11/10/09

Allá, donde nos escondemos

Donde nos escondemos no hay terrones de azúcar para suavizar la vergüenza. Allá, entre ramas y zafradas, nuestros cuerpos desnudos dejan al aire, colgando, algunas de sus más lacerantes miserias: la duda, la cobardía, la indiferencia, la esperanza. Se les puede sentir el temblor en el que prueban su fortaleza; se puede oler su inconsistencia. Dicen, los que por allá han pasado, que parecemos cómodos: mullidos sofás tapizados de blanco acarician nuestras nalgas rozadas de tan estática parálisis. Nuestros hijos nos ven en pantallas de plasma que sustituyen a las salamandras que antes poblaban las paredes de la memoria. Hemos cegado las ventanas, eso sí: que no hay por qué ver innecesariamente ni dejar que nos vean los peligrosos periféricos.

2 comentarios:

Baby dijo...

Vivimos escondidos tras la indiferencia o la comodidad
de un laisser faire, o de mirar
hacia otro lado...
Un beso
Baby

Paco dijo...

así, así es Baby...todos lo hacemos sin pudor