La Tiranía (Comunidad) Internacional tiene la capacidad cuasi mágica de poner al mismo nivel a víctimas y victimarios, redimiendo a éste último y ensuciando al primero. Así ocurre con Israel y Palestina. El agresor se convierte en víctima y son los cuatro locos con bombas los que satanizan a todo un pueblo en resistencia.
Con el caso del Sáhara Occidental está siendo perverso el juego. Es decir, un pueblo expulsado de su territorio hace 35 años, que ha sufrido guerra, que sufre el exilio, que es reprimido, encarcelado, torturado y llevado al extremo debe "mantener la calma" y dialogar con su asesino, torturador y encarcelador como si nada hubiera pasado.
Las excusas de Marruecos sobre la sanguinaria represión del campamento de Aaiún es tan surrealista como la que dio Israel después del salvaje ataque a la flotilla humanitaria. Israel quería mostrar a los lobos como corderos y a los corderos como alimañas sin alma. Lo mismo ha hecho Marruecos, que aprende rápido, y el vicepresidente español recibe los falaces argumentos y les da patente de corso. Entre delincuentes se protegen y queda una vez más demostrado que el denominado "concierto de las naciones" es un club privado de manipuladores en el que los intérpretes desafinan y los pueblos no tienen asiento ni para tocar la pandereta.
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Los países autodenominados democráticos en Occidente tampoco tienen ojos para el drama de Colombia, país "pacificado" por San Alvaro Uribe, y "civilizado" por el niño dios Juan Manuel Santos. Un país tan tan pacífico y tan tan civilizado que su policía se permite el lujo de detener a la defensora de Derechos Humanos Carolina Rubio, embarazada de 8 meses, detenida en Bucaramanga y encarcelarla bajo falsas acusaciones de pertenecer a la guerrilla (como debían "permanecer" los 3.000 jóvenes pobres asesinados por el Ejército que dirigía Santos y presentados como insurgentes para mostrar resultados). Da igual su estado o su estatus, Carolina lo tiene mal porque este Estado impune hace lo que le da la gana jaleado por los Gobiernos-Empleados de las multinacionales españolas, canadienses o estadounidenses que se están forrando en Locombia.
Por supuesto, los medios en Colombia no le dedican ni una línea a la historia de Carolina. ¿Para qué gastar tinta en la verdad? ¿Para qué darle cancha a los incómodos?
Puta vida esta
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