2/12/09

Acumulación














Me he dispuesto a comprender de una vez esto del mercado. Es decir: la vida sin apelaciones en este sistema. Dicen que la clave es 'progresar' y que 'progresar' es acumular. Tener siempre más aunque las tenencias sean ya suficientes. Suficiente, igual que bastante o demasiado, es una palabra tan relativa como amor, violencia o amistad. Se estira y encoge dependiendo del punto de referencia, o de la ambición personal, o del contexto que nos rodea, nos compara y nos acepta o expulsa.
Así que ya, entendido de una vez que el tema es acumular, he hecho una lista de prioridades, un compendio de aquellas cosas de las que quiero tener más, mucho más. Solo espero que los teóricos de la economía y los consultores de lo económico no se den a la tarea de cuantificar mis anhelos de acumulación (como ya hacen con el carbono o la felicidad) porque eso los haría tan vulgares como una acción en la bolsa o como un PIB cualquiera -mentiroso e impostado-.

Por tanto, sin pudor, confieso acá mis ansias acumulativas. Quiero más...

- Capacidad para utilizar mis manos, para modelar o moldear, para tocar la tierra sin herirme, sin herirla, para reconocer en la 'artesanía' la tarea de una vida.

- Amaneceres en tu espejo . Acumulando cientos de ellos, miles tal vez, millones ojalá, la sonrisa se me volvería perpetua y abrir los ojos sería, cada día, una ceremonia sagrada en la que mirarme en el espejo de tu rostro y re-conocer-me vivo y listo para vivir.

- Conversaciones sin salida. De esas que no sirven para nada -que ya estamos llenos de cosas útiles e inservibles- excepto para pensar, sentir, poner en duda las propias convicciones, descubrir en el otro la magia de la palabra y de lo razonable (que no de lo racional)

- Tiempos suspendidos. Para entender, a punta de acumulación, que el tiempo no es lineal ni urgente, que todo acontece cuando debe, que debe acontecer solo aquello que nosotros deseamos, buscamos, trabajamos con la paciencia del campesino o con la insistencia contra la roca del escultor.

- Coherencias en pequeñito. Esta es de las más difíciles de acumular porque hay imanes escondidos en el camino que nos sacan de la vereda. Ser coherente en lo cotidiano, lograr que por instantes mágicos coincida lo que pienso, lo que hablo y lo que hago; predicar menos y hacer más, mucho más, con la ambición de un gerente de multinacional, con la ciega obsesión de un comisionista.

- Ventanas que abrir. Cuando tenga miles de ellas cumuladas, tendré la agenda de mi vida. La necesidad inaplazable de mirar, el regalo inmenso de aprender, la poderosa certidumbre de la sorpresa.

- Rebeldías exentas de tasas. Ante todo, ante todos. No quiero la revolución, ni acumular tan siquiera pequeñas revoluciones. Pero, sin embargo, sí-tengo-la-imperiosa-necesidad de rebelarme para ser humano, de no aguantar injusticias ni imposiciones; sí-tenemos-el-deber-histórico de rebelarnos a nuestro tiempo y a sus alimañanas, a su mercado y a nuestra desidia.

- Palabras para sembrar. Sin transgénicos, sin trucos de rápido crecimiento, sin ayuda de fertilizantes químicos ni de pesticidad tóxicos. Quiero acumular palabras para sembrar, para preñar el planeta de voces y de mi voz, para reivindicar que ante el universo virtual de la wii o ante la tontería ya real de la TV, existen millones, millardos de palabras dispuestas a ser sembradas para que un día, lejano quizá, sean cosechadas por los herederos de las cenizas.

Cuando mi cuenta de ahorros esté a reventar de todos estos productos, podré emprender la expansión de mi 'negocio', la contaminación de todas las correntías cercanas y la renuncia a monedas y cachivaches.

3 comentarios:

náyade dijo...

Siempre puedes proponer un nuevo índice para la bolsa mundial, todos viviríamos mucho más felices (todos viviríamos, quizá, simplemente) si acumuláramos este tipo de tesoros.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Soy economista, de profesión, de-presión, de carrera y con lo que me he ganado la vida aquí y allí. Leerte, Paco, así, tan bonito, tan revelador y profundo me ha hecho sentirme más rica y poderosa que nunca. Recostada en la silla, como cuando a una la visita un amigo, doy las gracias a quién nos quita las orejeras que este mundo nos pone. Sonrío.

Paco dijo...

Meme linda, si las palabras sirven para que alguien tan hermosa como tu se sienta poderosa, yo ya soy el hombre más feliz y acaudalado. La economía no es más que una mentira bien contada. besos mil