Las cosas tienen que estar catalogadas. Las personas también. Confeccionamos listas todo el tiempo para aprehender la realidad y no parece tan evidente que al estampar ahí un nombre o circunstancia la protejamos del ruinoso acontecer.
Una nueva lista de Patrimonios de la Humanidad pero la Humanidad sigue sin su propia lista que la proteja. Tratamos de conservar la parte, aunque intangible, pero e todo está en riesgo como una vez lo sintió bajo el promisorio invierno nuclear y ante el exitoso cultivo de la saña.
La música de marimba o el flamenco congelados por una lista confeccionada por burócratas del primer mundo en un país del tercer mundo, que así queda mejor. Un extraño orgullo el de que te digan que lo que ya valia ahora vale, que el ritmo denostado por algunos pedantes ahora puede sentirse de buena familia...
Esta manía de coleccionar y hacer listas nos matará algún día. "Este es mi catálogo de amores", contará un superviviente. Aquí tengo mi lista de errores mundiales, "responderá su contetrtulio en la planicie salada de Uyuni...
Es fácil en nuestro tiempo comprar megas de memoria, pero el olvido de lo importante, el olvido... ese parece que lo regalan en las puertas de los colegios y de los prostíbulos.
17/11/10
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3 comentarios:
acertado y doloroso, como casi siempre...
Pues es un tema de desenlistarnos, dejar que algunas cosas pasen fugaces, torrentes del olvido se encrgarán de ellas. Pero no olvidar las fundamentales. ¿Qué será lo fundamental?
¿qué todos somos lo mismo y para el mismo lugar vamos? Si se tiene eso presente creo que lo demás cae por su propio peso y es olvidado
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