Quien se inventó el juego de la democracia era un genio. Ahora parece que unas elecciones en un país que nunca ha sido democrático van a legitimar una situación absolutamente fascista y de origen oligarca. Un golpe de Estado que todo el mundo parece ignorar (menos Lula que necesita marcar diferencias en su política exterior para hacer puntos), un presidente democráticamente elegido confinado (por estúpido que sea, unas élites felices y retadoras del pseudo orden internacional, y una comunidad de naciones a las que les importa un comino la legitimidad de las instituciones cuando esta se ve pisoteada en países "bananeros".
Honduras, quizá de una forma mucho más sutil que Irak o Afganistán, es la representación de la mentira global, del cuentico que nos hemos tragado o del que preferirnos tragarnos para pensar que vivimos en un mundo con cierto orden. Un triste día hoy.
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