24/10/09

Pequeña imagen desde el 9D

Entre nubes, adormecido, cuando se han relajado las medidas de seguridad y los muros electrificados no tienen efecto, Zizek me abofetea con verdades sin pomada. Nada que ver entre la realidad y lo real, nada que ver en la hipocresía humanitarista, nada que encontrar en la falsa moderación, en la tolerancia intolerante con la cercanía del Otro.
A veces, no leer es tirarse un tiro en la boca. Y -como diría Orihuela- cuando leo es lo más parecido a un tiro en la boca.
La ceguera, estado de placidez hedonista de este tiempo moderno/posmoderno-, la autocomplacencia, el onanismo simbólico y real, el miedo... son bálsamos para que el pensamiento no taladre lo poco de serenidad que uno acumula. Ver, ver más allá de las pantallas de plasma o de los anuncios neutros de una voz enlatada, es tortura sin apelación porque obliga a tomar acción: aunque esta sea quedarse quieto para no ser cómplice de nada, o de casi nada.

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