5/5/09

Cambio de paisaje

Cuando llueve en Panamá empieza el verde a copar lomas y almas. Refresca calles y calienta temperatura para avisar que la vida está viva y que los tiempos son mutantes. Llovió en Panamá en mi ausencia y regresar a la Plaza Catedral ha sido como visitar la península de Azuero al comenzar el invierno: ese re-nacer que no pide permiso, ese parir sin avisar de la tierra.
Los naso siguen plantados, firmes, de raíces poderosas. Junto a ellos, hermosas flores han ido germinando. Estos muchachos que han plantado fotos y paños, un bote neumático que hace de cama en puerto seco, un mueblecito destartalado para hacer casa de la coyuntura. La lluvia también trajo la solidaridad de unos obreros que vieron caer paredes y levantaron andamios para proteger del agua a los resistentes, las películas de Olmedo para sustituir a las telenovelas de la infamia, la generosa visita de B. rompiendo moldes y barreras, el continuo goteo de cercanía de Andrés y su gente, la presta presencia de M. y M., los lazos entre los que creen que otro mundo es posible aunque las urnas hayan confirmado que solo este es real.
El Cambio de Paisaje me puso verde el alma y volvió a traer a mi casa a mis ya hermanos-amigos. Un calorcito inunda de nuevo la trinchera.

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