10/4/09

El sueño profundo de la dignidad

Acabo de salir de San San Drui. Acabo es una manera de decirlo, porque son horas de caminos y carreteras las que me alejaban de mi siguiente destino. En condiciones normales debería haber recaído en el blog de Panamá en Ruta, pero el énimo no es periodístico, ni tan siquiera de observador.
Durante 48 horas he escuchado palabras tan sencillas como contundentes y he visto gestos tan humanos como clandestinos. En Drui y en San San están resistiendo bajo un plástico rasgado mientras, a una velocidad sorprendente, levantan nuevas casas pequeñas y precarias donde, antes de que la policía interviniera, habia tambos hermosos y bien ordenados en esta explanada verde y pura.
48 horas viviendo el sueño de la dignidad, jugando a imaginar que los excluidos son los vencedores, que los explotadores se resbalan en esta quebrada de valentía. Por un extraño efecto de estas energías, en el camino de salida algunas lágrimas peleaban conmigo. Una profunda tristeza contradecía la euforia que había acumulado en estos dos días. Deberé gestionarla. Pero... sí aprendí algo... que el mayor patrimonio de una comunidad es la unidad y los liderazgos cotidianos. Que las palabras rudas y articuladas con dificultad pero con contundencia de Lupita valen más que un discurso de Obama, que los 150 centímetros de Tony acumulan la fuerza que no se compra en gimnasios, que el martillo de Avelino o la cámara de Lucho son armas poderosas contra la ignorancia de los que sí tienen.
Me siento agradecido. Agradecido a estas hermanas y hermanos y un poco avergonzado de ser parte de este circo en el que fingimos no ver mientras el sol estalla en nuestros ojos.

3 comentarios:

Baby dijo...

Imagino lo triste que debes estar,
Paco, lo difícil que debe ser
mirarlo todo como periodista,
ser objetivo, no dejarte llevar
por sentimentalismos cuando
las realidades son tan amargas,
tan injustas, tan duras.
Hermoso es saber que estas
personas tan olvidadas, tan
abusadas conserven intacta
su dignidad y que tú estés
allí para contarlo, para hacernos
sentir vergüenza.
Sabes cuanto te admiro.
Un beso
Baby

Araceli Esteves dijo...

Qué bien suena eso de que los excluidos son los vencedores.Así debería ser. Ya vale eso de que siempre ganen los mismos.Un abrazo

Paco Gómez Nadal dijo...

Ay Baby... me acompañan siempre tus palabras, me hacen fuerte y me ayudan a entender el sentido de lo que hago, si es que lo tiene. Quiero agradecerte públicamente tu existencia y tu alma hermosa que solo genera cosas bellas.
Donde estoy pienso en ti y me gustaría que me acompañaras.. luego me doy cuenta de que es un deseo redundante: ya me acompañas.