18/1/09

El pinche sueño americano

!Despierten! Comienza de nuevo el show del sueño americano (de los que se robaron la palabra américa antes de robarse a América). Un tren, un espectáculo, como casi todo lo vacuo, banderitas de colores que molestan a los ojos y... oh sí, un presidente negro que, a sabiendas de que va a ser un empelado de lujo de asesinos, ladrones y violadores, pide perdón antes de empezar a trabajar. El mundo preocupado porque no sabe como este hombre va a gobernar sin Blacberry mientras la tierra arde al pie de bombas racimo y crisis de cartón piedra.
Lo simbólico se toma el poder -dirían los optimistas a la espera del advenimiento de un gobierno de semiólogos-. Lo superficial sigue en el poder -diríamos algunos cafres que nos negamos a disfrutar este momento de orgasmo cósmico-. El cambio siempre suena bien, hasta cuando es para peor. "Una oportunidad", reiteran los gurús de la postmodernidad. Y es que ahora: !Todo es una oportunidad queridos y queridas! La crisis: una oportunidad para reinventarse. La soledad: una oportunidad para reconocerse. La pobreza: una oportunidad para superarse. La estupidez: una oportunidad para rearmarse de inteligencia.
Pinches oportunidades... no es tan difícil cambiar esto, pero en el fondo subyace la profunda resistencia de la triste clase media a perder sus patéticos y mentirosos privilegios y de la clase alta a abrir las puertas de su retiro de oro. Sí, ya sé, tópicos de la lucha de clases, excusas de perdedores... lo que hay que hacer es trabajar y sacrificarse (para llenar arcas ajenas y pedir hipotecas propias). Así de troglodita soy, o de primitivista, que llevados al extremo le podemos pedir al presidente del sueño americano que nos devuelva a África, al fuego original.
En fin, comienza una nueva etapa y se parece tanto a las anteriores que me da pereza solo pensarlo. Mis colegas periodistas se derraman en elogios y predicciones fáciles (como fácil es saber que nada va a mudar). Mientras, este mar cambiante que me rodea me ofrece más esperanzas que esta tierra que pisamos. Bueno, y este universo de palabras cruzadas de gente que insiste en vivir en lugar de en soñar.
Salud.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy, Paco, no quiero compartir tu
pesimismo. No podemos atrincherarnos en ese sitio cómodo
que es el de criticarlo todo, sin
ofrecer soluciones, u ofrecer utopías a un mundo que sigue rielando en el espacio, con su
carga de errores, de violencia,
de estupidez, rumbo a ese Apex,
nuestro destino en el universo,
si es que llegamos o seamos, para
entonces, mero polvo cósmico.
El hombre ha sido el creador de
la injusticia y ésta parece ser
su único norte. La vemos enseñorearse en todas las civilizaciones, en todas las culturas, en toda la religiones.
Alguien manda, el otro, es abusado.
Hoy, estoy con el negro. Es un
triunfo de su raza y si es manipulado, que lo será, sigue
siendo para mí, un ganador aunque
le hayan entregado una manzana
podrida en sus manos.
Sé que todos los amargados de
oficio, los anti-imperialistas,
los que son dueños de todas las
las verdades, de todas las soluciones, que nunca llevan a la
práctica, pero que cuando lo han
hecho, sus fracasos son descomunales, consideran todo esto
un sainete. Puede ser, vivimos
un sainete globalizado. Cada
cual con el vestuario que mejor
le acomode o le ajuste.
Hoy trataré de vestirme de optimismo, aunque ya no quedaba
nada en guardarropía...
Soy naive?
Baby

Araceli Esteves dijo...

Pues yo comparto lo leído. Es muy dificil ser optimista sabiendo que hay tanto interés en que las cosas sigan igual, sino peor. Yo no entiendo como este Obama no se ha dignado a pronunciarse en el tema de los palestinos.Ese silencio complice, esa postura cómoda de no decir nada porque aún no es presidente. Bueno, pues veremos que dirá cuando lo sea. Aunque con el potentísimo lobby judio que tiene detrás, sospecho que no habrá sorpresas.Un abrazo

Paco dijo...

Reproduzco un párrafo de Maruja Torres que me manda una amiga. Mejor expresado, difícil:
Y sin embargo, que vivan los hombres y mujeres de buena voluntad, cualquiera que sea su religión o su falta de fe en ellas. Hombres y mujeres que no trabajan en la Organización de Naciones Unidas (si la llamamos ONU, la deshumanizamos; pero si recordamos su nombre completo, sabemos que son humanos deleznables y cobardes). Y la UE, o Unión Europea: calzonazos que contribuyeron al previo bloqueo, al hambre y a la falta de asistencia médica. Y último, pero no menor -perdonen el anglicismo-, el póstumo Gobierno de Estados Unidos, ensañándose, muriendo matando, pues puso las armas a su debido tiempo y dio su bendición, mientras el presidente electo miraba para otro lado. En fin, un asco. Todos con sus religiones y con sus santas esposas, y sus coches oficiales blindados y sus cuentas de dietas y sus sueldos, que pagamos los ciudadanos del mundo.

Queridos amiguitos, la irreverencia no mata. Las reverencias, sí.

Anónimo dijo...

Los seres humanos nos hemos inventado la injusticia solamente porque nos inventamos antes la justicia. Frente a los nubarrones oscuros del poder, frente al dolor por las enormes contradicciones de los 'buenos'(especialmente cuando hablan desde el solio de los papas o de los presidentes)me surge una luz de esperanza, nacida del progreso de la justicia:Durante tres mil millones de años (eso dicen algunos astrofísicos que lleva existiendo la vida en el universo)"el pez grande se ha comido al chico y el árbol frondoso ha sustraido la luz del sol a la hierba" Y en el último millón de años, quizás apenas en los últimos cien mil, la más nueva de las creaturas se inventó eso de proteger al débil. Y entre las cavernas y la ONU, así esté llena de contradicciones, algo hemos avanzado. Cuestión de tiempo y de perspectivas.

Paco Gómez Nadal dijo...

Anónimo, estoy de acuerdo, pero da más rabia que no hayamos avanzado más porque ya tenemos el conocimiento y los recursos para hacer un mundo más razonable. Cómo puede ser que pensemos que la tarea de cambiar el mundo es de un solo hombre... es hasta injusto con él, aunque deba estar el nuevo presidente feliz de acumular tanto poder simbólico en su figura. Veremos como le tiembla la firma.