17/10/09

Tragar a medias

Este cuello resignado a no tragar -entero- es incapaz de digerir las contradicciones de su tiempo -en el optimista caso de que este sea su tiempo-. De frente, la nuez, atorada en el tobogán de las emociones, se mira al espejo buscando alguna imagen razonable, tan solo un poco razonable. A cambio, solo recibe una borrosa plancha de químicos vencidos que producen manchas sinsentido: una piscina con palmera acá, un hombre con sombrero allá, un hambre incontenible en la vereda, esta glotonería de bufet libre en las calles, aquel gesto humilde de quien graba para contar al viento, esta estupidez mediática enfrascada en la mentira...
Cuando trato de tragar saliva, una pelota de pelo y pus se atasca justo antes de tomar el último aliento. No sé ya si las cosas son así y me engordo de mirarlas o si debo graparme el estómago para clausurar el conducto de la comprensión.
El Todo, el Todo todo, no existe, y a penas puedo contentarme con buscar en los acaecimientos lo que permita seguir alimentando estos pies sin piel ni uñas que los protejan.
Tragar a medias para vivir entero.

1 comentario:

amalia dijo...

en ese enredo yo amigo Paco, cuestionándome tantas cosas, revolviéndome en mis payasadas, con un nudo mental que casi no me deja hablar, y con una inercia maldita que me da vergüenza