18/9/08

Ay Nicaragua...

La situación de Nicaragua es grave. Muy grave. El matrimonio Ortega-Murillo, con suficientes pruebas de enloquecimiento y/o estupidez están atacando de manera brutal a todo el que respire a otro ritmo que el suyo. gente de las más probada tradición crítica dentro de la izquierda sienten cerrarse los espacios cada día. escribí esto a Carlos F. Chamorro y lo comparto ahora acá.

Quien quiera saber un poco más, le recomiendo leer este texto de Carlos:
http://www.confidencial.com.ni/alCierre_600.html


Carta a la memoria de Nicaragua


Paco Gómez Nadal
Han pasado muchos años desde que viví en Nicaragua pero un cierto cordón umbilical me mantiene ligado a su memoria. Leo sus diarios y revistas en Internet, trato de buscar información que me indique en qué momento un país entero se gana la lotería de la esquizofrenia presidencial, el dolor de que los mejores sean acosados por los mediocres, por los que siempre lo fueron.
La memoria le ha jugado algunas malas pasadas a Nicaragua. En realidad, me refiero a la falta de memoria. Por eso están Daniel Ortega y Rosario Murillo en el poder, por la desmemoria de los jóvenes votantes alimentada por el silencio en los medios y en las escuelas durante años de “aquí no pasó nada”. La desmemoria del mundo es ahora más cruel que nunca, cuando, pasada la guerra fría y habiendo dejado de ser Nicaragua una pieza en el ajedrez internacional, no hay nadie que se esté movilizando fuera de sus fronteras para que el desastre no se consume. No lo está haciendo ahora la llamada comunidad internacional y no lo hizo cuando Arnoldo Alemán sentó las bases del grosero gobierno ni cuando éste se alió con Ortega para terminar de medrar las bases éticas de esta supuesta democracia.
En el caso de Nicaragua, la amnesia es especialmente grave. Cuánto puede sufrir un pueblo, cuánta sangre y pobreza acumulada ha tenido que padecer la gente común de Nicaragua mientras su élite (clásica o postrrevolucionaria) ganaba siempre la partida, cuántas apuestas que parecían finales han tenido que hacer centenares de nicaragüenses en tantos momentos de su vida para que una y otra vez vuelvan las amenazas.
Leer ahora cómo se denosta a Sofía Montenegro o a Carlos F. Chamorro, a Ernesto Cardenal, a Dora María Téllez o a buena parte de las y los sandinistas que no salieron con las manos llenas en la Piñata; o cómo se arremete contra los periodistas (somos el primer objetivo de un régimen no democrático) o contra lo que huela a oposición real (eso habla de lo mentirosa que es la democracia cuando está en manos de iluminados)… es tan humillante como movilizador.
Esta carta es solo para recordar, y para decirle a Nicaragua que fuera hay mucha gente que no olvida a este país de dramas acumulados pero, también, de dignidad demostrada. No somos la ‘comunidad internacional’, ni siquiera tenemos poder, pero sí atesoramos una memoria a prueba de palabras vacías y discursos políticos que parecen de cómic.
El que un día se presentara al mundo como revolucionario trata ahora (quizá como entonces) a los ciudadanos y ciudadanas como menores de edad incapaces de distinguir lo cierto de lo absurdo. Su discurso, escuchado desde lejos, suena absurdo y cómico. Mezcla elementos religiosos de bajo calado, con new age, con revanchismo, con planteamientos que tratan de oler a izquierda, con un universo de blancos y negros sin grises posibles, y, ante todo, con esa coordenada tan propia de regímenes pseudototalitarios y populistas como el de Álvaro Uribe en Colombia, el de Hugo Chávez en Venezuela o el de George W. Bush en Estados Unidos: “o estás conmigo o estás contra la patria”.
Desde la izquierda, donde están mis coordenadas políticas, me indigna que gobiernos como el de Ortega-Murillo traten de robar nuestro discurso para aplazar aún más el trabajo por un sistema social más justo y participativo. Desde lo humano, que es lo que me ha movido a escribir a Confidencial, me duele pensar en una Nicaragua puesta otra vez entre la espada y la pared.
Mi aliento y solidaridad con las y los que están resistiendo desde las ideas y la acción. Mi repudio y desprecio para los que son tan mediocres que tienen pánico al pensamiento.

1 comentario:

amalia dijo...

Eso Paco! Porque un día de estos, lo cierto esté por encima de este drama absurdo y porque la memoria, que anda por ahí dispersa y arrinconada, pero que sigue viva, se imponga a esta desmemoria que nos tiene ahora jodidos, pasivos, aunque no tan indiferentes después de todo.