¡Todos al Boscódromo!
Paco Gómez Nadalpaco@prensa.com
Da gusto tener un alcalde tan… “folclórico” –aunque esta definición es absolutamente injusta con la rica tradición de nuestros países–. Uno se levanta en la mañana dispuesto a prender la radio o leer el periódico y encontrar alguno de los chistes de este alcalde de una capital de un país que en las fotos parece casi casi de “primer mundo” (sálvenos la casualidad de ser primer mundo) y que gracias a este personaje inabarcable retoma el carácter tropical–imposible–surrealista.
No provoca este señor debates encendidos sobre la gestión nefasta de las basuras en la ciudad ni sobre movilidad urbana ni sobre el déficit de vivienda ni sobre las pingües finanzas municipales… No, eso sería pérdida de tiempo para este ser cuyas ideas más brillantes consisten en hacer islas artificiales para emborracharse o encerrar la cinta costera –cuya función era que los carros circulen por ella para aliviar el tráfico– para hacer una Villa Navideña porque lo vio en alguna de esas ciudades gringas de donde es connacional.
Lo más grave es que no hay autoridad que simplemente le cierre la boca o que prohíba hacer una locura como esa. Imagino que lo siguiente será promocionar a la olvidada Margarita –¡por fin un disco!– desde uno de los puentes peatonales a los que se comerá la hierba que ni siquiera puede mantener este Señor de los Anillos.
El drama de la Alcaldía de Panamá es viejo. Venimos de un alcalde show que se pasaba el tiempo en campaña personal y llegamos a un alcalde clown que es una caricatura de sí mismo: una mezcla extraña del niño boy scout de la película Up y de Jim Carrey. Y la ciudad… campo de batalla de los presidentes de la República donde cada uno quiere dejar su huella milenaria: los corredores del Toro, la cinta de Martín, ahora el metro de Ricardo que ha decidido cambiar los zapatos del pueblo por los rieles del despilfarro.
No es justo que una ciudad del tamaño y de la importancia de Panamá se convierta en un gran Boscódromo, donde los sueños delirantes de este alcalde con poca legitimidad electoral (después de correr en contra de las leyes y de necesitar que la Asamblea torciera la legalidad para justificarlo) se cumplan y los ciudadanos seamos víctimas de esta gestión tan casera como inútil.
Las ciudades de Latinoamérica que han logrado más desarrollo lo han hecho de la mano de alcaldes formados, con visión, que han robado menos que los anteriores o nada, que han entendido que su gestión no consiste en mantener sino en proyectar. Bogotá, Porto Alegre, Guayaquil, Lima o Medellín se perfilan como grandes ciudades porque ofrecen cultura, espacios públicos, movilidad aceptable, redes de bibliotecas, políticas participativas… Acá vamos a la inversa. La ciudad la gestionan los constructores en una especie de limbo sin dios ni ley y los ciudadanos deben caminar entre basura, calles saturadas, una ausencia de vida cultural simplemente vergonzosa y cuatro eventos al año que parecen más el acto de fin de curso de una escuela que la propuesta de una capital de un país en pleno desarrollo.
Algo bueno en medio de todo esto es que el Gobierno no bote finalmente la plata en este Carnaval capitalino que tiene poco de fiesta tradicional o cultural y más de promoción de los licores del vicepresidente y de las cervezas de los otros. Todo queda en familia, lo pagarán algunos funcionarios del Gobierno que son los que, al final de fiesta, se benefician económicamente de la borrachera y mojadera masiva.
Bosco y compañía deberían aprender de otros alcaldes del país que sí hacen, aunque sea en municipios de mínimas dimensiones (como el caso de Manuel Ruiz en Boquete), o aprovechar los costosos viajes de la vicealcaldesa o de la alcaldesa consorte para aprender algo de capitales similares de nuestro continente. Mientras, nos queda Boscódromo para rato, aunque con su costumbre de meter las patas quizá no.
3 comentarios:
Ja, ja...yo estuve mirando hoy el video en internet y no podía creer la conferencia de prensa. ¿muñecos inflables hartos en helio y unos paseos en globos aerostáticos? Luego salíi por ahí en medio del aguacero, con las calles hechas lagos y me preguntaba yo...en qué está pensando la gente?
¿quién te ha dicho que la gente está pensando????
Ayala vida! Solo estoy fuera una semana y ya ha pasado todo esto?
Solo faltan los marines de las nuevas bases para que se paseen como G.I. Joes en Navidad.
Y de paso Bosqui puede invitar a los comandos anti-terrorismo que Sarko ha puesto en cada esquina de Paris,con camuflaje y A-K en mano. El mundo da miedo.
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