14/8/10

Paranoia I

Ojeras de noche iluminada. Nubes en el sol de este cénit llamado día. Teléfonos mudos ante la huelga de los obreros en los call centers. Hay, ahora, algunos murmullos que solo saben discriminar los expertos en el amor y en las minucias. Somos un esperpento acaso pero ricos en huesos y sonrisas, capaces de escribir en una libreta de 59 centavos la historia de nuestros pueblos, los reclamos que nacen de las entrañas que no conocemos. En la sala de techo bajo y fondo infinito los campesinos escuchan y graban en sofisticados aparatos denominados "memorias". Sus memorias se aferran a las bolsas de los ojos que filtran la luz que las nubes nos dejan en llamadas intermitentes llegadas desde el más acá. Y entonces... nos damos cuenta de que si estamos acá es para escuchar y gritar con el aiento que somos más los débiles y que nuestra fuerza está en la flaqueza de nuestros cuerpos y en el grosor de nuestras verdades.

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