8/9/09

Cielos cruzados

La nubes esta mañana parecían taludes que delimitaban la sima del cielo. Traté de saltar sobre ellas, pero la azafata se empeñó en que la puerta de emergencia no era para ese tipo de emergencias. Yo intenté persuadirla. "Mire, esto sí es una emergencia, necesito caminar más rápido, llegar a mi destino". Para ella, mi destino era un aeropuerto, una ciudad, un lugar con nombre, uso horario, con dulces típicos incluso. Para mi, el destino era tu regazo, la caricia aguardada, el ensueño en el que habito.
Una vez abortada la misión de lo posible, me acomodé en mi asiento y me hundí en las divagaciones de Bakunin -paranoias de dinosaurio amanecido- para recobrar el sentido de la (i) realidad en la que sobrevivo. No entiendo casi nada. Hoy menos. Los días acumulan historias que me desbordan y la injusticia es navaja incada en la herida de mi ingenuidad. Sigo volando para no aterrizar nunca, así viviré, en este cruce de cielos donde parece que nada pudiera ser cruel ni humano, donde casi todo es viable ante la urgencia de los torrenciales arrebatos de las nubes. Derramadas de sí mismas, ellas cuidan el vuelo para que nada sufra de gravedad, de la inmensa gravedad de (sobre) vivir.
Sigo acá arriba. Y desde aquí pienso sembrar las semillas de la dicordia cósmica, de la revuelta ante la autoridad y ante las cometas. Los juegos de niños no están permitidos en estos cielos adoquinados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde Galicia te seguimos, gracias por estar al pie del cañón e informarnos de lo que esta pasando por esas tierras.
Salu