Ya lo sabíamos, pero comprobar su nivel de cohesión produce
repulsión. La casta política, os autodesignados brahmanes de la ciudadanía, han
cerrado filas tras el truculento asesinato de una de los suyos. Declaraciones
de “dolor” y “consternación” tan falsas como auténticos son los llamados a
controlar las redes sociales ante la “apología del delito” que navega en sus
turbulentas aguas. No es difícil hacer la conexión entre esta búsqueda prospectiva
de delincuentes apologetas y las brigadas político sociales de cualquier
dictadura.
En este caso se trata de la mafiocracia de los brahmanes que
no está dispuesta a que se cuestione su nacimiento divino, su unción fruto de a
halitosis de un Brahmá borracho que se equivocó al provocar su descendencia.
Las castas, en occidente, se comportan como ‘la famiglia’ mafiosa, protegiendo
a los suyos y considerando como enemigo a todo aquel que cuestione su
territorio y su poder corrupto.
De no ser por esta explicación corporativa, sería incomprensible
que concejales de casi todos los signos participaran ayer en minutos de
silencio que no hacen cuando los inmigrantes mueren en las concertinas de la vergüenza,
o cuando la desesperación de la pobreza lleva al suicidio… De no ser por este
asqueroso acto de autoprotección, sería antidemocrático que jueguen a bajar las
banderitas que supuestamente nos representan como país en homenaje a quien nos
avergonzaba desde la política.
Nadie se alegra de una muerte, pero no todas generan el
mismo estupor social. Esta sólo ha generado alarma entre los suyos (que temen
ser tiroteados por otros cadáveres políticos) y entre los medios de comunicación
hegemónicos, que han repetido como cacatúas el discurso oficial de la “consternación
nacional” cuando el resto seguíamos tratando de sobrevivir entre tanta mierda
muy alejados de esa pasarela de León en donde se consumó una venganza personal
cruzada de política, dinero e infidelidades… ¿no es todo lo mismo?
Hablemos ahora que todavía podemos. Los recursos públicos
con los que pagamos todos a las fuerzas de seguridad se están destinando en
este omento a investigarnos. Recalco el ‘nos’, porque no dedicarán ni un segundo a investigar la “apología del delito” cometida
por todos los que ayer escribieron demasiado juntas las palabras asesinato y
escrache. Esos no delinquen, esos hacen de corifeo a los brahmanes, siempre
necesitados de lameculos que adornen sus ritos.
Y después de esto… ¿quieren que participemos en su ritual
electoral? Que les den, a ellos y los de su casta.