26/11/08

Insomnios y aviones

Las apuestas

Es cierto. Nadie lo puede discutir. Bueno, sí, los que nunca se lo han planteado, los que prefieren el solaz de la fórmula a la tormenta de la búsqueda. Es cierto… es más fácil jugar en equipo, remar con la corriente aunque el caudal esté seco –desierto de bondades infinitas-. Hay trochas abiertas hace tiempo que se repiten en anuncios y contraportadas. Aun polvorientas nos llevan a un camino cierto. Dice el cartelito: continúa, aunque el barranco sea pedregoso. Señala la madre: por aquí mi bien, que estos son predios áridos mas conocidos. Es cierto, los consejos del tiempo son seguir en la ruta. Acontece, sin embargo, que al poner el pie en el monte bajo que acompaña y guía descubrimos la frescura de las hojas y el picor que llega con el anárquico zancudo. El camino, fuera de la trocha es hermoso e inseguro, un buscar, un machetear para ponerle el pecho al verde, para ver atardecer donde no hay bancas ni marcas, para, incluso, desde la soledad infinita, intuir un futuro diferente donde, de manera ingenua, te hago un ladito.

La locura

Parece del todo insano dejarse la vida en un trabajo con el orgullo del deber cumplido para que un hijo-de-la-gran-puta pueda prender el televisor en su yate de lujo y respirar profundo antes de sentenciar: “qué difícil es este mundo”. Y tú, premiado obrero de los tiempos, te deberás consolar con vestir la camiseta de la compañía, abrir unas cervezas en tu sofá de tela sintética y gritar “la-puta-que-te-parió” cuando tu equipo te niegue la estupidez de su triunfo.

La mayoría

La mayoría refunfuña. Lo hace de manera sistemática, como letanía aprendida en prime time. Una queja sobre el trabajo otra sobre el esquivo tiempo, una más –sin duda- sobre esa precaria vida sexual, la que resta sobre el pinche carro renqueante y, de quedar energía, una última sobre el costo de la vida. La mayoría evita mirarse al espejo, o se embadurna antes de espumas o lociones. No hay que permitir, para seguir al pie de la vida, que el reflejo cierto nos recuerde que somos solo lo que hemos sido capaces de torcer.

2 comentarios:

Marta Sanuy dijo...

Hola Paco. Soy Marta Sanuy. ¿Te acuerdas?. Blufields, Utebo, Puerta de Toledo.

Tengo la sensación de tener un doble reencuentro. Uno contigo y otro conmigo misma al leerte. Hacia mucho que nadie me despertaba con esta exactitud.

Gracias.

Te voy a seguir visitando seguidito.

Paco dijo...

Eyyyyyy Marta, Claro que me acuerdo... qué bueno este encuentro en esta distancia tan corta. Pero ahora me da palo, porque aquí he perdido el pudor y he publicado texticos, cuentos, etc... y bueno, en fin, espero tu crítica jejejeje ¿Sigues en Zaragoza?