14/3/09

Sala de espera

Ya no me enfadan las esperas, ni siquiera los paréntesis. Tampoco las conexiones perdidas, las oportunidades conjuradas o los tragos ásperos sin hielo. Para qué incomodar al alma en discusiones con el tiempo y con la quiniela del será si lo único asible es lo ya vivido...
Mientras yo espero un viaje aplazado, unos pies esquivos y un cuello clandestino, 11 almas flotan en un océano que creían conocer hasta que los engulló. Sin obituarios ni ceremonias de Catedral, solo esperan ser encontradas para engañar al duelo con cuerpos mordisqueados por peces y arrebatos. No cambió nada en este planeta, excepto el peso total de la masa de carne que se desplaza sobre él. O cambió todo pero somos incapaces de detectar la ausencia eterna de todos los seres que nos abandonan o que divagan como vivos mentirosos y, a veces, traicioneros.
La espera de la vida es un lujo de quienes tienen o de los que le apuestan a una vida de tener. Paradojas somos y por eso el patrimonio de los que no tienen es el 'no futuro'. Caras de la misma moneda, monedas de múltiples caras que engañan a apostadores, truanes y mojigatos. Si el futuro consiste en un álbum de recuerdos hay que dedicarse con empeño paranoico al presente. Si el presente no es más que un avión que te devuelve al punto de regreso, quizá sea mejor no tomar nunca el vuelo. O, mejor, equivocar intencionalmente la ruta para remover los destinos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no será el presente el desengaño
de esa espera permanente?
Ni recordar, ni esperar, sólo
vivir y hacerlo a plenitud. Lo
demás es mera ficción...

Paco dijo...

si Baby, vivir en el presente y pensar en la y el Otro. No hay más ¿no?

Anónimo dijo...

Lo pones algo simplista, no?