8/8/08

Algunos texticos de insomnio

Magritte

Si Magritte hubiera presidido la asamblea, los hombres, venturosos cabestros en reunión, nunca se habrían visto la cara.

Masa


Informe y bulliciosa, la masa se dispone a afrontar un recorrido de vidrio. Mira, perpleja, ante los rebuznos de los estantes, dichosa de ansiar lo que no tendrá, nerviosa por la imposibilidad de capturar en su almacén de fracasos todo lo que le está vedado.
La plaza del pueblo está techada y la fuente es un kiosko de helados y pornografía donde las más afilan sus pezones mientras los padres otean con lujuria el amanecer de unas rodillas. Deambulo por estos pasillos plagados de pobres embetunados, de aburrida clase media sin plan de escape ni ganas de emprenderlo.
Tantas vidas y tan poca vida en un recinto acomodado en las sombras. Afuera, el metal se enfría en hileras bien dispuestas. Solo algunos, ansiosos por iniciar este camino circular, han abandonado sus piernas en medio de la calle oscura, sin prestar atención a las huellas dispuestas para acomodar los dedos.
Acá, téngalo en cuenta, todo es rápido [la comida, la transacción, el aburrimiento, el deseo, el tiempo] y ausente [la inteligencia, el sexo, la caricia, la conversa, la luz]. Son las reglas del juego para estos animales heridos de trabajo y futuro maltrecho.

Himnos de destierro


Hay un pequeño ejército disperso / lo componen los desterrados / de la historia / sin derecho a las causas/ que justifican/el monopolio de la verdad/sin derecho a las razones/que servirían/para mover este pesado planeta de vacíos/Regados en fronteras invisibles/no se adaptan a los lìmites/de lo previsible/no pueden/no quieren/ser mártires en tiempos de estrellas/fugaces/Más bien, transitan, en la montaña/ rusa de las ilusiones/pasajeras/entre el fragmentado sueño de la justicia/y el real fraude/dela verdad./La realidad, soldados des-almados/está en manos de usureros,/ cuentistas y charlatanes/y a vosotros solo os queda/ganar la batalla/de la dignidad/refugiados en esta negra bandera/sin colores,/en este himno/sordo y mudo que gritamos/cuando a los gorilas les da por descansar"

Sin esperanza


Aquí, verá usted, hay niñas que devoran con lascibia paletas de colores retorcidos, hombres con botas amarillas que esconden nuestra escoria, muchachos que se cuelan por ventanas diminutas, detectores de metales que urgan en nuestros sexos, un carro rojo de mentira y una cafetera dormida a punto de estallar. Y ninguna esperanza. Estas son las cartas que nos han tocado".

1 comentario:

César-in dijo...

Tendré que venir con más frecuencia a conocer estas nuevas letras que no sabía que salieran de tu pluma... ayer leí Los Fantasmas de Bojayá... volví a sentir rabia, esa rabia que no me deja tranquilo en un escritorio recibiendo calma una vez al mes...
Un abrazo por eso, HERMANO...