Vamos a contar verdades. ¿Les parece? Ya hablar de verdad ha perdido glamour… como decía un buen amigo: “la verdad está sobrevalorada porque, en realidad, nadie la quiere conocer”.
Son mejores las medio verdades o las verdades disfrazadas de show mediático, de espectáculo televisivo que no atragante mucho la comida y que, a ser posible, eche la responsabilidad fuera de la mesa particular.
Por eso, quizá, sea más saludable gastarse 100 dólares –o 150- para escuchar a Al Gore, el nuevo gurú del catastrofismo que factura millones de dólares al año después de un lifting de imagen gracias al cual ha pasado de político mediocre y conservador (aunque progresista si se compara con la tropa de Bush) a padre de la salvación terrenal.
Exige carro híbrido para moverse por ciudad de Panamá, aunque no será para ahorrar ya que en la factura de sus conferencias no hace descuentos y sus empresas –de consultoría en negocios “verdes”, su televisora o sus acciones en Google y demás– van viento en popa. Varias organizaciones “ambientalistas” aparecen en la nómina de patrocinadores o “invitadores” oficiales pero la verdad, de existir, es que no es muy ecológico un evento de megaélite reservado a los que tienen el dinero y no necesariamente a los que pretenden salvar este planeta más híbrido que humano.
El calentamiento global es verdad, pero no es verdad que dependa solo de nuestras actitudes individuales, sino del consumo exacerbado en el primer mundo, desde donde llega el gurú, y de la contaminación de las industrias que pagan la nómina de los que pueden comprar la entrada para escuchar a Gore.
Por ejemplo, los peligrosísimos indígenas nasos que fueron expulsados la semana pasada de la Plaza Catedral con policías antimotines no asistirán a ver la película de la Verdad Incómoda porque están ya bien incómodos hacinados, sin comida y sin derechos, tratados como animales por un Gobierno que, por supuesto, prefiere los animales de Mario Guardia que a sus propios ciudadanos. Es posible que varios altos cargos del Ejecutivo y que la esposa y varios familiares de Guardia, miembros reconocidos de la alta sociedad panameña, estén escuchando a Gore en directo. Ellos sí aprenderán cómo evitar las emisiones nocivas de carbono de cada una de sus vacas cuando hacen sus necesidades fisiológicas –las vacas, entiéndase bien– en territorio ancestral naso.
A todos nos encanta formar parte del ejército de “concienciados” dispuestos a escandalizarse por los datos que Gore condensa en su exitoso comercial –perdón, documental– que le valió un premio Nobel y pingües beneficios. Sin embargo, otro gallo cantaría si nos tocara implicarnos con nuestra realidad y defender el ambiente que nos están arrebatando. No hay que esperar a esta verdad incómoda enlatada para saber que es actitud suicida acabar con los ríos de Chiriquí para aportar al consumo eléctrico o a las cuentas de Carlos Slim; ni que la tala de madera en Darién o la extracción de arena o las minas a cielo abierto son heridas profundas a este Panamá y a este planeta que no tienen recambio. Tampoco nos gustaría saber que antes de la devastación natural, está la agresión a las comunidades. Pero para eso no hay que mirar muy lejos, sino leer el diario y ver cómo todas las semanas tenemos ejemplos de panameños y panameñas expulsados de sus tierras o afectados por algún proyecto de “desarrollo” que no aguantaría ningún examen serio de sostenibilidad humana o ambiental.
No sabemos si Gore le hará la prueba de la huella ecológica al nuevo avión del Ejecutivo que Martinelli jura que no usará –un poco extraño esto de comprar algo para no utilizarlo–, ni si se atreverá a ir al Canal a contar que un alto porcentaje de lo que pasa en los barcos es el alimento del consumismo desmedido que está amenazando a la especie más que Irán y la gripe A juntos.
La verdad no existe, ya lo sé. Si la hay, es múltiple. Pero de lo que no hay duda es que las mentiras sí campean a gusto y que deben tener buen sabor porque nos las tragamos sin rechistar.
4 comentarios:
Es puro doble discurso... No digo que el conocimiento que pueda VENDER Gore en sus presentaciones sea totalmente malo, pero lo que si habría que ver es lo inaccesible que puede ser escuchar el "MENSAJE QUE QUIERE HACER LLEGAR A TODO EL MUNDO", es parecido a lo de Stiglizt quien escribe cuestiones que podrían ayudarnos a tener un mundo mejor,pero lo caro de sus libros y lo suntuo que puede ser un boleto para entrar una de sus presentaciones está para cuestionarse ¿En verdad quiere este tio ayudar al mundo ganandose unos pesos, o ayuda al mundo sí y solo sí se vuelve millonario?... (que multimillonario ya debe ser)... Todos queremos ganar dinero con nuestro trabajo, conocimiento o nuestros negocios, pero estos tios han hecho de lo suyo un marketing hipocrita no dan nada gratis ni hacen lo que hacen con conciencia social, sino con total animo de lucro... Así sí es comodo ayudar al mundo, diciendo medias verdades.
Saludos,
Joao Q
Otra verdad que los carnivoro@s de este blog NO querran oir es que el Ganado en tododas sus formas contamina MAS que la suma de todos los autos juntos.
Ver:
FAO(2008) LA LARGA SOBRA DEL GANADO.
Pueden acceder al estudio haciendo click sobre mi nombre, FAO
CRISIS AMBIENTAL
La realidad de un sistema contaminado
Donaldo Sousa Guevara
opinion@prensa.com
Desde hace años, los científicos, ambientalistas y economistas, han demostrado la gravedad de la contaminación en el planeta; que los humanos estamos acelerando un cambio climático, lo que generará una recesión sin precedentes a escala planetaria; que esto supone una amenaza de extinción para nosotros mismos; que la capacidad regeneradora de la Tierra no podrá satisfacer nuestra demanda si mantenemos el actual sistema, porque la gente está convirtiendo los recursos en desechos a un ritmo mucho más rápido de lo que la naturaleza puede transformar los desechos en recursos. La humanidad ya no vive de los réditos de la naturaleza, sino que está consumiendo su capital.
Ante esta situación y a pesar de la respuesta de la comunidad internacional, los países y la lucha de los ecologistas, no se ha logrado frenar la crisis ambiental, porque las respuestas se han concentrado solo en medidas de mitigación y normas ambientales ineficaces, sin atacar la principal fuente generadora de la crisis ambiental, que se encuentra en el sistema político, el cual no está estructurado para responder a esta realidad científica y solo propone paliativos de ineficaces normas ambientales y otras medidas que no responden al reto histórico señalado, que requiere con urgencia dotar a la ciencia y al conocimiento de la mayor fuerza política posible, para que las decisiones en el Estado sean tomadas en base al conocimiento científico y con fundamento bioético, no por el poder discrecional centralizado, que es fácil presa del poder económico.
Por ello, sustentamos que el problema ambiental tiene su origen principalmente en el sistema político vigente, si tenemos en cuenta que la dimensión ambiental comprende todo lo que existe, tanto los recursos naturales como las manifestaciones sociales, entre ellas las políticas y que el actual sistema político se encuentra ampliamente superado y contaminado, lo que genera crimen, corrupción, pobreza, daños y amenazas para la humanidad y el planeta. En el actual sistema prevalece, la motivación psíquica de hacer dinero que rige la conducta de todos en un sistema excluyente, individualista y oportunista; así como la concentración discrecional de los poderes del Estado, de donde se desprenden los impactos adversos al ambiente y la amenaza a la calidad de vida que produce el sistema. Esta es una verdad más que incómoda de un sistema contaminado que impera en todos nuestros países.
Por lo expresado, estamos condicionados por un sistema que nos impone motivaciones psíquicas contra la vida digna. Por ello, el discurso de Al Gore, ex vicepresidente del país más contaminante del planeta, que ha incumplido por muchos años los convenios ambientales sobre cambio climático frente a la gravedad ambiental actual del planeta, solo expresa respuestas paliativas dentro del sistema contaminador donde predomina la explotación irracional de los recursos y el elemento económico.
Por lo tanto, continuará el daño a la dimensión ambiental que comprende todo lo que existe para el ser humano, a menos que establezcamos cuanto antes un sistema político participativo a nivel decisorio, que incluya a todos los sectores y actores científicos del Estado, en donde la ciencia y el conocimiento en función de la vida digna tengan la mayor fuerza política, un sistema biocrático.
la verdad es que somos muy hipócritas
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