31/12/15

2016: el año de los radicales

A ver si es verdad y se confirma en este año que comienza el apocalipsis anunciado por la televisión, por los políticos de la poltrona y por la iglesia de transformistas purpurados. Ya sabéis… andan preocupado por la cantidad de radicales que habitan los parlamentos y por prácticas insanas como el asamblearismo, la democracia, la honestidad o la transparencia [vicios todos para ser mentados pro no practicados].
Por eso, en mi lista de deseos y propósitos para el nuevo año está de número uno: “Radicalizarme”. Pensaba que ya lo estaba, pero constato con pavor que me falta mucho para poder provocarles el pánico necesario a esta banda criminal que nos desgobierna y nos saquea todo los días. El adjetivo radical formará parte intrínseca de mi nombre y buscaré la forma de generar desazón y zozobra en todos aquellos que usan la corbata como guadaña y la falda como mortaja.
Los radicales a los que temen no son en realidad radicales, pero son útiles para su sainete. Los radicales –antisistema, etc, etc- a los que temen hablan de rescate ciudadano en lugar de rescate bancario, anhelan el empleo en lugar del emprendedurismo, se refieren a la concordia antes que a la competitividad y se atreven a poner encima la soberanía de los pueblos en lugar de la pétrea constitución dictada por los poderosos. No es tanto lo que piden. Si realmente fueran radicales –antisistema, anticapitalistas, antipatriacales- igual estaríamos hablando de renacionalizar todos los servicios públicos y los sectores estratégicos, de fijar un súperimpuestos a las transacciones financieras, de clavar un IRPF del 58% a las SICAV, de acabar con la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, de acabar con la educación concertada [de acabar con la educación privada, en realidad], de establecer el aborto libre y gratuito, de acabar con el 100% de los privilegios de la Iglesia católica, de acabar con todas las leyes mordazas que nos atenazan, de abrir las fronteras dese la fraternidad y la racionalidad, de romper la perversa cadena oligopólica de las cadenas de supermercados, de instalar la revocatoria directa a cualquier cargo electo…. En fin… si fuéramos radicales seríamos radicales. Estos cabrones [hombres cabrones y mujeres que se comportan como hombres cabrones] tienen la suerte de que somos los radicales útiles que ellos quieren en lugar de los radicales libres que deberíamos ser.

Pues eso, este 2016 será el año de los radicales… nosotras decidimos de qué tipo.