23/2/10

Malcontento de hoy

La mirada estrábica de Washington
Paco Gómez Nadal
paco@prensa.com

José Miguel Insulza, antes de ser secretario general de la OEA, escribió un prolijo artículo en el que criticaba la política de George W. Bush respecto a Latinoamérica por ciega y errática, aunque se felicitaba por el ausentismo del gigante del Norte porque gracias a esa actitud en nuestra región se podían hacer experimentos políticos y económicos sin la molesta presencia de ese papá absorbente.

Así fue. Para la administración Bush, Latinoamérica y el Caribe se redujeron a Colombia y algunas visitas de rigor de funcionarios medios que de vez en cuando revisaban cuánto había crecido la maleza en su otrora “patio trasero”.

Ni siquiera las esforzadas provocaciones de Hugo Chávez lograron mover la maquinaria gendarme de Estados Unidos. Ninguna invasión de rigor en esos años, poca presencia de unos aparatos de “inteligencia” volcados en las desastrosas operaciones de Irak o Afganistán y una lista de tratados de libre comercio aparcados o congelados a los que les agarró la crisis de los especuladores para terminar de fosilizarlos.

Y llegó el Niño Dios… o Barak Obama, la suma de todas las esperanzas, el rescoldo de fe en un emperador capaz de poner las cosas en su sitio con elegancia y justicia. Y Obama va de fracaso en fracaso, incluido el latinoamericano. Sus guiños estrábicos han repetido algunos de los errores de Bush y han profundizado en el concepto imperialista que parece genéticamente instalado en los estadounidenses.

Primero, Obama mostró un amor inusitado por Lula y por Brasil, poniéndolo como ejemplo hasta que, ahora, cercanas las elecciones presidenciales en el coloso brasileño y visto que el presidente de ese país va por su cuenta y tiene su propio proyecto imperial, Washington ya no le presta mucha atención. También es cierto que el presidente de la esperanza, el premio Nobel hipotético, el hombre de la palabra hermosa y la acción restringida, ha dedicado la mayor parte de su tiempo a lidiar con la economía con pies de barro de EU, el avispero afgano o la pérdida de fuelle político de sus propuestas insignia (como la reforma del sistema de salud).

Después, Washington profundizó en el enfoque militarista y coercitivo de sus relaciones con Latinoamérica con las polémicas bases militares conjuntas en Colombia (tema que parece olvidado ya por la opinión pública) y el entrenamiento para las minibasecitas que Panamá improvisa en islas prestadas imitando al hermano mayor bogotano.

Por último, ha realizado dos nefastas gestiones en las dos mayores crisis acontecidas en el hemisferio desde que subió al poder: en Honduras, balbuceando palabras sobre democracia mientras apoyaba a los golpistas, y en Haití, respondiendo a una crisis humanitaria con los rambos de rigor que parecen imprescindibles en toda intervención gringa.

Bueno, y con el tono de siempre de papá tutelar que aunque deje al hijo un margen siempre recoge la soga para recordarle quién tiene el control. ¿No fue eso lo que hizo el viernes el senador Christopher Dodd en Panamá? El presidente del subcomité de Asuntos del Hemisferio Occidental, Cuerpos de Paz y Asuntos de Narcóticos (curiosa ubicación de Cuerpos de Paz para venderse como una especie de ONG estatal sin matices políticos) dejó claro al canciller Varela que no le gusta ni que se revisen las concesiones que el Estado ha dado a los inversionistas gringos (AES debe estar haciendo bien su trabajo de cabildeo) ni que Ejecutivo y Órgano Judicial se confundan en el totum revolutum de la política criolla.

Si no nos portamos bien, será imposible para EU firmar el TPC con Panamá. Pobrecitos. Por supuesto que Dodd no puso como condiciones el respeto de los derechos laborales ni la reducción de la brecha de la desigualdad ni cuestionó la creación del Ministerio de Seguridad ni se refirió a la situación de Darién ni nada por el estilo.

El mantra de la seguridad jurídica ha sido una de las armas diplomáticas mejor gestionadas por Washington en los países pobres que tratan de relacionarse con él; el de la democracia, es la cantaleta para consumo interno en Estados Unidos: un país con la democracia controlada por las corporaciones, la política dominada por la economía, pero donde cada decisión nefasta se vende a punta de dos palabras, democracia y libertad.

¿Será que Panamá es libre de ir a Washington y pedirle a Obama que respete la seguridad jurídica de los ciudadanos panameños a los que atropellan grandes inversionistas estadounidenses como AES o pequeños como los de hotelitos y negocios varios? No creo, no tenemos nada con lo que amenazar.

9/2/10

Debe ser así

Debe ser así. Un día te paras sin más, tu vida es atravesada por una sonrisa, por un te amo que solo está mediado por un hilo de distancia. Ya no hay nada más.. o sí, está todo, pero tamizado por la razonable locura de lo posible. Tener anhelos, dejarlos crecer sin podar sus ramas ni cuidarlos de plagas o temblores, permitirles extenderse como enredadera preñada de suspiros o como incesantes aguas necesitadas de meandros para distribuir su energía.
Entonces, aparece la palabra dulce, la misma que los hermanos mayores invocan con el amor del alma; entonces, lo posible se instala en la casa, se toma las esquinas para redondear las aristas de la vida, permite que se callen los ruidos para dejar entrar los sonidos, ancla el tiempo para evitar que pase, que se gasten los minutos junto a ti. Debe ser así, porque así está aconteciendo.

2/2/10

El regalo de Sánchez Terán

Les recomiendo el blog de Gonzlao Sánchez Terán, sensible y bien escrito, hermoso. De aperitivo este poema que nos regala de Gerardo Diego, hagan click acá para el post completo.

NO ESTA EL AIRE PROPICIO


No está el aire propicio para estampar mejillas.
Se borraron las flechas que indicaban la ruta
más copiosa de pájaros para los que agonizan.
Se arrastran por los suelos nubes sin corazón
y a la garganta trepa la impostura del mundo.

No está el aire propicio para cantar tus labios,
tu nuca en desacuerdo con las leyes de física
ni tu pecho de interna geografía afectuosa.
Las tijeras gorjean mejor que las calandrias
y no vuelven ya nunca si remontan el vuelo
y aquí en mi cercanía tres libros se aproximan,
abiertos en la página donde muere una reina.

Qué dulce despertar el del amor que existe
y qué existencia clara la del ojo que duerme,
velado por las alas remotas de los párpados.

Pétalos de difuntas miradas, llueven, llueven
y llueven, llueven, llueven. Me sepultan los pies,
las rodillas, el vientre, la cintura, los hombros.
Van a enterrarme vivo; van a enterrarme vivo…

No está el aire propicio para soñar contigo.

El Malcontento de hoy

Por fin, propuestas
Paco Gómez Nadal
opinion@prensa.com

Es hora de pasar a la acción, de colaborar con las autoridades para que el país vaya por la buena senda, sin desvíos ñangarosos ni estrafalarias ideas que escondan sus verdaderas intenciones tras la máscara de los derechos humanos o de la libertad.

Además, ya está bien de solo criticar, de destacar solo lo malo, de no darse cuenta de la oportunidad de cambio real que supone el proyecto Martinelli (buen apellido panameño de cepa como Papadimitriu, Tamburelli o Shamah…. Este es solo un apunte para xenófobos y protectores de la pureza nacional).

Pues eso: propuestas. Comienzo apoyando firmemente el propósito presidencial de poner en cintura a las televisoras. Hay que legislar y hacerlo pronto. Por supuesto, activar la Junta de Censura que algunos diputados anhelan, pero no conformarse con ello.

Hay que poner tamaño límite a los pechos (senos, mamas, bustos, ubres…), no es posible que las presentadoras de TV y las actrices de telenovela le den este ejemplo artificial y libidinoso a las muchachitas y que provoquen que los hombres anden comparando en casa y llegando a lúgubres conclusiones que atentan contra el sacrosanto núcleo familiar; también hay que emitir los programas de debate a partir de las 2:00 a.m.; poner boxeo y béisbol de 8:00 a.m. a 12:00 m, llenar la parrilla vespertina de documentales sobre la polinización de los guayacanes y dejar las telenovelas mafiosas para el mercado de DVD piratas de El Dorado (en exclusiva).

No nos vamos a quedar ahí no más. En el caso de los periódicos, es preferible pautar publicidad en aquellos que eliminen la sección de opinión y, ante todo, la de glosas (que no está el país para bromitas y rumores) y los que mantengan el área de sucesos deberán aclarar en un cintillo que el Gobierno no es responsable de cada muerte y que –faltaría más- se arremeta contra malhechores y canallas en medio de la calle con bula para apalear.

Los valores de la decencia hay que llevarlos a la población general. Por eso, y para dar ejemplo, el presidente Martinelli va a dejar de vender alcohol en sus supermercados; va a limitar el dispendio de condones a mayores de 50 años, porque lo otro es fomentar la promiscuidad y el descontrol (pregúntenle si no a los Varela –Juan Carlos o Susi-); dejará de ofrecer productos importados o revistas donde se hable de violencia o de telenovelas y películas con contenidos censurables.

De paso, estamos a tiempo de ponerle medidas a las faldas (solo es ampliar el régimen de fiestas patrias y hacer cumplirlo), instaurar un toque de queda severo en los barrios donde habita el lumpen (como son holgazanes y no trabajan pueden estar a partir de las 4:00 p.m. en casa), prohibir que las indígenas kunas que se pasean por la capital lleven tanto colorinche y darles camisas oficiales del Gobierno (de esas que se han puesto de moda en Honduras) y, por razones de salud pública, limitar la cobertura del programa de Lucho Pimentel y Toñín Cabezas a Vía Argentina (por algunos hay que empezar, aunque el listado de lenguas viperinas es más amplio).

Nótese que las propuestas son democráticas porque no contemplan la activación de escuadrones de la muerte para limpiar de indeseables las calles. A cambio, hemos anunciado la construcción de varias cárceles. Hay que cuidar la imagen del país.

La regulación de las costumbres es una buena práctica que ya pone en práctica el presidente ejemplo (Uribe I de Bogotá) y que los paramilitares de ese país han traducido en los llamados “manuales de convivencia”. Como dijo un ministro en el Consejo de Gabinete de Soná (en la mera residencia presidencial), “hay que aprender de él”. Pues eso, que Uribe I ya practica alguna de estas sutilezas pero sin necesidad de legislar. Para lograrlo ha utilizado dos técnicas que deberíamos implementar en Panamá. La primera es conseguir que la opinión pública se dé cuenta de que todo aquel que no apoya al Gobierno es un antipatriota. En esta vamos por buen camino.

En la segunda técnica sí andamos aún en pañales. Hay que construir la red de informantes para que no haya incumplimiento o desdén que quede sin sancionar. En Colombia esta red ya tiene a algo más de un millón de taxistas, saloneros y empleados varios que reciben plata a cambio de delatar asuntos de la mayor importancia y minucias que no son menos importantes. Ahora, Uribe I ha perfeccionado el sistema al proponer que los estudiantes universitarios entren a la red a razón de 50 dólares el chivatazo. Martinelli se está durmiendo en este frente, pero aún puede ponerse al día.

1/2/10

El preludio de una década

Reproduzco acá el nuevo post de Fronterad.
El preludio de una década

Es difícil catalogar lo que supuso la toma de posesión de Porfirio Lobo como presidente de Honduras. El patético acto, en el que los poquísimos asistentes internacionales dieron gracias a Dios en alegre comanda, puede suponer el fin de la terrible crisis institucional abierta tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 contra el gobierno constitucional de Manuel Zelaya. Eso es lo que auguran los optimistas y, por qué callarlo, los que de una forma más o menos abierta, apoyaron el golpe cívico-militar. Eso es lo que quieren ya EEUU y España, según han declarado sus avergonzados aparatos diplomáticos después de meses de papel más qe cuestionable. Eso es lo que ha dejado claro Lobo al amnistiar a los militares que sacaron del país a Zelaya en pijama hace madio año y al poner al golpista Michelleti en una posición de comodo retiro de por vida.

Sin embargo, me temo que este acto tenga otro significado mucho más aciago: el inicio de una década repleta de pasado, preñada de malos recuerdos con buenos discursos, de autocracia de derecha como respuesta a los tímidos intentos de la izquierda de construir otra Latinoamérica. El fenómeno ha sido menos ruidoso de lo que fue el aterrizaje bolivariano de Hugo Chávez o que los espectáculos electorales de Lula, Fernández o Bachelet, pero ya es un hecho.

El chapucero, ultraderechista y reaccionario golpe de Estado de Honduras ha sido
el único tsunami en el periodo de transición, pero tampoco es que haya sido muy
ruidoso gracias al silencio cómplice de Estados Unidos o a la sordera crónica que afecta a la Unión Europea cuando de temas escabrosos se trata. Lo demás ha ocurrido en el silencio de la normalidad: Piñera ya campeón en Chile, Martinelli en el estilo
de sheriff colombiano instalado en ciudad de Panamá, la probable victoria de
Serra en Brasil a finales de año… el giro ya se siente y lo deben agradecer
presidentes que han cabalgado solitarios estos años en un panorama vencido a la
izquierda, como Álvaro Uribe (primera visita oficial a Tegucigalpa a 24 horas de la asunción de Lobo) o Felipe Calderón.

Bueno, y Washington. Con acuerdos para nuevas bases militares cerrados con Panamá y Colombia y con la derechización del Hemisferio ha logrado solventar la amenaza chavista sin disparar un tiro (aún) y sin prestar demasiada atención al avispero Latino. Al final, del eje del mal de Otramérica, la única alternativa sólida en el tiempo parece ser la de Evo Morales, que está construyendo ladrillo a ladrillo un nuevo
concepto de Estado y de gobernabilidad. Lo demás, como diría el propio Chávez,
es “buchipluma no más”.