5/6/09

Y el miedo se hizo virus...

Publicado en la Revista K (Panamá) de Junio 2009

Por Paco Gómez Nadal / paco@prensa.com

Es difícil contar mi historia. Al menos, es difícil que me crean porque no tengo rostro. Tengo un poder sobrenatural gracias a una estrategia fríamente calculada. Logro que el mundo entero se movilice, cambie de costumbres, tiemble. Desde esos dos adultos que flirtean calculando el terrible momento de besarse, hasta los empleados de restaurantes y aerolíneas, pasando por ministros y empresarios… todos me hacen caso. Juego con las emociones porque son más contagiosas que los datos. Aunque para que se den cuenta de mi fuerza, utilizaré acá muchas cifras. Así soy de maquiavélico.
Siempre he estado entre ustedes, pero, si les soy sincero, este siglo, el XXI, es el mío. Hasta ahora se han dado las condiciones de globalización mediática para que mis armas sean efectivas.
Despedí el siglo pasado con la encefalopatía espongiforme bovina… aunque yo suelo inventar nombres con más gancho para multiplicar los efectos. Corría 1996 y elegí Inglaterra para la aparición estelar del síndrome de las Vacas Locas. ¿Recuerdan? Logré que media humanidad rechazara al humilde filete de carne. Me ayudaron mucho en mi labor los medios de comunicación y, por supuesto, los políticos. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente. En realidad, solo 92 humanos sufrieron de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la versión humana de tan cuadrúpedo síndrome, pero ya mi virus estaba sembrado.
Después, ya en 2002, me sofistiqué un poco y desde China mis efectos se sintieron gracias al Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés). En realidad solo murieron 765 personas por culpa de esta extraña neumonía, pero comprobé la efectividad de mis estrategias. Claro, que poco antes, después de los terribles atentados en las Torres Gemelas de Nueva York, el gobierno de Georges W. Bush trató de quitarme la patente y jugó con mi nombre para aterrorizar al mundo, Yo respondí mandando algunos sobres que supuestamente contenían Antrax para regar la posibilidad de una guerra biológica. Pura bulla.
Ese juego no era de mi gusto, así que volví a mis clásicos recursos en 2004. No me negarán que con la Gripe Aviar (H5N1) los hice a todos sospechar hasta de los inocentes pájaros que tenían enjaulados o de los que paraban en el árbol frente a su casa. En realidad se pueden contar con los dedos los casos de humanos fallecidos como consecuencia de esta pandemia, pero mis métodos se fueron refinando y mis socios mediáticos se hicieron expertos en la propagación de mi virus.
Hoy, usted ya está acostumbrado a los efectos de mi contagioso plan. ¡Ah! Perdone, no me he presentado. Me llamo Miedo y desde que decidí convertirme en virus muto eternamente para que no den con la vacuna.
Con toda esta presentación, imagino que ya tiene claro que soy el responsable de la nueva pandemia… la Gripe A (N1H1), aunque me abonarán que el nombre que le puse al principio era mucho mejor: gripe porcina. Lo que ocurre es que igual que hay algunos que se benefician económicamente de mis pandemias (como Roché, la farmacéutica con la patente de Tamiflú, una medicina que de algo sirve, aunque de nada espanta), el mercado de la carne de puerco se nos estaba hundiendo y los políticos tienen que llevar cuidado de que el miedo no se les vaya de las manos. Además, las crisis económicas las manejan mejor ellos que yo.
Esta me ha salido bien. Fíjese si no: a Panamá la mandé a bordo de un avión, en el cuerpo de un joven que ni se enteró de cómo se infectó (nada más vulgar y tonto de adquirir que una gripe), ya hay decenas de casos, ni un muerto, todos los infectados en su casa tomando caldo de pollo y, sin embargo, no dejan de hablar de esta influenza.
El Miedo, es decir yo, no funciona bien cuando se utilizan virus de pobre, me va a perdonar la expresión. Pero es que hay enfermedades mucho más letales que, como no afectan a quiénes ven la televisión ni a los que tienen poder, no me han funcionado para generar terror global. Tampoco son útiles enfermedades que tocan la doble moral. Le doy algunos ejemplos. La gripe normalita mata al año a entre 300 mil y 500 mil personas en el mundo, pero le falta glamour. Con el VIH Sida han muerto 25 millones de personas entre 1981 y 2007, según ONUSIDA, hay unos 33 millones de personas infectadas de VIH en este momento y cada año hay 2.5 millones de casos nuevos. Pero el VIH toca la sexualidad y no logro que se hable lo suficiente ni que todo el mundo se sienta potencial víctima.
La malaria mata cada año a 1 millón de personas y afecta a 250 millones; la fiebre a amarilla acaba con unas 30 mil. La enfermedad de Chagas tiene la culpa de 15 mil muertes anuales y debía ser el tema de la Asamblea Mundial de la Salud, pero, como denuncia Médicos Sin Fronteras, se cambió por la Gripe A, que a 22 de mayo había infectado a algo más de 11 mil personas en 42 países pero que sólo había sido mortal en 82 casos.
No les voy a seguir aburriendo con cifras. Mejor les pongo imágenes: posibles infectados siendo descargados a las puertas del Hospital Santo Tomás con el rostro tapado como delincuentes, funcionarios del Ministerio de Salud tomando fotos a todas las personas que ingresan al país sin pedir permiso y violando la intimidad, tapabocas utilizados aleatoria e irresponsablemente (se los bajan para comer en los aviones, por ejemplo), recomendación de no besarse, de no tocarse…. ¡hasta la final de béisbol a puerta cerrada! Traté de lograr que el proceso de transición del gobierno Torrijos al Martinelli se suspendiera, pero me pareció excesivo, motivo de un caos político similar al que retrata tan bien José Saramago en el profético Ensayo sobre la Ceguera (base de la película Blindness).
Nadie ha prendido las señales de alarma en Panamá porque la tuberculosis esté destrozando a la etnia kuna (75.6 muertes por esta enfermedad infecciosa por cada 10 mil kunas, frente al 5.1 de promedio nacional), ni se suspenden eventos masivos porque se hayan incrementado en un 94% los casos registrados de malaria (364 de enero al 2 de mayo de este año) o por los 309 casos de dengue, o por los 13 de hanta virus…
Ya saben, ahora el miedo tiene forma de virus y, aunque como decía en estos días un funcionario de salud de Nicaragua, “la peor epidemia de nuestra región es la pobreza”, esa no genera terror. Ningún medio de comunicación le dedica tantos minutos ni letras a hablar de los 900 niños que se mueren cada día (leyó bien, uno cada 91 segundos, según el Programa Mundial de Alimentos) por causas relacionadas con el hambre en Latinoamérica. No señor. Así que prepárese… le quedan unos meses de Gripe A hasta que sienta yo que ha bajado su efecto atemorizador. Ya tengo la siguiente bomba pandémica lista, no se preocupe. Mientras, tápese la boca y disfrute. El terror entra a su casa sin necesidad de que yo me esfuerce mucho. Sospeche de cualquier vecino que estornude levemente, aléjese de mocos y otras secreciones. De todos mis virus, este ha sido el mejor pensado.

7 comentarios:

Elízabeth dijo...

Definitivamente, debo abandonar este Blog TERRORISTA.

Elízabeth dijo...

Por cierto....
http://firgoa.usc.es/drupal/node/26556

Anayansi Acevedo dijo...

Excelente...y por supuesto, muy bien pensado

amalia dijo...

bestial!

Anónimo dijo...

Son,simplemente,cortinas de humo
para ocultar realidades amargas,
las mismas que señalas, pero,
a la peor, que es el hambre,
se une esa que no tiene antìdoto:
la ignorancia.
Un beso
Baby

Julia dijo...

Triste y lúcidamente, Saramago siempre ha tenido razón, siempre ha visto más allá de la realidad concreta de un momento y lugar concretos, y el virus del miedo puede estar contento, seguro que lo peor siempre está por venir...
Hermanito, como el Ribera de Duero, estás mejorando con la edad.

Paco Gómez Nadal dijo...

menos mal que hay blogs terroristas, aunque este apenas se sienta un aprendiz de tal. de todas formas no tengas MIEDO Elizabeth, las ideas solo provocan dolor de cabeza y alguna que otra revuelta, aunque en este mundo tan mediáticamente controlado es difícil ver levantamiento que no sea temporal.Anayansi, qué bueno que estés por ahí.
Querida Amalia, bestial vos...qué bueno tu blog, carajo.
La ignorancia, mi queirda Baby no parece casual. Si no formamos ignorantes no controlamos sus destinos. La primera medida sería vaciar las escuelas, pero mi hermanita se quedaría sin trabajo...jejejeje (claro que sería la oportunidad, Julia, de que montes ese pequeño restaurante con el que sueño desde hace años.