28/9/17

P.


La marea está lejos y los profetas anuncian que no volverá. Es un alivio para el planeta que nuestra humedad seduzca a la arena para que el orden de los tiempos no atrase la aguja del vaivén incesante de la vida.

Ω

La habitación es minúscula, pero todo parece seguir un orden: la cama de pino lacado con las sábanas tensas como arco de violín; el interruptor que aligera el esfuerzo de bajar y subir persianas a la nada; el pequeño escritorio sin mota de polvo en el que escribir un poema erótico tapado hasta las cejas; este armario dispuesto para camisas pero con aspecto de armero de temporada en Cáceres; el grifo sin pérdidas y las almohadas sin grumos de memoria… Todo está en orden y, a pesar de ello, no logro imaginar un abismo más incierto que este en el que falta tu voz, tu miedo, tu sonora forma de perfumar mi soledad.

Ω

Cuando los tiempos impiden que esté en ti sin calendario me pregunto cómo es posible vivir sin el lento gemido en el que me multiplico. Cuando nuestra cama vuelve a hundirse ante nuestro-ser-así-dentro entiendo que no hay horas malas para la buena nueva. Siempre nueva.






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