sobre alternativas sociales) y videos documentales sobre movimientos sociales o pelis que muevan la neurona…. ¿qué aportas?
En el extremo hay brisa
Es justo en el vórtice de esas preguntas dónde la brisa sopla diferente. Estoy en el extremo de mi extremo, con-probando hasta dónde me da el resuello, hasta dónde el miedo tiene injerencia, cómo no jugar con las peleas cazadas, cómo ir por libre para algún día ser libre. Las gotas de queroxeno caen por todas las juntas de este techo precario y la cerilla sin prender que guardo en los pliegues del pensamiento solo aguarda una señal para despertar, igual que mi cuerpo. De momento, la brisa aplaca los incendios inexistentes pero nadie quita para que en un instante todo se paralice y permita que nos vayamos al carajo.
25/1/10
Inmovilidad activa
Algún paso más en la dirección correcta: la de la inmovilidad activa. ¿Cómo? Sí, es una nueva técnica de rebelión: aparentemente, el animal humano se mantiene agazapado, sin dejar de moverse genera la sensación externa de que no cree más que en un par de flores marchitas y en un áspero trago de ron. Sin embargo, en su interior la rebelión está en marcha: no pretende nada social. Es decir, NO QUIERE CAMBIAR NADA porque sabe que nada va a cambiar. Solo modifica lo propio, vivir como se sueña que se debería vivir, amar con la intensidad que los utópicos románticos alcanzaron a imaginar, trabajar lo mínimo posible para no caer en a trampa de la laboriosidad liberadora, decir un no pequeño y tenaz ante cualquier pregunta emanada desde las mugrientas faldas del poder, iniciar un camino lento de desconexión: cero cuentas bancarias, cero préstamos, cero relación con el Estado, necesidades mínimas y anhelos máximos. Para el resto, el animal humano estará aletargado, cada vez más encerrado en su apertura a la vida, invisible su revoltosa actitud, nada amenazante sus discursos de silencio preñados.
22/1/10
Estos días
En la luz de la mañana trato de anclarme. Desde esta ventana de mar pareciera que no hay nada más. Ni nada menos. Que el universo no puede ser sino agua, océanos dispuestos a sostener barcos y rescatar sirenas, espacio libre de humanos y, por tanto, amable, futurible, conjugable.
Luego el día avanza y aparecemos, pertrechados de planes y alegorías, de dudas y manías, algunas veces con caricias, otras, con las piedras guardadas en el sayo. Gestionamos los recelos, medimos los anhelos, tratamos de entender el gesto y el silencio, evitamos el ruido de las voces para no caer en la maraña de aquel desasosiego, de este evitar la vida y sus animales.
En la noche, no hay estío, solo invierno cerrado es la capa de sombras que compone el dibujo ciego y atenazante. Eso cuando no estás. Cuando puedo dejar mi cuerpo en el molde de tu espalda no hay razones para cerrar los ojos ni para evitar el verano de tu ensueño. En tu ausencia, la ventana es tan fría como las sábanas, corta tanto como el agua que vomito en la frontera de los párpados, se calla ante mis arrullos como un asesino escondido en el pliegue de las cortinas.
Aún sin saber si la noche es el espacio entre dos vigilias o si el días es apenas una tregua de noches me dedico a apuntalar las costuras de mi espalda con tu recuerdo y con mi locura. Dos remedios para tanto vacío.
19/1/10
El minuto de la caridad
1/1/10
Pues ya.
Así las cosas, solo queda seguir pedaleando, abrir los ojos por molesta que sea la luz, no participar en el festín de Babet, no creerse las palabras del poder (secuestradas a la buena gente), no tragar entero, no tragar. Quizá algunas alegrías, las de saber que hay alternativas y que la historia se alterna, las de conocer a los resistentes, las de celebrar las pequeñas victorias como si fueran grandes revueltas, seguir vivos, amar. Es bastante. Que este año no tengas tantas aristas como el anterior.