15/6/09

La carga de las palabras

No hay palabra inocente, ni siquiera cuando ha sido escrita en estado de nirvana, o pensando en el bien cósmico o, simplemente, mientras nos tomamos un trago y es la neurona loca la que dicta la narración.
Palabras escritas para cumplir, palabras escritas para purgar, palabras escritas para gritar de alegría, palabras que lloran más que tus lágrimas cuando lloran sobre agua mojada de sal.
Unas palabras y alguien recuerda a su abuela de 102 años. Las mismas palabras y alguien te ofrece abrazos si todavía estás dispuesto a recibirlos. Esas mismas palabras y a mi me queman sin saber por qué.
Hoy debería tener palabras. No las tengo. Tampoco eso es inocente. Palabra de Malcontento.

5 comentarios:

amalia dijo...

Hasta que el silencio te queme y no tengás más remedio que soltar esas brasas que a varios nos dan aliento.

Un abrazo querido Paco

Araceli Esteves dijo...

Volverá la palabra porque a veces es lo único que tenemos, lo que nos permite denunciar. Aunque a menudo nos parezca demasiado poco. Y además,LA CRESTA DEL SILENCIO tampoco es mal lugar para estar.

Baby dijo...

Las palabras permanecen allí, agazapadas, a veces tímidas,
cansadas de repetirse, pero
quemantes, como brasas,
que te obligan a soltarlas
para que ellas nos toquen, nos
inspiren, nos conmuevan.
Un beso
Baby

Julia dijo...

Palabras por lo que dicen, palabras por lo que callan, palabras por como suenan...
Acabo de oir (siempre la radio encendida, como sabes) que hay un concurso en marcha para elegir la palabra en castellano que más le guste a más gente. A fecha de hoy, va ganando "malevo", bella palabra argentina. También han votado a "albahaca", "tiquismiquis" y "mórbido"...
Desde luego, la mente humana parece insondable.
A mí me gusta "putrefacto", es una palabra potente, ¿no crees?
Besos gordos desde el horrible calor (40ºC ayer) de este lado del atlántico.

iliamehoy dijo...

Inocentes seguramente no, pero si necesarias, al menos para mi. Jugar con ellas, las que leo, las que escribo..las que pienso y no me atrevo a decir, las que escucho...
Palabras, al fin.
Me gustó leer tu "ausencia de palabras".
Una sonrisa