22/11/08

SABIDURÍAS I

Fragmentos tras una conversación con el cacique murui muiname Víctor de La Chorrera (Amazonas colombiano)

} Dicen los murui muiname, los tuyos Víctor, que para que la comunicación sea auténtica, efectiva y útil, deben darse cuatro momentos. El momento del pensamiento, que implica pensar positivamente, sin mantener pensamientos secretos (dañinos porque el que mantiene el secreto niega su identidad, que es la pureza). El momento del corazón, cuando todo pensamiento se lleva a la luz del amor, al hacerlo, todo pensamiento negativo o secreto se podrá exteriorizar sin atacar a nadie, y todo pensamiento positivo llegará hondo, al corazón de los que escuchan. El momento de la palabra, donde el pensamiento que se ha llevado al corazón se expresa en palabra dulce (vuestra forma de hablar de la palabra sabia, necesaria, pertinente), que no ataca ni hiere sino que atrae, une y construye. Y, por último, el momento de la obra, el momento de las consecuencias reales de lo que se dice".

} En la forma de entender el mundo de los murui muiname no hay coherencia si la palabra no se corresponde con el pensamiento y no se aplica en acciones concretas. No vale aquello de “haz lo que yo diga, no lo que yo haga”. La contundencia de la acción relacionada con la palabra es la que otorga la credibilidad a un líder comunitario verdadero. La palabra así toma sentido si quien la escucha identifica al sabio y lo respeta. Escuchar y hablar es lo que se hace en la maloka después de lograr la conexión con la madre y el padre.

} Víctor cree que el occidental tiene atrofiado ese sentido de la escucha. Algo nos pasa que él no comprende. “Es raro, nosotros que somos culturas ancestrales tenemos la palabra nueva siempre y ustedes, que son nuevos, tienen la palabra vieja”. Desde la mirada de este cacique, los occidentales desperdiciamos el caudal de sabiduría de nuestros propios ancestros, cuando, según él, “desde que aprenda una persona nueva, la palabra es siempre nueva, no como en los libros”. La escuela es un lugar donde “el conocimiento se arruma como discos antiguos”, un lugar donde se enseña, fundamentalmente, el valor del éxito, no el precio de la búsqueda. La palabra, al quedar impresa y archivada, deja de pronunciarse y pierde vigencia. En la cultura murui muiname cada vez que se rememoran los mitos del origen, éstos se adaptan a la situación del que los requiere. La temporalidad no es un problema, el espacio no cambia: siempre es el espacio sagrado del intercambio. Se mantiene pues, lo que dijo el primer indígena colombiano que quiso dejar un ideario propio. Quintín Lame ya dijo que los libros de los blancos no sirven como única fuente de saber: “se han envejecido (…) sin aprender a pensar”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un amigo me dice que no podemos perdernos
estas palabra de nuestros Hemanos Mayores que estan por estos dias como tu dices, en BACATA:

No se como ponerlo en hipervinculo:
http://www.semana.com/noticias-problemas-sociales/hemos-venido-despertar-colombia-feliciano-valencia-lider-indigena/117943.aspx

Anónimo dijo...

Y tomo del blog de Saramago este pensamiento:

La PREGUNTA
Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de personas que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico?Almeida Garrett
(1799-1854)

Anónimo dijo...

Bueno, el 20% de la población del
mundo es inmisericordemente
rica...calcula...
Baby